Jóvenes japoneses rechazan el matrimonio

Uno de cada cuatro treintañeros en Japón no considera el matrimonio entre sus planes a futuro. Los japoneses rechazan el matrimonio por aspiraciones profesionales, el deseo de libertad personal y el hecho de que resulta más fácil relacionarse con un manga. Para estas personas, el matrimonio es “mendoukusai”, una palabra japonesa que puede traducirse como “apesta a problemas” o “complicado”.

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¿Por qué los japoneses rechazan el matrimonio?

Sho tiene 37 años de edad, no planea casarse y afirma sentirse en total plenitud. Su trabajo le genera dinero suficiente como para llevar una vida cómoda. Además, cuenta con amigos con los que sale regularmente y pasatiempos para la recreación. La guía no escrita de las normas sociales señalaría que lo único que le “falta” es una esposa. Sin embargo, Sho disfruta mucho la soltería.

El mes pasado, el gobierno japonés divulgó un estudio que le resulta especialmente preocupante. Detectaron a un grupo poblacional integrado por individuos que rondan los 30 años. Personas que nunca se casaron y no tienen la menor intención de hacerlo. Para un país como Japón, donde la sociedad está envejeciendo y reduciéndose velozmente, el crecimiento de un grupo con estas características resulta alarmante.

En 2022, un informe sobre géneros detectó que el 26.5% de los hombres y 25.4% de las mujeres que rondan los 30 años optaba por llevar una vida célibe. Una cifra que parece corroborarse en el 19% de los hombres y el 14% de las mujeres en los 20 años. Hablando de matrimonio, 2021 fue un año particularmente malo para los japoneses. Se registraron apenas 514 mil casamientos, la cifra más baja desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Y una caída drástica respecto a los 1 029 000 matrimonios registrados en 1970.

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En Japón, el matrimonio es mendoukusai.

Según el estudio patrocinado por el gobierno, las mujeres japonesas no quieren casarse para aprovechar su libertad, desarrollarse profesionalmente y por rechazo a la tradicional idea de las amas de casa. Esto significa que no les interesan las labores domésticas, la crianza de los hijos y el cuidado de los ancianos.

Por otro lado, los hombres también admitieron que la libertad es prioritaria, pero agregaron que prefieren la soltería a causa de las preocupaciones relativas a la seguridad financiera. En otras palabras, temen no ganar el suficiente dinero para mantener una familia.

Sho, que vive al norte de Tokio en la prefectura de Saitama, es uno de esos hombres. “Me siento feliz. Puedo hacer lo que quiera, cuando quiera, y no tengo que considerar a nadie. Puedo quedarme despierto hasta muy tarde, jugar en la computadora, ver la película que yo quiera o pasar un rato con mis amigos. Me gusta eso”.

«Algunos de mis amigos por supuesto que se casaron, y cambiaron mucho. Ya no nos vemos tan seguido. Es bueno para ellos, pero tener una novia o contraer matrimonio me resulta ‘mendoukusai'».

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La reducción de la población en Japón.

En la conclusión del estudio, el gobierno japonés advierte que la idea tras la tradicional familia japonesa cambió. Además, el matrimonio ya no es visto como una red de seguridad que garantiza una vida estable. El Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar presentó estadísticas donde se confirma que, en 2021, nacieron 811 604 niños, casi 30 mil bebés menos que en 2020. Evidentemente, el órgano de gobierno atribuyó esta caída en la natalidad a la pandemia.

El promedio de hijos por cada mujer se conoce como índice de fertilidad. Pues en Japón, esa cifra disminuyó por sexto año consecutivo alcanzando 1.3. Como en 2021 murieron 1.44 millones de japoneses, la población se reduce mucho más rápido de lo previsto. Fenómeno que coincide con la acelerada reducción demográfica en China.

Aya Fujii, una psicóloga japonesa que colabora en un programa gubernamental de asistencia al empleo en Tokio, señala que el índice de fertilidad viene disminuyendo desde la década de 1970. Sin embargo, en los últimos años esta reducción se agravó y el gobierno de Japón se las está viendo negras para implementar políticas que amortigüen esta caída.

“En la sociedad se aprecian diversos motivos. Uno es que, a diferencia de otros países, los salarios en Japón básicamente son los mismos desde hace muchos años”, dice Fujii. “Esto significa que, para muchos jóvenes, la idea de tener una familia se traduce en una carga financiera excesiva”, explica la especialista.

Las causas del rechazo al matrimonio en Japón.

Son cada vez más las mujeres japonesas que optan por el mundo laboral. Abandonando la idea de construir una familia para desarrollarse profesionalmente. También existen mujeres que ya son madres y, de hecho, disfrutan tener una carrera y desean continuar ejerciendo. Pero, las presiones de un trabajo dificultan la crianza de los hijos. Por eso las nuevas generaciones tienden a conservar su soltería.

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“También aprecio que existen muchos jóvenes que disfrutan de los mangas y películas de anime. Prefieren esto a encontrarse o conversar con personas en la vida real”, dice Fujii. “Los personajes en esta clase de historias no discuten y reclaman, por lo que simplemente resulta más cómodo para muchos. Me parece que muchos jóvenes modernos carecen de habilidades sociales, situación que empeoró desde que las familias optaron por tener un solo hijo. Este niño creció sin interacción, por lo que nunca desarrolló las aptitudes sociales que se requieren más tarde en la vida”, agregó.

La psicóloga no cree que exista alguna forma de evitar que la población japonesa se siga contrayendo. “Después de todo, a los japoneses de entre 20 y 30 años incapaces de comunicarse con miembros del sexo opuesto les resultará muy difícil encontrar una pareja. Y el patrón nacional, de una población menguante, seguirá vigente”.

2 comentarios en “Jóvenes japoneses rechazan el matrimonio”

  1. Supongo que en el último punto tendrá razón de peso, yo fui hija única, no estoy acostumbrada a la relacionarme con personas, y también me siento bien sola. Pienso en el matrimonio como algo que si llega a suceder lo acepto y si no llega también, no se me va la vida en eso, la disfruto de ambas maneras.

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