Ecce homo: la pintura y el error que salvó a una ciudad

A doña Cecilia Giménez podríamos definirla como una artista amateur aventurera pues, con nada más que buenas intenciones, decidió darle una manita de gato a un fresco desgastado de Jesucristo ubicado en una de las paredes de la iglesia del Santuario de la Misericordia, en la pequeña comunidad española de Borja.

Estas fueron las fases del Ecce homo.

Este fresco fue pintado por el artista Elías García Martínez que lo tituló Ecce homo en el año de 1930, y aunque doña Cecilia no tenía ningún conocimiento previo sobre pintura artística, tomó la decisión de iniciar una restauración cuando la pintura original del fresco empezó a caerse.

Aunque la opinión general consideraba a este fresco como una obra de “poca relevancia artística”, dado que “Martínez no era un gran artista y Ecce homo no era una obra maestra”, el fresco tenía cierto valor sentimental entre los residentes de Borja.

 

Una restauración inesperada.

Hacía mucho que Cecilia se dedicaba a restaurar el fresco, una pincelada de vez en cuando a lo largo de varios años, tenía el consentimiento del párroco y de los encargados de vigilar la iglesia. Hasta que cierto día del 2012 decidió que la obra necesitaba una reforma integral. Emprendió su trabajo de “restauración” y, como suele suceder con los artistas, el tiempo se le vino encima pues calculó mal los plazos, así que salió de vacaciones y dejó el trabajo a medias. Tenía la intención de terminar cuando volviera pero, para bien o para mal, jamás tuvo oportunidad de concluir lo que había iniciado.

La versión previa a la «restauración» y la nueva versión de Cecilia.

Cuando regresó de sus días de descanso, sus desastrosos esfuerzos ya habían sido descubiertos y Cecilia se convirtió en objeto de risa de todo el mundo. Aquella restauración frustrada se convirtió en la comidilla del Internet y terminó inspirando todo un fenómeno de memes y bromas.

Internet se sirvió con la cuchara grande.

La humillación para Cecilia Giménez fue tal, que la mujer lloró durante días y se negaba a probar bocado, según contaron sus familiares. Eventualmente recurrió a tratamiento psicológico y terminó tomando medicamentos para superar su depresión. Para agravar toda esta situación, los herederos de García Martínez amenazaron con demandarla por haber destruido el fresco, pero afortunadamente no tomaron acciones.

 

El error que puso a una ciudad en el mapa.

Sin embargo, en uno de esos extraños giros que tiene el destino, aquella olvidada ciudad de Borja se convirtió en un punto de interés turístico en todo el mundo. Todos los años, decenas de miles de turistas provenientes de todas partes del mundo arriban a la ciudad de Borja para satisfacer su grotesco sentido del humor al atestiguar con sus propios ojos el gran error de doña Cecilia. Eso sí, se van con todo tipo de suvenires como camisetas, tazas y hasta botellas con la imagen impresa del nuevo y revolucionario Ecce Homo.

Cecilia Giménez, que fue ridiculizada por su intento de devolverle la vida a un fresco de la década de 1930, se convirtió en toda una celebridad en Borja. Es la encargada de entregar los premios en una competencia de artistas jóvenes, que pintan una versión propia del “Ecce Homo”. Las personas que la reconocen en la calle gritan su nombre con cierta algarabía. Por si fuera poco, se queda con el 49% de la ganancia obtenida por los suvenires, el resto va a la familia Martínez.

Quizá Cecilia cometió un gran error al intentar restaurar la pintura original, pero ese error logró rescatar a una ciudad que estaba sepultada en el olvido. El flujo de turistas ayudó a apuntalar la economía en Borja, que ya se tambaleaba por la gran recesión que viene afectando a España desde hace varios años.

Cecilia hizo su propia versión de la pintura.

“Desde mi punto de vista, es una historia de fe”, dice Andrew Flack, un escritor de guiones que actualmente desarrolla una ópera cómica sobre la forma en que una anciana arruinó un fresco y salvó a toda una ciudad. “Es un verdadero milagro la forma en que impulsó el turismo. Es una especie de peregrinación, impulsada por los medios como un fenómeno. Dios trabaja de formas misteriosas. Su desastre podría ser mi milagro”, concluye.

4 comentarios en “Ecce homo: la pintura y el error que salvó a una ciudad”

  1. ¿Por qué con las -endejadas de Peña Nieto no pasa lo mismo en México? ¿No deberían de venir muchos turistas a admirar a tremendo animal?

  2. Estuve a punto de escribir «que bruta!», pero después de ver lo que hizo su pendejada a la economía de todo un pueblo y quedarse con el 49% de las ganancias, me trague mis palabras…

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