En 2011, un poderoso tsunami devastó las costas de Japón. Ha pasado una década y, desde entonces, Yasuo Takamatsu no ha dejado de buscar a su esposa, Yuko. En aquella época la pareja vivía en la ciudad de Onagawa, en la prefectura de Miyagi, y la mujer desapareció en medio del desastre. Sin embargo, antes de eso alcanzó a enviar un último mensaje de texto a su esposo que decía: «¿estás bien? Quiero ir a casa«.
El hombre no ha dejado de buscarla desde entonces, y dice que no parará hasta dar con ella o hasta que la muerte lo reclame. Durante las primeras semanas, Yasuo se dedicó a buscar a su esposa en tierra comenzando por el área donde se le vio por última vez. Después recorrió las playas de Onagawa, los bosques y montañas circundantes.
Tras dos años de una búsqueda incansable y al no tener resultado en tierra, Takamatsu acudió a una tienda de buceo local para tomarle lecciones, pues quería buscar a su esposa en el mar. A lo largo de los últimos ocho años, Yasuo ha venido realizando inmersiones semanales que ya acumulan 500 jornadas de búsqueda bajo el agua.
Búsqueda implacable.
En todo ese tiempo su instructor de buceo, Masayoshi Takahashi, ha servido como apoyo moral y físico para el afligido esposo. De hecho, Masayoshi es quien lleva un registro exacto de las búsquedas que ha realizado Yasuo: las zonas exploradas, la profundidad de las inmersiones, la forma de cada búsqueda, etc. Desafortunadamente, a pesar de todo ese empeño el hombre no logró encontrar una sola pista de Yuko.
«Siempre he pensado que podría encontrarse en un lugar cercano», confesó el japonés en una entrevista para Associated Press. Y también dijo que seguiría buscando a su esposa mientras la vida se lo permitiera. Hablamos de un hombre de 64 años que, además de sus inmersiones semanales, colabora con el gobierno local en las búsquedas submarinas de los 2,500 desaparecidos que dejó el tsunami de 2011.
En esas inmersiones, Takamatsu ha localizado toda clase de artículos pertenecientes a los desaparecidos, pero nada que pueda ayudarlo a cerrar ese ciclo que mantiene abierto desde hace diez años. Hasta ahora sigue decidido a encontrar a su amada, y cada semana se pone su traje de buceo y arriesga su vida para intentarlo una vez más.
Vaya realmente le ama…