Edición de Monopoly dedicada a la corrupción y el robo

Si en la vida real el mundo financiero, de los bancos, las cobranzas, las deudas y los pagos se encuentra atestado de triquiñuelas, robos, injusticias y, por supuesto, ladrones, el clásico juego de mesa Monopoly – que precisamente emula en un tablero el ecosistema antes mencionado – finalmente decidió hacer una representación más fiel de la vida real en la mecánica del juego. Es así que, por primera vez, se lanzó una edición especial del juego especialmente para los “ladrones”.

El objetivo sigue siendo el mismo: terminar la partida con la mayor cantidad de dinero posible y siendo propietario de todo; sin embargo, a diferencia de las estrictas reglas del juego tradicional, en esta versión del Monopoly se permite el “robo”, y es el propio juego que ofrece la posibilidad de tomar algo de forma indebida.

Aquí se hace posible saltar “casas” extras tras lanzar los dados, para evitar caer en los puntos no deseados del tablero, así como evitar pagar el alquiler, saltarse algunas cuentas y toda clase de mañas más.

No existe un banquero fijo, en cada ronda un nuevo jugador controla el banco, resultando mucho más fácil esquivar o lanzar ciertas cobranzas.

Monopoly Cheaters Edition.

Monopoly Cheaters Edition incluye 15 tarjetas trampa que habilitan al jugador para robar dinero del banco, quitarle la propiedad de un hotel a otra persona, mover la pieza de otro jugador, pagar menos de lo que se debe a otro jugador y recibir alquiler por una propiedad que no le pertenece – entre otras bajezas. Cuando un jugador logra hacer trampa sin que lo “atrapen”, recibe un premio, pero en caso de ser descubierto es castigado. En cada carta también se indican los premios y los castigos.

Es un tema objeto de debate el hecho de que este juego promueva la deshonestidad, sin embargo, es innegable que se convirtió en una representación más realista del universo bancario e inmobiliario en general, esto es algo irrefutable.

Dicen los rumores que cierto partido tricolor ordenó un carguero entero, pues «roban pero también dejan robar».