Morir solo, sin familiares, amigos o conocidos es una situación muy lamentable y triste. Este fenómeno social, que se ha vuelto algo común en Japón bajo el nombre de Kodokushi, incluye tanto las muertes por causas naturales como aquellos decesos no naturales. El alma del difunto es libre, quizá para trascender a otra realidad o simplemente desaparecer.
Sin embargo, pasarán muchos años antes de que su cuerpo se haga polvo y, mientras tanto, alguien tiene que disponer de los restos debidamente. En Japón, este negocio en constante crecimiento se conoce como “industria del fin”. Kojima Mei Yu, una joven japonesa de 26 años que ofrece esta clase de servicios de limpieza de restos humanos afirma que trabaja en “más de cinco muertes por mes”.
Parte de su trabajo consiste en tomar fotografías del lugar, pero aclara que no resulta conveniente revelarlas al público por su naturaleza tan cruda. De hecho, a esta mujer le resulta más conveniente elaborar representaciones en miniatura con las “escenas de muerte” para crear conciencia del problema.
“El número de personas que mueren en soledad crece año con año y los jóvenes figuran cada vez más. Con esto espero que todos entiendan el significado de la vida y la muerte, y sepan lo importante que es entablar relaciones con otras personas cuando se está vivo”, dice Kojima.
Cada vez más, los japoneses evitan ser los primeros en notificar el hallazgo de un muerto. La principal razón es que el proceso legal es algo engorroso, por lo que muchas personas simplemente lo ignoran, aunque noten la existencia de algo inusual en el entorno.
Una escena típica del Kodokushi. Tras un largo periodo en descomposición, el líquido del cuerpo terminó empapando la tela amarilla manchándola de negro.
Kojima dice que las personas sin relaciones sociales, que únicamente se dedican a trabajar para pagar las cuentas, fácilmente pueden convertir sus hogares en basureros.
La persona encontrada en esta escena murió a causa de un golpe de calor. La bañera tenía un dispositivo de calentamiento continuo, situación que terminó acelerando la descomposición. Cuando encontraron el cuerpo, dos semanas después de la muerte, la piel flotaba sobre la superficie y el agua se había teñido de marrón.
“Este hombre probablemente consultó el Manual del Suicidio antes de quitarse la vida. Entendió que después de morir, sus fluidos corporales se esparcirían por la habitación y el piso quedaría sucio. Entonces, el propietario buscaría a su familia y tendrían que hacerse cargo de las reparaciones, por eso colocó la lona en el piso”.
Si bien el dueño de la propiedad se marchó, las cuentas y toda clase de correspondencia siguieron acumulándose en la entrada.
“Las casas que se convierten en basurero aumentan cada vez más pues las personas no limpian. Las reglas para clasificar la basura se hacen cada vez más estrictas, por lo que una cantidad cada vez mayor de personas tienen problemas para deshacerse de sus desechos. Esta habitación parecía un vertedero”.
Que triste, morir en soledad (no estando solo) es lo que me da miedo, de hecho, creo que quien se queda solo ya esta muerto desde antes de perder la vida.
Interesante reflexión.
Problemas de Primer Mundo..
Me perturba, pero son muy buenas copias