En la localidad de Lafayette, Indiana, Estados Unidos, el Lahr House Hotel tiene fama de lugar histórico como el primer sitio de hospedaje que abrió en el lugar. Sin embargo, muchos lo recuerdan por un acontecimiento extremadamente macabro. El 10 de junio de 1876, un huésped llamado James Moon se registró en el hotel portando un baúl de dimensiones considerables. Curiosamente, el equipaje no llamó la atención del personal.
James Moon: inventor, comerciante y algo más.
Moon, que por esa época tenía 37 años, vivía en la granja de una comunidad cercana junto a su esposa y seis hijos. Solía viajar a Lafayette con tanta frecuencia que el personal del hotel lo conocía muy bien por sus anteriores estadías. También tenía fama de inventor y comerciante de toda clase de «artilugios», por lo que a nadie le pareció extraño el baúl en sí.
Sin embargo, cuando se registró en el hotel solicitó a la recepcionista una habitación tranquila argumentando que tenía el sueño ligero y no deseaba ser molestado. Tras escuchar algunas opciones, Moon decidió hospedarse en una habitación del tercer piso ubicada en la parte trasera del hotel, y especificó que sólo estaría un par de días.
Se instaló en la habitación y al poco tiempo salió a hacer algunas diligencias a la ciudad. Aunque era un hombre reservado, al encontrarse con uno de los propietarios del hotel le comentó que trabajaba en «perfeccionar una patente de considerable importancia». Mientras hacía esas diligencias por la ciudad, Moon se dirigió a una ferretería cercana y compró una pesada cabeza de hacha. Después, se acercó a una fundición y solicitó dos gruesas planchas de hierro.
En la fundición, indicó al personal que perforaran agujeros en la cabeza del hacha y las planchas de hierro, argumentando que construía una máquina para frutas. Mientras realizaban su encargo en la fundición, fue a una barbería para afeitarse y posteriormente se detuvo en una farmacia para adquirir algodón y cloroformo.
Construyendo la máquina.
Para finalizar, regresó a la fundición y cargó todo en el pesado baúl que llevaba en la carreta. Tras visitar a varios compañeros con los que había peleado en la guerra civil, Moon regresó al hotel y dio instrucciones para que cargaran el baúl hasta su habitación. Como tenía casi 2 metros de alto y pesaba más de 90 kilogramos, el baúl resultaba muy pesado como para que Moon lo transportara por su cuenta.
Así, solicitó la ayuda de un par de botones para que lo cargaran hasta el tercer piso. Con el tema del equipaje resuelto, Moon les entregó una propina y se encerró en la habitación.
El domingo 11 de junio, una mucama llamada Bridget Clogan tocó varias veces a la puerta de la habitación para hacer limpieza, pero nadie respondió. Por la tarde volvió a intentar y, al no obtener respuesta, solicitó la llave maestra para ingresar a la habitación. Lo que descubrió en ese lugar le produjo tal impresión que el grito resultante alertó a los huéspedes en las habitaciones aledañas.
El suicidio de James Moon.
Dos huéspedes acudieron al lugar y encontraron el cuerpo decapitado de Moon atado al piso con la cabeza cerca. Lo que supuestamente era una máquina para frutas, terminó convertido en una especie de guillotina con la que Moon se cortó la cabeza. Hablamos de uno de los suicidios más extraños registrados en la historia.
Inmediatamente, el personal del hotel solicitó la presencia de la policía, que llevó a cabo un meticuloso análisis en la escena del crimen. Supuestamente, cuando James Moon se registró en el hotel trasladaba en el baúl las piezas desmontadas de la guillotina. Una vez que consiguió las planchas de hierro y la cabeza de hacha, ensambló el dispositivo cuidadosamente en la privacidad de su habitación.
Una máquina de muerte.
En esencia, la máquina construida por Moon consistía de un hacha ancha sujeta a un brazo de madera articulado que giraba sobre una bisagra atornillada al suelo. En la cabeza del hacha se encontraban dos gruesas barras de madera atornilladas que proporcionaban contrapeso. Pero, el ingenio del suicida fue mucho más allá. Utilizando una caja de jabón se aseguró de mantener su cabeza estable.
Además, situó un gran bloque de madera bajo su cuello para cerciorarse que el golpe de la cuchilla sería sólido. Posteriormente, ató cuidadosamente una cuerda al brazo de madera y el otro extremo al alfeizar.
Sólo faltaba que Moon encendiera una vela junto a la ventana, de forma que la llama cortara la cuerda. Esto proporcionaba a Moon tiempo suficiente para acomodar su cabeza antes que la cuerda terminara de romperse. El peculiar método suicida funcionó al primer intento, proporcionando un macabro testimonio sobre el ingenio de Moon.
La investigación policial.
Dado que el hombre no escribió una nota de suicidio, los habitantes de Lafayette quedaron desconcertados por los motivos que llevaron a Moon a quitarse la vida de una forma tan extraña. Según el peritaje policial, James Moon había estado muerto durante 10 horas antes que descubrieron su cadáver, por lo que la hora de su muerte se situó en torno a las 7:00 de la mañana del domingo.
Trasladaron el cuerpo a una funeraria cercana y su viuda, Mary, realizó los trámites para llevarlo a casa. Se desconoce el tiempo que invirtió el personal del hotel limpiando esa habitación hasta que volvieron a alquilarla.
Como puedes suponer, la prensa dio rienda suelta a toda clase de historias sobre el extraño suicidio de Moon. La cobertura más importante provino de un periódico local en Lafayette, que también reveló detalles íntimos sobre la vida de Moon. Se supo que había aprendido herrería de forma autodidacta y, en múltiples ocasiones, intentó desarrollar una máquina de movimiento perpetuo.
Sin embargo, los detalles más importantes sobre la muerte de James Moon resultaron de la investigación forense y diversos testimonios de personas que conocieron en vida al inventor.
Obsesión por la muerte.
La mayoría refirió a Moon como un hombre educado y amable con su familia. Al ser hijo de un ministro cuáquero, no resultaba extraño que estuviera familiarizado con el estudio de la Biblia. Pero, curiosamente, se inclinaba por el ateísmo. Otras personas describieron una extraña fascinación de Moon por las máquinas de muerte. Un vecino llamado O.W. Phillips mencionó que, en 1875, Moon le había dicho que podía construir una “máquina de muerte superior a todo lo inventado”. Finalmente, el juez determinó que se trató de un suicidio, aunque sus motivos para quitarse la vida se fueron con él.
James Moon fue sepultado en un cementerio cerca de su granja. Por otro lado, la guillotina empleada por el suicida fue exhibida durante varios años en un recinto de Lafayette. Miles de personas acudieron a ver la máquina de muerte de Moon antes que fuera totalmente desmontada.
Morir con estilo, creo
Casos raros de suicidio, como el del tipo que se suicidó usando un globo de helio y un arma: