En el mes de junio, diversas autoridades en Europa alertaron sobre un extraño incremento en los niveles de radiación. Aunque inofensivo, el origen del fenómeno no se ha precisado y ningún país asumió responsabilidad por la anomalía hasta la fecha, pese a que la evidencia hace sospechar de Rusia.
Misteriosos niveles de radiación en Europa.
Las autoridades suecas fueron las primeras en advertirlo tras detectar “niveles muy bajos de cesio-134, cesio-137, Cobalto-60 y rutenio-103” en su atmósfera a mediados de junio. Aunque mínimos, los niveles detectados están por arriba de lo que se considera normal, al grado que las estaciones encargadas de medir la radiación en el país pudieron detectarlos.
El gobierno de Suecia hizo énfasis en que este incremento resulta inofensivo para los seres humanos y el medio ambiente. Varios días después Noruega y Finlandia también informaron de hallazgos similares en su territorio. Los resultados preliminares de estas observaciones apuntan a que se trata de isótopos artificiales producto de un proceso nuclear. Así, la evidencia sugiere que este aumento en la radiación es producto de la actividad humana, y no de un proceso natural.
Los informes activaron la alarma sobre el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCEN), una colaboración internacional que vigila los niveles de radiación en el mundo para detectar si algún país prueba armas nucleares en secreto. El TPCEN corroboró los hallazgos reportados por los países antes mencionados, señalando que los bajos niveles encontrados probablemente son indicio de actividad civil, y no militar.
Origen incierto.
Bajo estas condiciones, ese incremento en los niveles de radiación pudo generarse en una central nuclear y no en la prueba de una bomba atómica. Tiempo después, el director del TPCEN, Lassina Zerbo, publicó en su cuenta de Twitter un mapa aéreo señalando el posible origen del fenómeno.
Es un área considerablemente amplia que abarca territorios de países como Suecia, Noruega, Rusia, Finlandia, Dinamarca, Letonia, Estonia y Bielorrusia. También incluye una parte de océano. Además, Zerbo recordó que el TPCEN no tiene la obligación de detectar el origen de esta radiación.
Los países nórdicos involucrados no hicieron mucho por detectar el origen de la anomalía, argumentando que no existe suficiente evidencia disponible, pero hicieron públicos sus datos. Por otro lado, en Países Bajos los científicos analizaron la información y concluyeron que esta combinación de sustancias radiactivas probablemente se generó en la fuga de una central nuclear.
Principal sospechoso: Rusia.
Además, los neerlandeses señalaron que, según los cálculos, la radiación provino del sudeste y alcanzó estaciones en la península escandinava. Esta información provocó que algunos periódicos reportaran que la radiación se produjo en algún lugar al noreste de Rusia. Los científicos de Países Bajos tuvieron que aclarar que sólo calcularon la dirección en la que se desplazaba la radiación, pero no lograron determinar el punto de origen.
Sin embargo, el daño ya estaba hecho y los rusos se volvieron el centro de atención, con internautas que sugerían la responsabilidad del gobierno que encabeza Vladimir Putin. En un artículo publicado por la agencia de noticias TASS, un vocero de Rosenergoatom, una empresa paraestatal vinculada a Rosatom, afirmó que las centrales nucleares al noroeste del país no presentaban ningún tipo de falla o problema.
Por si fuera poco, también dijo que en Rusia no detectaron ningún tipo de aumento en los niveles de radiación, y que con toda seguridad no era el origen. Las dos centrales mencionadas se encuentran dentro del mapa publicado por Zerbo.
La radiación sobre Europa en 2017.
Pero, no es la primera vez que se produce un misterioso aumento en los niveles de radiación por Europa. En septiembre del 2017, las estaciones detectaron niveles anormales de rutenio-106 en varios puntos del continente, incluso en regiones como Francia y Suiza. Aunque no representan riesgo alguno para la población en general, las personas que habitan cerca del punto de origen de la radiación pueden estar en peligro. En aquella fecha se integró un proyecto internacional para localizar el lugar desde donde se filtraba esa radiación.
En los últimos tres años, la evidencia pone a Rusia como el principal sospechoso, principalmente a la central nuclear de Mayak. Obviamente, el gobierno negó estas acusaciones. Al principio, el gobierno ruso señaló que no identificó ningún tipo de anomalía. Sin embargo, tiempo después confirmaron que el país tenía niveles anormales de radiación, aunque eran equiparables a los registrados en otras partes de Europa. Entonces, los isotopos no se filtraron de su territorio.
Hasta la fecha no se tiene certeza sobre el origen de la radiación detectada del 2017, aunque muchos científicos creen que provino de Rusia, especialmente de la región Ural, donde se ubica la central de Mayak.
Sic mundus creatus est
Vaya, nuevamente estoy a la espera de que mi comentario sea «aprobado». Bienvenidos a la era del algoritmo.
Saluditos.
Es cierto eso de que la población más cercana a un posible punto de fuga sería la más afectada. Sin embargo, como también se menciona en el artículo, no es como tal responsabilidad en sí de estos países investigar la fuente exacta.
Suena idealista, pero tiene que haber una responsabilidad en las naciones atómicas por el uso de esta fuente de energía, para demostrar que es confiable su uso y dejar de lado mitos y alarmismos. Queda a la reflexión.
Saluditos.