Ecovado se promociona como una alternativa al aguacate más amigable con el medio ambiente. Y es que el cultivo de la planta de aguacate es uno de los que más recursos exigen en todo el mundo. Sin embargo, en las últimas dos décadas la demanda del fruto no ha hecho más que aumentar. Según estimaciones del Foro Económico Mundial, los humanos consumimos alrededor de cinco millones de toneladas de aguacate al año.
Desafortunadamente, la creciente demanda del producto ha tenido un impacto enorme en el medio ambiente. El aguacate, considerado uno de los cultivos más insostenibles, ha agotado numerosas fuentes de agua. Para empeorar las cosas, se siguen talando grandes áreas de bosque para dar pasó a las plantaciones de esta exquisita fruta.
Este escenario tan preocupante es lo que ha inspirado la creación de “ecovado”, una alternativa al aguacate más ecológica y sostenible.
Ecovado, el falso aguacate.
Tras esta propuesta se encuentra Arina Shokouhi, quien recientemente hizo una maestría en Material Futures por la Escuela de Arte Central Saint Martins, en Londres. En colaboración con Jack Wallman, un científico alimentario del Centro de Innovación Alimentaria de la Universidad de Nottingham, idearon un sustituto para el aguacate.
El desafió resultó mayúsculo, pues entre las limitantes del proyecto se especificaba que sólo podían usar ingredientes de origen local. El ecovado se parece tanto al aguacate que, a simple vitas, es difícil distinguirlo. La cascara presente las mismas rugosidades, aunque realmente está hecha a base de cera de abeja y colorante alimentario.
Mientras tanto, el interior cremoso está constituido por un pure de habas, avellanas, manzana y aceite de canola. Según Shokouhi, la textura que resulta de esta mezcla tiene una consistencia parecida a la pulpa de aguacate. “El sabor del aguacate es muy sutil. La mayoría lo refiere como ‘cremoso’”, explica Shokouhi.
“En este caso, encontramos que las habas presentan una variedad de compuestos amargos denominados taninos. Y la lipoxigenasa le proporciona un sabor parecido al frijol. Para neutralizar el amargor, limitamos la cantidad de habas en la receta. Las personas también suelen describir el sabor del aguacate como ‘nuez’. Por eso, incorporamos avellanas que aportan un buen porcentaje de grasa, aumentado su cremosidad”.
Otras opciones.
Para el enorme hueso del aguacate Arina Shokouhi consideró varias opciones, incluido el papel reciclado y las esferas de madera. Pero, finalmente optó por algo más sencillo: una nuez entera de tamaño considerable. Misma que puede sustituirse por una avellana o castaña.
El ecovado fue el proyecto final en la maestría de Shokouhi. Lo diseñó específicamente para el mercado británico, empleando ingredientes accesibles a nivel local. Por eso, considera que en otros lugares podrían crearse variantes con mejor sabor. Por ejemplo, en regiones donde abunda el aceite de oliva, una grasa muy parecida a la del aguacate.