Mientras hacemos cuarentena procurando escapar del nuevo coronavirus, otros buscan infectarse por propia voluntad. Sin embargo, existe una razón altruista detrás de esto. 1 Day Sooner, una ONG estadounidense conformada por profesionales de la salud, busca voluntarios para probar la efectividad de las vacunas contra el Sars-CoV-2 en humanos.
Cabe aclarar que esta organización no está afiliada a ninguna empresa que financie el desarrollo de las vacunas. Por eso, hasta ahora no existe una previsión de la fecha en que los voluntarios tendrán que someterse a los experimentos. Independientemente de esto, la convocatoria ya acumula más de 7,000 voluntarios hasta el momento en que se escribe este artículo (28 de abril).
Pero, no se trata simplemente de experimentar con una y otra persona hasta encontrar la fórmula correcta. Para comprender lo que implica la creación de esta plataforma en el desarrollo de una vacuna, es necesario conocer cómo se conducirán las pruebas que nos lleven a una posible inmunización. El método clásico implica realizar experimentos con células y animales en laboratorios, y una vez que la vacuna está lista se procede a aplicarla en voluntarios humanos.
Desarrollo de una vacuna contra el coronavirus.
De forma aleatoria a estos participantes se les inocula el compuesto y placebos, y poco después regresan a continuar con sus vidas. Los científicos los monitorean regularmente para saber si el virus los infectó, y una vez que transcurre cierto tiempo cruzan los datos de todos los participantes para saber si la vacuna cumplió su cometido.
Si en el grupo que recibió el placebo se encuentra un mayor porcentaje de contagios en comparación con los que recibieron la vacuna, se tiene un buen indicio de que la vacuna es funcional. El gran problema para nuestra realidad es que este proceso puede llevar meses, incluso años.
Human challenge trials.
Una alternativa al clásico desarrollo de vacunas es el “human challenge trials”, un método menos conocido pero que ya se ha usado en el pasado. En este escenario, los voluntarios reciben la prueba de inmunización y se les infecta con el virus que causa la enfermedad. Y, a diferencia de los primeros, no vuelven a casa, sino que se mantienen en observación durante el periodo estimado de incubación del virus.
Este método es mucho más efectivo a la hora de identificar si se produjo una respuesta inmune o no, y también permite tratar al voluntario en caso de que la vacuna no funcione. Es este método el que desarrollarán en 1 Day Sooner con los voluntarios.
Hablando de efectividad, se sabe que empleando el método clásico los resultados poseen cierto margen de error, pues una vez que el voluntario recibe el compuesto o placebo continua con su vida normal (en el caso de Covid-19, empleando las medidas básicas de prevención). En esta situación es posible que la persona no desarrolle la enfermedad a causa de la inmunización o simplemente porque nunca se contagió.
Por otro lado, en los human challenge trials esa duda no existe. La enorme ventaja para la ciencia con este método es que se gana mucho tiempo. Los investigadores ya no tienen que hacer un seguimiento de los voluntarios durante meses, sino apenas por unas semanas. Y si no desarrollan la enfermedad en ese lapso, pese a que se les inoculó el virus, es una buena señal de que la vacuna está funcionando.
Por si fuera poco, con la plataforma de 1 Day Sooner las cosas se aceleran todavía más pues el reclutamiento de los voluntarios es casi automático.
Implicaciones económicas.
Aunque el proyecto facilita el contacto entre los laboratorios de investigación y los participantes, hay otras opciones que permitirían sacar provecho al riesgo. Por ejemplo, el Queen Mary BioEnterprises Innovation Centre, en Londres, ofrece a las personas que acepten participar en sus pruebas de vacunas la friolera de 3,500 libras (alrededor de 110 mil pesos mexicanos).
¿Por qué tanto dinero? Básicamente por que estás poniendo tu vida en riesgo. Pero, además del dinero, si llegas a enfermar de gravedad te garantizan una asistencia médica integral y preferencia en el uso de equipo de emergencia, como los famosos respiradores.
Infectar directamente a los participantes es un método que socorrido en el pasado para luchar contra múltiples enfermedades: cólera, gripe, malaria, fiebre tifoidea, dengue, etc. En una corrida de pruebas organizada el año pasado para desarrollar una vacuna contra la malaria, los participantes recibieron casi 2,500 libras.
A la fecha, el mundo mantiene seis vacunas potenciales en fase de ensayos clínicos (experimentación con humanos) para enfrentar la Covid-19. Además, aproximadamente 77 se encuentran en etapa preclínica, siendo probadas en animales de laboratorio. Si todo sale bien, los humanos tendríamos una vacuna contra esta enfermedad en aproximadamente un año.
Un año en qué exista (si es que no hay teorías conspiratorias en medio). Pero en qué la recibamos… unos años más. Y a eso agregarle quien la va a vender y cuánto va a costar OLV.