La isla de los Faisanes es un islote de 200 metros de largo. Se ubica en medio del río Bidasoa, el cuerpo de agua que delimita la frontera entre Francia y España. Un dato curioso sobre esta pequeña porción de tierra es que la gobiernan ambas naciones. ¿Cómo sería posible? Básicamente, alternando entre un país y otro cada seis meses.
Como sucedió con El Chamizal en México, la inusual gobernanza de esta porción de tierra es consecuencia de una rivalidad histórica entre franceses y españoles. Pocas personas conocen la isla, que se ubica en el Golfo de Vizcaya justo frente a las ciudades fronterizas de Irun y Hendaya. Mike MacEacheran, un periodista turístico, señala que supo de ella por casualidad mientras recorría la región en compañía de la arqueóloga Pía Alkain Sorondo.
La importancia histórica de la isla de los Faisanes.
La isla de los Faisanes tiene la forma de una quesadilla, y se encuentra a 20 metros del territorio francés y apenas a 10 metros del lado español. Justo en su centro se levanta un enorme monumento con las características de una lápida. La construcción celebra aquella histórica reunión donde se firmó el Tratado de los Pirineos, mediante el que ambos países alcanzaron la paz en 1659.
“Aprender de la historia tras este lugar resulta revelador”, dijo Sorondo, citada por MacEacheran. “Prácticamente es una isla fantasma”, se lamentó. Otro aspecto llamativo sobre este sitio son los múltiples nombres que recibió a través de los años. El nombre actual: isla de los Faisanes, Faisai Uhartea (euskera) o Île des Faisans (francés) es producto de un error.
Error de traducción.
El famoso novelista Víctor Hugo visitó la isla en 1843 y se retiró profundamente decepcionado. “No hay faisanes en la isla de los Faisanes”, dijo. Y vaya que tenía razón, pues al islote solo llegan patos de collar y otras pocas aves migratorias.
En la época del Imperio Romano, la isla se conocía como “Pausoa”, un término vasco que significa “pasaje” o “paso”. En la traducción al francés se obtuvo la palabra “Paysans” (campesinos), que después se convirtió en “Faisanes”. Al paso del tiempo, el nombre de isla de los Faisanes permaneció.
La isla de los Faisanes y el Tratado de los Pirineos.
En 1648, tras un cese al fuego al final de la Guerra de los Treinta Años, la isla de los Faisanes ganó relevancia histórica como un espacio neutral. Mismo que delimitó las nuevas fronteras entre Francia y España. Once años después, sirvió como escenario para la negociación del Tratado de los Pirineos.
En 1660, la monarquía de ambos países decidió celebrar la ocasión con una boda real. El rey Luis XIV de Francia se casó con María Teresa, hija del rey Felipe IV de España. Se construyeron puentes a ambas orillas, y la realeza acudió tanto en carruajes como en embarcaciones de Estado. Se sabe que el pintor Diego Velázquez estuvo tras la organización de las festividades.
En esa época, ambos países determinaron que la gobernanza de aquella tierra sería compartida. A partir del 1 de febrero y hasta el 31 de julio, España gobernaría la isla de los Faisanes. Francia tomaría el control los siguientes seis meses del año. Así surgió uno de los condominios más extraños del mundo.
Condominios.
Técnicamente, cuando decimos condominios nos referimos a territorios que se caracterizan por la existencia de más de un Estado soberano. El término deriva del latín condominium, donde com significa “grupo” y dominium “derecho de propiedad”. Generalmente, los condominios resultan tras una anexión geopolítica.
Alrededor del mundo existen porciones de tierra en situación de condominio. Tal es el caso del Área de Régimen Común Colombia-Jamaica. O Abyei, una porción de tierra reivindicada tanto por Sudan como por Sudan del Sur. Incluso existen condominios gobernados por tres estados soberanos, como el Lago de Constanza, cuyo control recae sobre Alemania, Austria y Suiza.
Si nos pasamos al agua, tenemos condominios fluviales como el del Río Mosela, que comparte los afluentes Sauer y Our entre Alemania y Luxemburgo. El golfo de Fonseca es otro condominio de Honduras, El Salvador y Nicaragua. Finalmente tenemos a la Antártida, gobernada por las 29 naciones que firmaron el Tratado de la Antártida.
Los gobernantes de la isla de los Faisanes se encargan de dar mantenimiento al muelle, conservar el jardín, vigilar los derechos de pesca y monitorear la calidad del agua. Rara vez se autoriza el ingreso de visitantes.