En diciembre de 1994, el estadounidense Charles Scott Robinson recibió una condena de 30 mil años en prisión. Lo encontraron culpable por el abuso sexual a seis menores. Y como la ley del estado de Oklahoma no permitía la cadena perpetua, el juez que llevó el caso aplicó una de las penas más largas registradas en territorio estadounidense.
Para empezar, le negaron el derecho a solicitar libertad condicional al menos hasta que cumpla 108 años en prisión. “De esta forma, considero que pasará el resto de su vida natural tras las rejas del Departamento Correccional”, señaló durante la sentencia el juez Dan Owens.
En Estados Unidos, otra de las sentencias más largas la cumple un hombre llamado Michael J. Devlin. En 2007, a Devlin lo condenaron a 4,240 años de cárcel también por secuestro y abuso sexual de menores. A través de la historia, diversos convictos estadounidenses terminaron recibiendo sentencias de varios siglos. Sin embargo, tras las revisiones de estos casos las penas se han reducido a tan solo 500 años.
Los convictos con las sentencias más grandes.
La sentencia más larga registrada en la historia la recibió una tailandesa llamada Thai Chamoy Thipyaso. En 1989, la otrora empleada de la Autoridad del Petróleo de Tailandia recibió una condena de 141,078 años de prisión. Las investigaciones revelaron que, aprovechándose de su puesto, orquestó un esquema piramidal y perpetró un gran fraude empresarial. Miles de tailandeses cayeron en la trampa y el perjuicio ascendió a un total de US$ 200 millones.
En la segunda posición de las mayores condenas tenemos a un grupo de terroristas que, en 2004, perpetraron el ataque terrorista del 11 de marzo en Madrid, España. Othman el-Gnaoui recibió una condena de 42,924 años de cárcel. Le sigue Jamal Zougam con 42,922 años de prisión y, finalmente, Emilio Suárez Trashorras con 34,715 años. Aunque, la legislación española solo permite que un reo cumpla una pena máxima de 40 años.
La pena más grande solicitada durante un juicio era de 384,912 años. En este caso, la fiscalía solicitaba que se castigara de manera ejemplar a un cartero español de 22 años, al que indiciaron por no entregar 42,768 cartas en 1972. Al final, el juez condenó al prisionero a 14 años y 12 meses tras las rejas.