¿Cuál es el mejor depredador de la Tierra?

El título del mejor depredador en la naturaleza no le corresponde al león y mucho menos a los tiburones. De acuerdo con un estudio publicado el mes pasado son los Homo sapiens, es decir, los humanos, quienes ostentamos el título de los depredadores más poderosos en el reino animal. Los seres humanos industrializados son los depredadores dominantes en la Tierra, capaces de controlar, cazar y utilizar masivamente a otras especies animales.

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A diferencia del rey de la selva, los seres humanos aprovechan 80 veces más especies de vertebrados en zonas geográficas similares. De hecho, esta cifra es 113 veces mayor que la registrada para el tiburón blanco. En dicho estudio se considera “presa” a cualquier animal individual que se extrae de un entorno salvaje para beneficio de una especie superior. Los seres humanos explotamos alrededor de 300 especies más que los grandes depredadores de la naturaleza.

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El mejor depredador de la naturaleza es el humano.

Chris Darimont, coautor principal del estudio, dice que el enfoque de la investigación evalúa a los seres humanos como depredadores de forma distinta. Especialmente si tómanos en cuenta la interpretación tradicional de los biólogos marinos y especialistas en vida silvestre. Y es que, aunque algunos antropólogos evolutivos ya adoptaron esta perspectiva, la gran mayoría no considera a los humanos como depredadores.

El estudio revela que los seres humanos atacan y sacrifican a un mayor número de especies en comparación con otros grupos de animales. Nuestra especie ejerce un dominio sobre el 40% de las especies de peces, casi el 50% de las especies de aves y un 25% sobre mamíferos y peces cartilaginosos, como los tiburones y las rayas. Tristemente, este “dominio” no se limita a obtener presas destinadas a la alimentación.

Los porcentajes antes mencionados también incluyen la utilización de animales en actividades agrícolas, como mascotas, en la confección de textiles, medicamentos y como trofeos. El excesivo aprovechamiento de las especies tiene un impacto significativo en la biodiversidad. El dominio humano sobre mamíferos, anfibios y peces estresa a un gran número de especies. De acuerdo con algunas estimaciones, la actividad humana pone en peligro alrededor del 40% de todas las especies en nuestro planeta.

Otras formas de depredación.

Y la cosa empeora todavía más, pues el impacto generado por los seres humanos no se limita al uso directo de animales. Esta dominación generalizada de nuestra especie aumenta la competencia por recursos entre dos o más especies, lo que también representa un riesgo para la supervivencia. A menudo, la injerencia humana genera una desregulación total en las cadenas tróficas y los ecosistemas donde se encuentran estas especies.

Tampoco es de sorprender que el comercio de animales de compañía también contribuya significativamente a la explotación animal. Según informes estadísticos, las mascotas representan la mitad de todas las especies terrestres explotadas. La captura de especies destinadas al comercio de mascotas también se considera una forma de depredación. Darimont revela que, en entornos terrestres, capturamos más especies para el comercio de mascotas que para alimentación.

Finalmente, es importante tener en cuenta que para el estudio no se consideraron factores extras como la deforestación, expansión urbana, contaminación e introducción de depredadores en hábitats salvajes. Si todo esto se tomara en cuenta, los porcentajes podrían alcanzar niveles alarmantes. “La depredación evolucionó a un nivel superior, trascendiendo la simple obtención de nutrientes y energía”, señala Darimont, coautor del estudio.

Posibles soluciones.

Además, agrega que la destrucción medioambiental y la pérdida de hábitats son factores estresantes para los animales. Mismos que parecen empeorar significativamente la sobreexplotación. La investigación enfatiza la necesidad de implementar medidas para reducir la explotación de especies animales. Según Darimont, es esencial establecer una gobernanza a gran escala para frenar las tasas de explotación animal.

En última instancia, sugiere regular el uso industrial de animales por seres humanos. Y es que nuestro futuro y bienestar como especie están íntimamente ligados a la conservación de la biodiversidad. Para reducir el impacto negativo de esta sobreexplotación y proteger la biodiversidad en nuestro planeta es fundamental adoptar prácticas sostenibles y medidas de preservación.