Nadie te prepara para ser padre de tus padres

Cuando llegamos al mundo somos hijos y esperamos mantenernos en esa condición toda la vida. Siendo amados, mimados y educados. Que nuestros padres derrochen dosis gigantescas de amor a través de todo nuestro camino por la vida. Que cuando la vida duela tengamos un regazo materno sobre el cual regocijarnos. Que cuando la vida se torne angustiante, encontremos en nuestros viejos el consejo sabio. Cuando eso nos llega a faltar, siempre hay un vacío, un sentimiento extraño de que somos la excepción.

pintura padre e hijo sentados mesa
Jim Surkamp

Incluso cuando somos adultos, buscamos reconocer nuestra infancia en los ojos de nuestros padres. Secretamente deseamos sus cuidadosas atenciones, como esa comida favorita el día de nuestro cumpleaños o la camisa del equipo de fútbol si estamos en su casa.

Nunca se está preparado para cambiar de lugar en esta relación.

Es complicado aceptar que nuestros padres envejecen. Entender que esas pequeñas limitaciones que empiezan a mostrar no se deben a la pereza o el desdén. Que si se les olvidó dar un mensaje no es por qué no les importe nuestra urgencia. Que si nos piden que les repitamos las cosas es por qué ya no escuchan muy bien – y a veces no es sordera, sino simple distracción. Nos lleva mucho tiempo aceptar que ya no son los mismos – iba a decir “superhéroes”. No podemos ni debemos compartirles toda nuestra angustia, pues para ellos las proporciones son mucho mayores y ahí todo se desequilibra: el ritmo cardiaco, la presión arterial, el índice glucémico o el equilibrio emocional.

Poco a poco vamos haciéndonos ceremoniosos por amor. Intentando hablarles de aquello que es evitable. Así, sin quererlo, empezamos a invertir los papeles de protección. Empezamos a intentar proteger a nuestros padres de las desventuras de este mundo.

Les decimos que nos va bien, a pesar de que estamos en crisis. Amortiguamos el diagnóstico del pediatra para que la enfermedad del nieto parezca algo simple. Escondemos los problemas matrimoniales para aparentar que construimos una familia duradera. Filtramos la angustia que puede ser temporal en lugar de compartir cualquier problema. No tienen por qué preocuparse: estaremos bien al final del día y si no, al final de nuestras vidas. Sin embargo, cuando cambiamos esos pequeños detalles en la relación, nos vamos quedando un poco huérfanos. Nos mantenemos con los ojos abiertos en el medio de la noche sin poder correr llorando a la cama de nuestros padres. Les ocultamos nuestro temor a quedarnos sin empleo, pareja o casa para que no sufran sin necesidad, y así nos quedamos solos en esa espera, sin un regazo, un abrazo o una sonrisa para consolarnos.

Entre más pierden su vigor, audición, memoria, más solos nos vamos sintiendo, sin entender por qué sucedió lo inevitable. Incluso puede aparecer un conflicto interior por esperar que ellos reaccionen al envejecimiento del cuerpo, que peleen más a su favor, sin darnos cuenta, en nuestra propia confusión, que ya no tienen la misma conciencia que nosotros, no tienen forma de impedir el paso de los años y que tienen, sencillamente, el derecho a sentirse cansados.

En medio de todo esto puede llegar el día que nuestros padres se transformen, sí, en nuestros hijos. A los que debemos recordarles que hay que comer, tomar un medicamento o pagar una cuenta. A los que es necesario guiar en las calles o darles la mano para que no caigan en las escaleras. A los que debemos preparar para mandar a la cama. Y quizá alimentarlos, llevando una cuchara hasta su boca.

Y serán hijos más difíciles por qué no recuerdan quienes son sus padres. Reaccionarán a tus primeros regaños porque saben que, en el fondo, crees que les debes obediencia. Minimizarán tus primeros argumentos e intentarán demostrar que aún son independientes, incluso cuando ese momento haya pasado, pues es difícil imaginarnos sin el control total de nuestras propias rutinas. Pero cederán de forma paulatina, cuando la fuerza física o mental se reduzca y puedan encontrar en tu amor por ellos un equilibrio para todos los cambios que los atemorizan.

No será fácil para ti. No es la lógica de la vida. Incluso si eres padre, nadie te prepara para ser padre de tus padres. Y si no lo eres, tendrás que aprender las peculiaridades de este papel para proteger a los que amas.

Si puedes, sonríe frente a sus comentarios seniles o cuéntales un chiste mientras comen juntos. Escucha aquella historia repetida hasta el cansancio como si fuera la primera vez y haz preguntas como si todo fuera inédito. Bésalos en la frente con toda la ternura posible, como cuando pones a un niño en la cama, prometiéndole que cuando abra los ojos, a la mañana siguiente, el mundo aún estará allí, como antes, intocable, para que juegue.

Por qué si has llegado hasta aquí al lado de tus padres, con licencia para interferir en sus vidas, fue porque tuvieron un largo camino de amistad. Y si te propones vivir ese momento con toda la intensidad, no harás más que demostrar lo grande que es tu capacidad de amar y retribuir el amor que la vida te ofreció.

27 comentarios en “Nadie te prepara para ser padre de tus padres”

  1. ¿Y qué pasa cuando tú mamá y papá no se respetan, siempre están peleando, sí ella dice negro él dice blanco? Borracheras constantes, él viendo la tv todo el día como «bobo» y no platica nada con ella, él arrogante diciendo siempre «yo no necesito a nadie, para eso tengo dinero» y ella sobajada toda la vida, sí no sale con él no sale, es más ni siquiera hace el intento por salir sola, ní siquiera se lo imagina, no la dejaron tener amigas de su elección, sólo tener «amistades» seleccionadas por él, no fue, no va ní irá a eventos del gusto de ella sino sólo a los eventos que él decida, una «macho» en todos los sentidos y ella una mujer sumisa incluso hasta golpeada física y lo peor mentalmente, no es agradable ver a tú mamá y papá así, los recuerdos felices de niño claro que los hay pero son pocos, mis hermanas y hermano viviendo tranquilos y juguetones, en fín, sólo quise externar mí opinión sobre este artículo, no todas las mamás y papás son como un cuento en donde todo es color de rosa.

  2. hace 29 años con 15 años de edad me toco ser el padre de mi awelo; lo vi morir en la cama del hospital, mientras los medicos trataban de revivirlo, mi padre ya se iba del hospital cuando por una ventana del segundo piso le grite que regresará, ya no lo alcanzo a ver con vida.

  3. Victor Manuel Walle

    Hery, admiro todo tu trabajo, yo al igual que muchos de los que visitamos tu página constantemente, me hicieron pensar en lo afortunados que somos al tener aún con vida a alguno o a los dos padres, un abrazo de luz para todos!

  4. MADRE MIA 9 meses en tu vientre, toda la vida en mi corazon.
    Gracias por enseñarme a distinguir entre lo bueno y lo malo, y por enseñarme a salir adelate sin importar la advercidad,la llevare siempre en mi mente y mi corazon C.P.A te amo MAMA

  5. Aquí leyendo esto en el trabajo, me han salido unas lágrimas, que lindo párrafo y muy cierto, los padres son lo más maravilloso del mundo, vivo con mi mamá y esta sucediendo todo esto, me cuenta cosas muchas veces ya contadas antes, no es la misma de antes esta agotada, cansada por un cáncer, es muy triste, pero solo le agradezco todo lo que hizo por mi, y si volviera a nacer solo pido que ella vuelva a ser mi mamá.

    1. Victor Manuel Walle

      Acabo de ver tu post y no sé si ya no es tiempo, el cáncer es una enfermedad que es derivada del rencor u odio, no conozco el caso de ustedes, pero soy terapeuta en PsicoElectroBioMagnetismo, el cáncer tiene cura…

      Licua 2 hojas anchas y grandes sin espinas en la licuadora, agrégale 1 litro de miel, y 1/4 de lt de algún alcohol, puede ser tequila, whisky ron brandy etc, dale una copita antes de cada comida por 3 meses, he tenido la oportunidad de ver sus efectos y en 3 meses les dan de alta de Oncología

      Espero de corazón que sino tienes esta información a tiempo, puedas y puedan transmitirlo

  6. Gran post. Todos aquellos que hemos cuidado a un padre hasta la muerte, sabemos bien que te conviertes en el padre de tu padre, o madre. También soy papá y sé lo que es minimizar tus problemas para que tu madre o suegros no se angustien, con la soledad que ello resulta.

  7. precisamente por estos días tengo de visita a mi mamá de 75 años, este texto me hizo mucho sentido. es cierto, empiezan a necesitar ayuda para subir o bajar, se distraen y duermen mas…

    Su cariño incondicional de siempre… no concibo como será mi vida el día que ya no la tenga.

  8. «Por comentarios como este es que esta página termina enganchándome, porque entre los cosas jocosas y divertidas también te encuentras con publicaciones que te tocan el alma.»

    Tuve la oportunidad en solo un mes de ser prácticamente el padre de mi madre, me tocó cuidarla y darme el todo por ella. Lamentablemente ella murió y lo hizo justo cuando no estuve con ella porque estaba haciéndole unos estudios. Al final fui fuerte porque ella me enseñó a serlo y trate de no llorar porque en su corazón ella nunca deseó que yo sufriera…

    …basta de palabrerías, me tocó mucho el tema. Gracias.

  9. Bueno realmente si hay alguien que te prepara para esta y otras vicisitudes de la vida, se llama Jesús y en su palabra hay consejo y sabiduría. puedes leer el libro de Proverbios y el de Eclesiastés y te aseguro que no sales con las manos vacías.

    Saludos!

    Proverbios 23
    22Oye a tu padre, a aquel que te engendró;
    Y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies.
    23Compra la verdad, y no la vendas;
    La sabiduría, la enseñanza y la inteligencia.
    24Mucho se alegrará el padre del justo,
    Y el que engendra sabio se gozará con él.
    25Alégrense tu padre y tu madre,
    Y gócese la que te dio a luz.

  10. Tremendamente duro. Increíblemente triste. Me rodaron las lágrimas y no por lo difícil que es llevar el papel de padre de mis padres. Me dolió en el alma pensar en lo que ellos sienten. En lo cabr*n que debe ser darte cuenta de que vas perdiendo facultades aveces tan básicas como salir a la calle.

    Increíble aporte. Si no existía un instructivo para ser padre de tus padres… este post es un muy buen comienzo

  11. Un nudo en la garganta, no puedo derramar lagrimas porque estoy en el trabajo pero vaya que es cierto, y no estoy preparado, siento temor y angustia, ademas de balancear mis responsabilidades con mi familia. Debemos de ser la generacion que mas se preocupa por nuestros mayores.

  12. Justo ayer, mi madre, mi cabezita de algodon me contaba una historia por enesima ocasion, estuve a punto de decirle que ya me la habia contado, que bueno que no lo hice, este articulo me ha puesto en mi lugar, quien diablos esta picando cebolla en la oficina?

  13. Demonios Hery, me hiciste chillar……es muy triste pero es una dura realidad, no queda mas que estar para ellos hasta el último día y recordarles siempre que los amas y que pase lo que pase algún día volveremos a encontrarnos….

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