A lo largo del tiempo, fueron muchos los hombres que dedicaron sus vidas y obras a los dioses negros del Inframundo. Artistas que directa o indirectamente vieron en las antiguas leyendas, más que una mera inspiración, la perfecta satisfacción a sus obsesiones más íntimas. Efectivamente, fueron muchos los artistas que dedicaron su obra y vida al entendimiento del reino subterráneo; pero pocos los que se consagraron como seres superiores, como artífices de lo mundano.
GOYA. [1746-1828] – EL MODERNISTA
FRANCISCO DE GOYA Y LUCIENTES comenzó su carrera artística tras el decline del barroco. Se caracterizó por su franqueza extrema a la hora de exponer sus creencias. Su genio y carácter fueron determinantes tanto en su obra como en su vida. Fue pintor de oficio, genio de vocación y loco por convicción. A lo largo de su vida viajó y aprendió las técnicas clásicas que se acostumbraban en su tiempo; ése fue el problema: clasicismos que le aburrían y le alteraban al grado de entregarse a las ansias de crear algo realmente nuevo y único.
Su temperamento explosivo le hizo acreedor a grandes críticas; pero de igual forma le permitió imponerse sobre estilos obsoletos y aburridos. En la mayor parte de su trabajo, el estilo romántico triunfó, llevándolo a consagrarse como el artista de moda [mote que lo sacudía sobremanera]. Era un hombre muy sexual que gustaba de la seducción y la voluptuosidad de sus modelos; a pesar de ello, se hizo de importantes clientes que lo llevaron a experimentar en diferentes terrenos de expresión, tales como el religioso, el social, el retrato y, sobre todo, el divino. En este sentido. Goya. el maestro, se entregaba a las visiones de pesadilla que, debido a su extraña enfermedad, coexistían con él. Fue un momento clave en su vida, ya que de pronto la idea de crear varias series de pequeños cuadros alusivos a la brujería resultaba ser un mero pretexto para encausar sus obsesiones con el misterio y, sobre todo, con el Inframundo. Éstos fueron SUS CAPRICHOS.
Sus Caprichos eran pequeñas escenas teatrales, donde la presencia del temor ante la muerte eran evidente; la muerte personificada como criaturas siempre terroríficas y sobrenaturales. Estos caprichos fueron protagonizados por gigantes, condenados a muerte, machos cabríos, brujas arrugadas y demonios alados. Pequeñas obras que demuestran su profundo interés por comprender el reino de lo invisible. Finalmente, tras satisfacer sus más bajas pasiones y haberse retratado enfermo, agonizante y rodeado por las parcas, el Maestro muere en Burdeos, Francia, el 15 de abril de 1828. Actualmente se le reconoce como precursor de las vanguardias pictóricas del siglo XX.
BLAKE [1757-1827] – EL POETA DEL INFIERNO.
Poeta, pintor y grabador inglés, nacido en Londres un 28 de noviembre. Creador de un estilo poético y pictórico único y de vanguardia, que en conjunto inquietó a una sociedad acostumbrada a los colores brillantes. Su poesía, así como toda su expresión artística, fue inspirada por visiones místicas que experimentaba desde muy pequeño. Comenzó a escribir oficialmente a la temprana edad de 12 años, y su carácter supuso el rechazo de las ideas del movimiento ilustrado a favor del estilo romántico.
Perdió la fe en la perfección humana, por lo que dedicaría su vida a encontrarla en el misticismo de lo divino. Sus poemas y demás textos se muestran con un estilo lírico poderoso y hasta divino; como costumbre, los acompañaba de ilustraciones que obligaban al lector a penetrar en sus mundos retorcidos de dioses caídos. A la fecha se desconoce el método que utilizaba para ilustrar su obra, pero lo cierto es que siempre se interesó por los temas religiosos como el Inframundo y las órdenes celestiales, por lo que con el tiempo se le consideró prerromántico, pues rechazó enérgicamente el estilo literario e intelectual del neoclasicismo: mientras tanto, su obra gráfica desafiaba las convenciones artísticas del siglo XVIII. Se caracterizó por defender la imaginación ante la razón, ya que consideraba que las formas ideales del universo debían construirse a partir de las visiones interiores.
Siempre fue evidente la influencia de MIGUEL ÁNGEL: se aprecia en la potencia del escorzo y en la musculatura exagerada. Gran parte de su pintura estuvo dedicada a lo divino, trabajó estrechamente con JOHN MILTON, cuya obra ilustró a pesar de rechazar su puritanismo: Creó una compleja mitología personal en sus LIBROS PROFÉTICOS, e inventó sus propios simbolismos para más tarde tener que tolerar la intolerancia que inspiraba su producción artística. Siempre se consideró un libre pensador, por lo que su obra fue inquietante y perturbadora para las masas acostumbradas a lo cuadrado del estilo romántico. El maestro murió en 1827 y fue enterrado en una tumba sin nombre, en Bunhill Fields. Más tarde un monumento sería erigido para él y su esposa. Podríamos resumir su vida en su frase más célebre: «La imaginación no es un estado: es la existencia humana en sí misma».
Artistas Infernales.
DORÉ. [1832-1883] – EL ILUSTRADOR DE LEYENDAS.
PAUL GUSTAVE DORÉ comienza su carrera a la temprana edad de 13 años, cuando dibuja sus primeras litografías para posteriormente publicar su primer álbum LES TRAVAUX D’HERCULES. Tuvo una vida ambivalente tras la muerte de su padre cuando tenía 16 años, pero a pesar de tal desgracia fue reconocido como un estupendo caricaturista y más tarde como un importante ilustrador de BALZAC y ALIGHIERI.
Ilustró de todo cuanto se le encargaba; sin embargo, una extraña casualidad se hizo presente en su obra: la mayoría de ilustraciones era de un origen místico, sobrenatural y mundano. Pareciera que el destino lo hubiera designado para ilustrar las historias más terribles de la humanidad. Con el tiempo su fama le precedía, hecho que lo confinaba al estudio para ilustrar obras legendarias de mentes trastornadas; un claro ejemplo, la obra magna de EDGAR ALLAN POE. EL CUERVO, fue ilustrada por el joven Doré. De igual forma ilustró los pasajes más relevantes de la BIBLIA. ANTIGUO y NUEVO TESTAMENTO, que tuvieron una nueva interpretación gráfica a manos de este talentoso ilustrador, quien, pese a su carácter taciturno y amable, se entregaba de lleno a la voluptuosidad de los textos que le eran entregados para trabajar. Se sabe que su mirada se perdía en la profundidad de las palabras en busca de una respuesta a sus inquietudes artísticas.
Fue en definitiva un Ilustrador de gran renombre, autodidacta y exuberante, con un ojo escrutador que atrapaba el fragor de las letras entregadas para imprimirlas en sendas superficies que hoy son veneradas por miles en el mundo. Gustave Doré ilustraría más de 120 volúmenes entre 1852 y 1883, mismos que se publicaron y reeditaron en toda Europa. Muere en París el 23 de enero de 1883, legando al mundo un mar de historias místicas y terroríficas grabadas en la memoria.
Pero, ¿por qué los artistas se ven tentados a cruzar las aguas del Leteo? Quizá por la misma razón que cualquier ser humano saludable suele hacer las cosas: por la curiosidad que corroe hasta el hueso, por la incertidumbre de descubrir aquello prohibido, comprenderlo, hacerlo propio o bien encontrar simplemente un lindo lugar donde descansar. Lo cierto es que los artistas suelen ser tan excéntricos que ni ellos mismos se entienden. Se reinventan a cada instante, aprovechando la más leve variación del viento. Cualquier fluctuación en el universo es un buen pretexto para reinventar la realidad y. ¿por qué no? Hasta el mismo paraíso.
Haagghhh nunca el pretencioso que juzga y utiliza critica para el mismo sonar «interesante» cuando no lo es… pero claro hay que dejar al intelectual melamame se sienta como todo un critico aunque sea solo aqui…
me encanta este sitio…
Como me gustan las ilustraciones de Gustavo Doré sobre la Divina Comedia.
Me gusta el titulo, es interesante el tema, un poco aburrida la narrativa y poco ilustrativa. Quieren hablar de personas que por actividad, se encargaban de ilustrar escenas, situaciones y manifestaciones imaginarias, pero sin invertir un poco en estimular eso precisamente en el lector.
Aun asi, excelente aporte Hery.
Saludos