En la ciudad de Narcisse, en la provincia canadiense de Manitoba, junto a la primavera llega una avalancha de turistas ansiosos por observar a las decenas de miles de serpientes que emergen en este lugar para la época de apareamiento. La región es particularmente fría, incluso para los estándares climáticos de Canadá, pero se ha convertido en el sitio predilecto para estos animales.
Cada año, las serpientes emprenden un ritual reproductivo que atrae miles de visitantes, tanto profesionales que trabajan con la especie como amantes de la misma. Narcisse es el lugar elegido por las serpientes gracias a una extensa red de cavernas que el agua ha erosionado durante miles de años sobre la piedra caliza bajo la superficie.
Las serpientes emergen cada primavera durante aproximadamente 10 días, aunque no tienen una fecha exacta pues todo depende del clima. Las lluvias, temperaturas poco favorables e incluso los días nublados pueden provocar que se mantengan en el subsuelo. Con el paso del tiempo, el fenómeno se ha observado principalmente a inicios de mayo, por lo que los paseos para ver a las serpientes han sido relacionados con el Día de las madres. Sin embargo, en esta primavera particularmente fría para la región se observó hasta finales de mayo.
Los pozos de las serpientes.
Robert Mason, profesor de biología de la Universidad del Estado de Oregon, sugiere que podríamos estar ante la mayor concentración de serpientes en el mundo entero. Este científico no ha dejado de visitar Narcisse desde hace casi cuatro décadas.
Narcisse es casi una ciudad fantasma. El edificio más grande que se puede encontrar por allí es una estación de servicio que abandonaron hace muchos años. El lugar es visitado frecuentemente por investigadores que suelen llevar a cabo su trabajo en propiedad privada. Sin embargo, el servicio de vida salvaje de Manitoba ha establecido un parque para las madrigueras de las serpientes de forma que no sean molestadas. Se estima que los pozos al interior de este parque albergan alrededor de 70 mil serpientes.
Estas serpientes no son venenosas, e incluso su mordida asemeja más a un golpe que a una herida punzante. El parque se ubica al norte de la ciudad y es un lugar muy seguro. Las personas que lo visitan pueden hacer un día de campo o explorar los senderos de piedra que recorren el bosque circundante.
Al interior del parque se ubican cuatro grandes madrigueras. Este año, la madriguera número dos presentó la mayor actividad del área. Con el diámetro de un gran comedor y una altura aproximada de 15 metros, parecía que el pozo estaba cubierto con vegetación. Sin embargo, una observación más cuidadosa revelaba que se trataba de una gigantesca aglomeración de serpientes, las más grandes con un largo aproximado de 45 cm y el grueso de un dedo pulgar.
Esferas de serpientes.
Estas últimas son las hembras, que suelen encontrarse entrelazadas en pequeñas esferas de serpientes machos, considerablemente más pequeños. Estas esferas de serpientes representan una de las mayores atracciones del lugar, pues los curiosos suelen levantarlas y balancearlas.
Abby Tye, la única guía del parque, explica que cuando estas serpientes emergen no lo hacen para alimentarse o regresar a su hábitat en los pantanos a decenas de kilómetros de distancia. Lo único que buscan es la posibilidad de aparearse. El único problema es que por cada hembra hay una centena de machos.
Mason explica que las esferas de serpientes no cuentan con el consentimiento de la hembra. De hecho, los machos intentan aparearse a la fuerza con el objetivo de irritar a la hembra para que abra una glándula repelente en un intento por alejarlos. Curiosamente, la apertura de esta glándula también permite que uno o dos machos la copulen.
Falta complementar la información con el nombre de la especie: es la serpiente jarretera, en mi ciudad las llamamos «cuijeras» y cada año suelen pasar frente a mi casa a finales de octubre.
En mi pueblo se les conoce como «chicoteras», ya me tocó que me golpeara una cuando niño… Doloroso pero sin efecto a largo plazo…