Resulta curiosa la forma en que, la mayoría de las veces, solo hacemos conciencia de la importancia sobre lo que nos sucedió después que el tiempo pasa, cuando nos encontramos muy lejos de todo aquello. Parece que primero es necesario escapar del ojo del huracán, para después apreciar su dimensión real, la fuerza de sus acciones y las consecuencias de sus extensiones.
Por esto es que debemos intentar no tomar decisiones al calor de los acontecimientos, tampoco sacar conclusiones apresuradas sobre lo que está pasando, pues muy probablemente nos estemos precipitando a la realidad de los hechos. Muchas veces, aquello que parece bueno terminará siendo inútil o perjudicial, mientras que aquello que nos desagrada podría terminar resultando útil y beneficioso para nuestra vida.
Y así sucede particularmente con los momentos en que nada parece salir como queríamos, donde la frustración es la respuesta más lógica a nuestros deseos, cuando nos niegan la realización de nuestros sueños. Las solicitudes de empleo que nos rechazan, las relaciones amorosas que nos expulsan, la compra que no sale bien, el viaje que no se cumplió, las pruebas que nos reprobaron, todo esto devasta y lastima pero, por increíble que parezca, también puede – y debe – incrementar nuestra motivación y nuestra persistencia por no tirara la toalla.
No resulta fácil, pero cuando se adopta una postura no derrotista después de las negativas de la vida, nos llenamos de aprendizaje, fuerza y carácter. Reflexionar sobre las causas de lo que no ha salido bien, en el sentido de cambiar nuestras actitudes y mejorar nuestro comportamiento, para no volver a cometer los mismos errores, para ser mejores personas y profesionales, terminará llevándonos, tarde o temprano, a un encuentro con un destino feliz.
Si obtuviéramos todo lo que quisiéramos, si fuéramos amados por todos los que eligiéramos, si los empleos vinieran tan fácilmente, ni siquiera tendríamos que movernos de nuestro sitio y, sin movimiento ni esfuerzo, nadie supera ni aprende nada. Además, nadie quiere la complacencia ajena carente de sinceridad, pues queremos recibir verdad y confianza y no ser dignos de lastima. Cuanto más nos esforzamos por obtener lo que queremos, más valoramos nuestras conquistas, porque son nuestras y de nadie más.
Es necesario luchar por lo que queremos y dejar ir lo que no tendremos, lo que no es nuestro. Después de todo, el amor que se niega nunca es verdadero, un empleo donde se nos rechaza no nos serviría, ese bien que no logramos adquirir no nos sería útil y el amigo que nos deja jamás nos traería sinceridad. Permítete andar por la vida con esta filosofía, no para aferrarte a ilusiones y falacias, sino para que vivas con esperanza, con ideas motivadoras que no te permitirán estacionarte jamás.
Cuando somos auténticos y luchamos por lo que anhelamos, terminamos protagonizando nuestra propia historia, junto a las personas indicadas, en el empleo que mejor nos acomoda, rodeados de aquello que nos reconforta en la medida exacta de lo que tenemos que ofrecer. Entonces, esto nos bastará y nos convertirá en personas felices y realizadas, con nuevas conquistas, sin falsedades, sin exageraciones y sin ausencias.
sr chow anda triston?
#sadchow
A quien de los dos de arriba le hago caso? :/
Hazle caso al más feliz/exitoso y que tenga la vida que te gustaría tener… O a ninguno.
Por eso las mejores espadas se templaban en el fuego y con golpes de mazo…
Dejaré esto por aqui: «No necesitas sufrir para saber lo que es mejor para ti»
«Hay que sufrir para merecer» es cierto, pero dificil de comprender.