Charles Byrne, apodado el “gigante irlandés”, se hizo de cierta fama a mediados del siglo XVIII gracias a su impresionante estatura de 2.3 metros. Sufría una condición denominada acromegalia, caracterizada por un exceso de la hormona del crecimiento. Además, padeció tuberculosis y tuvo que lidiar con un severo alcoholismo en su corta vida.
Murió en 1783, con apenas 22 años de edad, y poco después su enorme esqueleto estaba en exhibición en un museo del Reino Unido. Y, tras más de doscientos años, sus restos se retiraron del lugar cumpliendo una petición que el “gigante” hizo en vida.
Un fenómeno llamado Charles Byrne.
A menos que nacieras en el seno de una familia privilegiada, cualquier extraña condición que provocara una alteración anatómica te aseguraba un lugar en un espectáculo de fenómenos. Y con Byrne las cosas no fueron diferentes, pues solía ganarse la vida presentándose ante una multitud de curiosos que se maravillaban con su estatura.
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Que lo consideraran un fenómeno terminó por afectarlo tanto que, antes de morir, solicitó que metieran su cuerpo en un ataúd de plomo y lo arrojaran al océano. El objetivo era evitar que lo convirtieran en una pieza de museo. La avaricia de las personas cercanas a Byrne resultó más fuerte que su lealtad y, por quinientas libras, entregaron el cadáver a un anatomista llamado John Hunter.
Tres años después, los restos mortales de Charles Byrne se integraron a la colección del Museo Hunterian de Glasgow, en Escocia.
Cumpliendo la última voluntad de Charles Byrne.
El gobierno británico adquirió la pieza en 1799 y se integró a la colección del Real Colegio de Cirujanos de Inglaterra. Desde esa época, el esqueleto se exhibió gratuitamente a todo el público en la capital inglesa. Sin embargo, en 2011 el investigador jurídico Thomas Muinzer publicó un artículo donde abogaba para que los huesos de Charles Byrne se retiraran de la exposición.
“Lo hecho, hecho está, pero podemos hacer una rectificación moral. Indudablemente es hora de respetar la memoria y reputación de Byrne”, señaló Muinzer. A casi 240 años de la muerte del “gigante irlandés”, el museo emitió un comunicado confirmando que el esqueleto, una de las piezas más populares de la colección, se retiraría definitivamente de la exposición en el mes de marzo. Aprovechando una remodelación de las instalaciones.
“Lo que sucedió históricamente y las acciones de Hunter estuvieron mal”, señaló Dawn Kemp, director del Real Colegio de Cirujanos de Inglaterra. “¿Cómo enmendar algunas de estas equivocaciones históricas? Lo primero es retirar el esqueleto de Byrne de la exposición”, anunció. Sin embargo, no se cumplirá el último deseo del gigante, pues el organismo lo conservará bajo el pretexto de investigaciones futuras.
Principalmente porque la acromegalia de Charles Byrne se diagnosticó gracias a sus huesos.
Ya otros 240 años más y le cumple la otra mitad de su última voluntad :/.
solo le tomo 240 años cumplir a medias su ultima voluntad