Las personas que no se ven intimidadas y defienden sus derechos con uñas y dientes frente a poderosas organizaciones y gobiernos, nos dan la esperanza de que nosotros también podemos. Los valientes que les presentamos el día de hoy rechazaron vender sus casas, a veces con resultados divertidos e inesperados.
La dueña de esta propiedad, una mujer llamada Edith Macefield, se rehusó a venderla incluso después que le ofrecieron 1 millón de dólares. Posteriormente se convirtió en inspiración para la película Up!
Esta solitaria residencia contrasta con las lujosas casas en Suzhou, en la provincia china de Jiangsu.
Dado que no llegó a un acuerdo con las autoridades, el propietario de esta humilde residencia ahora vive en el medio de una calle.
Como la familia se negó a vender el terreno, decidieron construir el puente incluso sobre la propiedad.
Una pequeña iglesia impidió que el paisaje fuera tomado completamente por las grandes construcciones modernas.
Otro caso más en China, particularmente en Guangzhou, donde las autoridades tuvieron que construir una circunvalación alrededor de este condominio pues tres familias se negaron a dejar su residencia.
Randal Acker se negó a vender su pequeña propiedad en Victoria Downtown, y así se construyó un enorme edificio de la Universidad de Portland alrededor de esta pequeña casa.
El gobierno chino pavimentó la carretera alrededor de estos obstinados propietarios. Los habitantes finalmente terminaron mudándose, pero la casa se convirtió en un símbolo de resistencia contra estas empresas desarrolladoras.
El dueño de esta construcción, inspirada en la arquitectura gótica, rechazó vender su propiedad.
Esta pequeña residencia rodeada por un enorme edificio puede encontrarse en Melbourne, Australia.
Vera Coking inicialmente se negó a vender su propiedad a Bob Guccione, que pretendía construir un casino justo allí. Después, la mujer rechazó una oferta de Donald Trump.
Mary Cook se rehusó a vender su pequeña propiedad cuando todas las casas vecinas fueron demolidas. Actualmente, su casa parece muy apretada entre sus gigantes vecinos.
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Curioso que no hay un solo ejemplo de México. Como dice el otro comentario, todos tenemos un precio.
en mexico ya hubieran personas a espantarte o si no a matarte
ya hubieran mandado personas a *
Yo tampoco vendería mi casa, esfuerzos de mis padres, los recuerdos de mi infancia, no hay dinero que compre eso.
Pienso que la mayoria de los casos mas que honorabilidad, principios ,ir contra el sistema ,apego al hogar y demas cosas por el estilo ,fue mas cuestion de dinero, simplemente pedia mas de lo que les estaban dispuestos a pagar, al final de cuentas todos tenemos un precio, por ejemplo la imagen 3 no tendria sentido construir la calle si no iba a poder ser transitable e de suponer wue posteriormente llegaron a algun acuerdo economico ya que ninguna empresa gastaria millones pavimentando algo que no seria usado
Además, el soportar la construcción por quien sabe cuanto tiempo, ruido, trabajadores, basura, materiales, eso es algo que solo siendo sordo y ciego dejarían pasar.