Un grupo de psicólogos de la Universidad del Miño, en Portugal, realizó un estudio donde concluyó que las personas siguen una línea muy estándar de razonamiento cuando se trata del matrimonio: conservan relaciones disfuncionales por temor a perder toda la inversión – de tiempo, dinero o esfuerzo – que han puesto en ellas. Es un fenómeno psicológico conocido como “falacia del costo irrecuperable”. El estudio ha sido reseñado en la revista Current Psychology.
Falacia del Concorde.
Daniel Kahneman, psicólogo estadounidense que obtuvo el Premio Nobel de economía en 2002, realizó una extensa investigación sobre la forma en que las personas lidian con la perdida. En sus cátedras, Kahneman suele hacer una oferta a sus pupilos: “lanzaré una moneda al aire, si sale cara pierdes diez dólares. ¿Cuánto tendrías que ganar para aceptar la apuesta?”.
De forma casi invariable, las personas requieren una recompensa de veinte dólares o más para poder apostar. Existe un argumento evolutivo para esta aversión que los humanos tenemos con la pérdida: los individuos que preferían evitar las amenazas sobre ganancias más grandes, eran los que tenían mayores probabilidades de sobrevivir y transmitir sus genes.
Esto ayuda a explicar por qué algunas personas son tan reacias a renunciar a lo que tienen, aunque esa posesión no sea lo mejor para ellas. Esto es lo que se conoce como falacia del costo irrecuperable, y los psicólogos creen que se dispara cuando “una inversión previa sobre una opción conduce a inversiones constantes sobre la misma opción, pese a que no sea la mejor decisión”.
Por ejemplo, esto sucede en el póker cuando sigues apostando por una mano que vas a perder pues ya invertiste demasiado. En los negocios, sucede cuando inviertes una gran cantidad de tiempo o dinero en un proyecto, y te esfuerzas en terminarlo aunque no pinte nada bien. En el amor, es cuando las personas se mantienen en relaciones disfuncionales, incluso cuando saben que deberían renunciar a ellas.
El estudio.
La psicóloga Sara Rego y sus colegas presentaron dos situaciones hipotéticas a las personas. En una, 951 voluntarios reclutados a través de la lista de correo institucional de la Universidad dieron lectura a cuatro diferentes condiciones de relación antes de ser invitados a decidir si debían mantenerse en un matrimonio de diez años cada vez peor y sin relaciones sexuales, o terminarlo.
Las personas en la primera condición (de tiempo) dieron lectura a la misma descripción, pero con tan solo un año de matrimonio, en lugar de los diez años. En la segunda condición (de dinero), la diferencia era que habían adquirido una casa juntos. En la tercera condición (de esfuerzo), que la pareja “realizó un enorme esfuerzo” para cambiar su situación y la cuarta correspondía al grupo de control.
La insistencia humana.
El segundo experimento presentó algunas variaciones mínimas. 275 personas reclutadas en el campus ponderaron dos escenarios: uno sobre una relación de diez años (“imagina que estás casado desde hace diez años con tu pareja”), y otro sobre la misma relación, pero con apenas un año de matrimonio.
En lugar de la dicotomía del primer experimento, en este los voluntarios especificaron durante cuánto tiempo se mantendrían en una relación que funcionara mal, esto en una regla marcada en un extremo con “durante ningún tiempo” y en el otro “mucho tiempo”.
Como resultado, los participantes de ambos escenarios marcaron el mismo punto en la regla, aproximadamente a la mitad. Sin embargo, la diferencia en días fue estadísticamente significativa: el grupo de un año invertía 289 días, mientras que el grupo de los diez años invertía 583 días.
La conclusión.
El grupo de investigación concluyó que la falacia del costo irrecuperable comanda la intuición de las personas sobre las relaciones. “En conjunto, ambos experimentos confirmaron la hipótesis inicial de que las inversiones en términos de tiempo, esfuerzo y dinero vuelven a los individuos más propensos a mantenerse en una relación en la que son infelices”, escribieron los autores.
Es un descubrimiento de mucho interés, aunque tiene que profundizarse, especialmente porque se abordó desde un punto de vista hipotético, y no verdaderamente empírico.
Buen articulo, creo que es mejor terminar una relacion que tengo de 3 años con mi novia, si bien es cierto le has «invertido» pero si las cosas no mejoran realmente le estas invirtiendo mas y mas, y sera mas dificil dejarlo. veamos la opcion del Tonayan.
Por cosas como éstas ya hay que echar a andar el «martians-connection», no Hery?
Dejé un matrimonio de 6 años… ahorita mismo voy de salida de una relación de 2 años y medio… ¡si no morí tomando Tonayan, no creo morir de amor!
xD
Jajajajaaaaa!!! Donde esta el maldito botón de like??
Es cuestión de acostumbrar la garganta… y el corazón xD