Nuestra percepción respecto a los animales no humanos puede englobarse en los que vemos como “amigos”, “comida” y aquellos “por los que vale la pena luchar”. Con excepción de las gallinas, los vegetarianos, activistas y aquellos autodenominados “neutrales” parecen manifestar emociones parecidas respecto a los animales. Así lo reveló un nuevo estudio publicado en la revista CABI Human-Animal Interactions que partió de la clasificación antes mencionada.
¿Amigos, comida o vale la pena luchar?
La investigación evaluó las percepciones sociales de los individuos sobre diversos animales no humanos. El objetivo era identificar cómo es que esas percepciones influyen en la relación que los humanos entablan con estos seres vivos. El estudio, realizado en Singapur, en el sudeste asiático, se enfocó en una clasificación de 16 animales.
En este grupo destacaban los cerdos, perros, tiburones, cocodrilos, pulpos, conejos, vacas y orangutanes. Por otro lado, los voluntarios humanos se dividieron en dos grupos: uno conformado por vegetarianos y activistas por el derecho de los animales y el otro por personas “neutrales”, que no consideraban pertenecer a ninguno de los dos.
Tras múltiples entrevistas y cuestionarios, entre los diversos análisis realizados por los investigadores, lo que más llamó su atención es que entre los grupos moralmente heterogéneos se preservan estereotipos similares sobre la variedad de los animales no humanos estudiados. La única excepción son las gallinas o pollos, el único animal al que el grupo denominado “absolutista”, donde se incluían vegetarianos y activistas de la causa animal, y los propios “neutrales” clasificaron de forma distinta.
Con el objetivo de determinar la percepción y sentimientos que manifestamos respecto a los animales no humanos, los investigadores echaron mano del Modelo de Contenido del Estereotipo o SCM. Se analizaron las percepciones sociales que los grupos tienen respecto a la “calidez” (o cordialidad) y “competencia” de los animales, buscando que encajaran en cuatro categorías: admiración, lástima, desprecio y envidia.
Parecidos razonables.
Tras el cruce de información, los investigadores observaron que los grupos de animales no cayeron en cuadrantes perfectamente claros. Según los expertos, esto es un indicio de que se requiere un estudio más grande con un mayor número de especies. Pese a esto, a nivel general lograron confirmar algunas percepciones.
“Obviamente “amamos” a los perros y orangutanes, especies que resultan altamente cálidas y competentes. Por otro lado, “sentimos compasión” de los animales rumiantes agradables, aunque indefensos, que empleamos como fuente de alimento, tales como las vacas y corderos”, apunta la conclusión del estudio.
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El Dr. Paul Patinadan, líder de la investigación, dice que “estos hallazgos apuntan a que los sentimientos humanos generales sobre animales no humanos pueden emanar de atajos mentales de juicios y permutaciones de valores sociales adaptativos”. Aunque, también es importante hacer énfasis en que “las ideologías éticas de las personas sobre los animales no humanos no parecen influir en las permutaciones sociales que conceden las diferentes especies”.
Mediante un comunicado de prensa, los investigadores también destacan que “asimilar el lugar de nuestros propios juicios morales entre los animales no humanos, puede contribuir a definir la turbulenta naturaleza de la interacción humana con los seres con los que compartimos nuestro mundo conocido”.