La Agencia Central de Inteligencia en los Estados Unidos (CIA) invirtió millones de dólares y cientos de horas-hombre en el desarrollo de un gato cyborg. La operación Acoustic Kitty se implementó en la década de 1960, en plena Guerra Fría, con el objetivo de espiar a los soviéticos.
La confirmación sobre la existencia de este extraño proyecto se hizo posible gracias a una serie de documentos desclasificados producidos en la década del 60. Además de múltiples testimonios proporcionados por la comunidad de inteligencia que participó en aquel conflicto. En 2013, en el libro Frankenstein’s Cats se proporcionaron detalles inéditos sobre el concepto.
Gatos cyborg.
Esencialmente, los estadounidenses buscaban implantar un micrófono en el canal auditivo de un gato. Así como un diminuto transmisor de radio en la base del cráneo del animal. Una vez equipado, el gato espía sería entrenado para ingresar en las embajadas soviéticas (incluso hablaban de desplegarlo en el Kremlin). Allí registraría toda clase de conversaciones que, posteriormente, recibirían los agentes de la CIA en un punto distante.
En esos documentos consta que la agencia desarrolló varios experimentos e intentó múltiples técnicas para guiar al gato espía mediante comandos auditivos, como si se tratara de un carro a control remoto. Victor Marchetti, quien trabajó como asistente especial del director adjunto de la CIA en esa época, afirma en el libro The Wizards of Langley que se invirtió mucho dinero en este proyecto.
Además, agregó que uno de los gatos murió accidentalmente durante un experimento en el mundo real. Simplemente lo atropelló un taxi. Tras formar parte de la misma, Marchetti se convirtió en un duro crítico de la comunidad de inteligencia de los Estados Unidos. Este sujeto ha revelado algunas ideas controversiales y dudosas, muchas de las cuales se consideran teorías de conspiración.
En los documentos se especifica que el proyecto fracasó, y la agencia la consideró una propuesta inútil. “Estamos satisfechos con lo que es realmente posible”, puede leerse en el informe Views on Trained Cat. Además, advertían que el programa “no se prestaría de forma práctica a nuestras necesidades altamente especializadas”.