Investigación confirma que somos adictos al café en la oficina

¡Café, bendito tesoro de la naturaleza! Pocos pueden negar la sensación tan deliciosa y reconfortante que produce una buena taza de café. Nuestro fiel compañero al despertar, aliado inquebrantable en la oficina y el arma secreta que nos da un boost por las tardes. Honrando a la verdad, aquí amamos el café y no tememos gritarlo a los cuatro vientos. ¿Pero, se tratará de una adicción?

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En abril, la empresa de investigación de mercados OnePoll hizo un levantamiento de datos entre 2,050 trabajadores de oficina. Y los resultados de esta investigación no dejan lugar a dudas: el café es nuestro combustible favorito. El 66% de las personas entrevistadas mencionó que su primer alimento del día es una taza de café. Además, el 47% afirmó que tan pronto como llegan a la oficina corren por un café helado.

Y la cosa no se queda ahí, pues un 59% señaló que la bebida era la elección por defecto para un paseo relajante. Mientras que el 55% admitió que requerían una buena dosis de cafeína para sobrellevar el trabajo en el escritorio. Además, el 24% de los entrevistados advirtió que los lunes deseaban más café que cualquier otro día de la semana. Quizá estos datos no resulten tan sorprendentes, sobre todo porque la mayoría los experimentamos en carne propia.

¿Qué tanto afecta el consumo de café al bolsillo?

Responder esta pregunta no es nada complicado. Por ejemplo, la directora de marketing de Grupo Lavazza, Camille Vareille, tiene una idea interesante al respecto: “8 de cada 10 empleados admitieron que disponer de bebidas gratis en su sitio de trabajo los haría sentirse apreciados, y las bebidas gratuitas surgieron como principal beneficio en un intento por impulsar la productividad dentro de la oficina”.

Aunque parezca extraño, invertir en una variedad de bebidas para la oficina no solo ahorra tiempo y dinero para los empleados, de cierta manera los condiciona a regresar a su lugar de trabajo. De hecho, varias empresas se valen de esta estrategia para recuperar a sus empleados que hacen home office. Pero, hablando en términos económicos, ¿qué tan viable es hacernos dependientes de una bebida tan popular? Siendo más claros, las bebidas gratis (sobre todo el café) en la oficina funcionan como una descarga de felicidad entre los empleados.

En la encuesta realizada por OnePoll se encontró que cada trabajador desembolsa un promedio de US$ 6.27 para satisfacer la dosis diaria de cafeína. Hablamos de que gastan casi US$ 3 mil al año. Por si fuera poco, el tiempo promedio que les toma ir por un café oscila entre 16 y 17 minutos al día. Tiempo valioso que podrían aprovechar en otros asuntos.

¿Realmente somos adictos al café?

Muchas personas sienten orgullo al proclamar su “adicción” al café. Frecuentemente, el café es objeto de investigaciones científicas por su enorme aceptación en el mundo. De hecho, es la segunda bebida más consumida en el planeta, siendo superada apenas por el agua. Pero, cada una de las conclusiones en estas investigaciones científicas no dejan lugar a dudas: el café no causa adicción.

De hecho, nuestro gusto por el café tiene más que ver con un fenómeno psicológico que biológico. Es decir, es un gusto adquirido por el consumo habitual de la vida. Por eso, cuando nos acostumbramos a saborearlo religiosamente cada mañana y dejamos de consumirlo un solo día, experimentamos ciertos síntomas de abstinencia. En México, el consumo anual de café per cápita es de 1.7 kilogramos por persona. De hecho, si intercambiamos el café por cualquier otro alimento encontraríamos el mismo efecto.

Además, la mayoría de las investigaciones garantiza que los beneficios de beber café a diario son mucho mayores que los prejuicios. ¿Realmente somos adictos al café, o deberíamos iniciar una discusión sobre los beneficios del café en la oficina? Dejemos eso de lado por el momento. Por ahora, considero que lo mejor es enfocarnos en los beneficios de esta sustancia. ¡Y que viva el café!

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