Dentro de la mitología griega, las Hespérides son unas primitivas diosas de la primavera que representan el espíritu fertilizador de la naturaleza, dueñas del jardín de las Hespérides, localizado en el extremo occidental del mundo. De forma estricta, el término Hespérides engloba a dos grupos distintos de deidades, que frecuentemente son confundidas.
El más antiguo es el de las tres diosas hespérides, que eran una representación de la luz de la tarde y el ciclo del atardecer. Según Hesíodo, son las hijas de Nix (la noche) y Érebo (la oscuridad). Sin embargo, también existen otras versiones sobre sus orígenes. Una de ellas las sitúa como hijas de Éter (la luz celeste) y Hemera (luz del día).
El otro grupo es el de las siete ninfas hespérides, o ninfas de poniente, cuyo origen también es controversial. Según la versión más popular, resultaron de la relación entre el titán Atlas y la diosa Hésperis. También fueron descritas como descendientes de Zeus y Temis o de Forcis y Ceto.
Las diosas.
Las diosas Hespérides se pasean por los cielos y son responsables de iluminar todo el mundo con la luz de la tarde. Así es que forman parte del ciclo del día: Hemera ofrece el día, las Hespérides el atardecer y Nix cierra el ciclo con la noche.
Las tres diosas Hespérides están representadas por:
- Egle – «la radiante» – diosa de la luz rojiza de la tarde.
- Eritia – «la esplendorosa» – diosa del esplendor de la tarde.
- Héspere – «la crepuscular» – diosa del crepúsculo vespertino.
Las Hespérides tienen atributos semejantes al de las Horas (que gobiernan las estaciones del año) y Cárites. Junto a Hemera (el día), integraban el sequito de Helios (el Sol), de Eos (la Aurora) y de Selene (la Luna), iluminaban el escenario y revelaban la danza de las Horas, de quien se hacían compañeras. Con las Cárites, las Hespérides cantaban en coro, con voz maravillosa, junto a las nacientes susurrantes que emanaban ambrosía y acostumbraban a ocultarse entre repentinas metamorfosis.
Las ninfas.
Las ninfas hespérides, también conocidas como ninfas de poniente, habitaban en el extremo occidental, no muy lejos de la isla de los bienaventurados, en las márgenes del océano. Poseían el don de la profecía y la metamorfosis. Eran hermosas, alegres y representaban la fertilidad de la tierra. Habitaban un bello palacio ubicado frente al jardín de los árboles de las manzanas de oro. A medida que el mundo occidental se fue haciendo conocido, se situó la localización del país de las Hespérides junto a la montaña Atlas.
La paternidad de estas ninfas resulta muy controversial como se mencionó arriba. Según Evémero, Hesperus, la estrella de la tarde, tuvo una hija llamada Hespéride que junto a Atlas, su tío, engendró a las ninfas Hespérides.
Las ninfas tenían el don de controlar a voluntad a las bestias salvajes y se consideraban guardianas del orden natural, de las fronteras entre el día y la noche, de los tesoros de los dioses y también de las fronteras entre los tres mundos.
Jardín de las Hespérides
El jardín de las Hespérides se consideraba el más hermoso de toda la antigüedad. Cuando Hera contrajo matrimonio con Zeus, Gea obsequió como regalo de bodas algunas manzanas de oro. Hera las encontró tan bellas que las hizo plantar en su jardín.
El jardín de las Hespérides se conocía como jardín de los inmortales, pues tenía un huerto que albergaba árboles mágicos de donde nacían las manzanas de oro, consideradas fuentes de eterna juventud.
Para llegar hasta el jardín había que atravesar muchos obstáculos, como la cueva de las Grayas. El jardín estaba poblado por monstruos que los protegían, entre ellos un temible dragón hijo de Forcis y Ceto, y también Ladón, el dragón de cien cabezas hijo de Tifón y Equidna.
Plinio y Solino escribieron que solo dos mortales (héroes) encontraron el jardín de las Hespérides. Perseo cuando enfrentó a Medusa y Heracles en uno de los famosos doce trabajos de Hércules.
Del jardín de las Hespérides también salió la famosa “manzana de la discordia”, por la cual Atenea, Hera y Afrodita fueron sometidas al juicio de París.
El mito del jardín de las Hespérides contiene descripciones literarias más precisas en la Teogonía de Hesíodo, que refiera a las “hermosas manzanas de oro” y en las odas corales de Eurípides, que menciona a los “manantiales de ambrosia” de aquella “tierra divina, generadora de vida” y a la “serpiente del dorso dorado”, guardiana de las manzanas de oro.
Heracles en el jardín de las hespérides.
El rey de Egipto, Busiris, vecino de las Hespérides, supuestamente envió a unos malhechores a devastar los manzanos y a secuestrar a las ninfas. Cuando Heracles llegó al país, mató a los bandidos, les arrebató el botín y liberó a las hespérides entregándoselas a Atlas. Como recompensa por esto, Atlas le dio a Heracles “lo que había ido a buscar” (se supone que las manzanas de oro) y, además, le enseñó astronomía.
siempre es bueno aprender gracias henry
interesante
las Hespérides y la manzana de oro, uno de los 12 trabajos de Hércules. Me parece que en la serie de «Hércules, los viajes legendarios» con Kevin Sorbo, me parece que hay ese capítulo.
Lo único que se me ocurre es Age of Mythology