BoJack Horseman, una excelente serie cómica influenciada por lo mejor

Un caballo frustrado y despreciable. ¿Qué podría salir mal? Si tomamos a un Tony Soprano sin la impotencia física y a un Don Draper sin elegancia, al mezclarlos con un caballo tendremos al antihéroe más extraño de la televisión.

bojack

BoJack Horseman no sólo es una sátira de la vida aburrida y moralmente devastada de las celebridades en decadencia, sino todo un formato consagrado de la televisión desde que Sopranos salió al aire en 1999. A todas luces es una comedia realizada por un fan de las mejores series dramáticas en los últimos años. ¿Existe alguna forma de que esto no sea algo bueno? Es imposible.

Raphael Bob-Waksberg, el creador de BoJack, no oculta su fanatismo y hace referencia tras referencia, pero no se apoya en esto para crear una buena serie. Todo es dispuesto como una forma de homenaje, transformándose en una sátira más que bien hecha. El protagonista sigue el estereotipo de hombre difícil: el fantasma del pasado que lo persigue, la dificultad para relacionarse y las frustraciones laborales mezcladas con las personales.

BoJack Horseman melancolico

Como si eso ya no fuera suficiente para reconocer en un caballo a los grandes personajes de la televisión, en el primer episodio BoJack tiene una crisis de ansiedad (como las de Tony Soprano) y nos dan una idea sobre su creación (la madre pasivo-agresiva al más puro estilo de Livia Soprano y un padre abusivo idéntico al de Draper).

 

Comedia inteligente.

Por supuesto, esto sería inviable si BoJack Horseman no caminara con sus propias patas. Pero más allá de eso, la serie es totalmente imaginativa al mezclar animales y seres humanos en un mismo universo. Esto genera un apego cómico único cuando el instinto de algunos de estos personajes se revela (una foca que se pone nerviosa y empieza a gruñir, las palomas que al asustarse salen volando), haciendo un atractivo paralelo con las exageraciones humanas.

BoJack Horseman cartel

Es verdad que la comedia se impone desde el primer instante, pero BoJack lleva una vida pesimista y melancólica. El hecho de que el protagonista alcohólico y despreciable sea un ex actor de una clásica sitcom ochentera hace todo mucho peor.

Es la típica doble vida que llevan las celebridades, donde se hace necesario cultivar una imagen para el público y luchar para mantener una privada, que casi siempre se ve devastada por esta colisión de realidades. Si en la televisión BoJack es un padre adoptivo feliz y un buen consejero, fuera de cámara no pasa de un ególatra frustrado y autodestructivo.

BoJack Horseman no pierde una sola oportunidad de ironizar cada detalle de esta gran industria del entretenimiento e ídolos enlatados. Pero gracias a su desprendimiento de la realidad y (principalmente) seriedad, la crítica no se vuelve vacía o puramente infantil.

BoJack Horseman escena

Todo eso con el dinamismo de 25 minutos que no permiten que la serie pierda el ritmo y favorece el formato bind watching que consagró Netflix. BoJack Horseman es inteligente e incluso con la comedia en su ADN, logra ser mucho más densa que muchas de las porquerías que nos presentan en la actualidad. Es lo que sucede cuando tenemos a un creador totalmente influenciado por lo mejor que existe en términos de series.

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