Hombre de familia y astrólogo aficionado, el húngaro Bela Kiss comenzó su carrera como asesino en serie relativamente tarde. En febrero de 1912, a los 40 años, Kiss se trasladó a la aldea de Czinkota, con su esposa Marie, unos 15 años más joven. En cuestión de semanas, Marie encontró un amante, Paul Bikari, y en diciembre de 1912, Kiss tristemente le dijo a sus vecinos que la pareja de infieles habían huido juntos, dejándolo solo con sus lamentos. En lugar de su esposa, Kiss contrató a una criada anciana. Ella a su vez aprendió a ignorar el desfile de mujeres que venían a pasar el tiempo con el recién soltero disponible de Czinkota.
Trayectoria.
Casi al mismo tiempo, Kiss comenzó a coleccionar barriles metálicos de gran tamaño, informando a la curiosa policía de la aldea que estarían llenos de gasolina, que bien podría escasear con la llegada de la guerra en Europa. Las autoridades de Budapest, por su parte, buscaban información sobre la desaparición de dos viudas, llamadas Schmeidak y Varga, que no habían hecho contacto con amigos o familiares durante varias semanas. Las dos mujeres fueron vistas por última vez en compañía de un hombre llamado Hoffman, quien dijo vivir en las proximidades del puente de Budapest, pero que también desapareció sin dejar rastro. La policía de Czinkota estaba al tanto de la investigación, pero no vio ninguna razón para conectar a Herr Hoffmann con el tranquilo y poco pretencioso de Bela Kiss.
En noviembre de 1914, Kiss fue reclutado para el servicio militar, partiendo hacia el frente tal y como había prestado juramento. Un año y medio pasarían antes de que las autoridades de Czinkota fueran informadas de la muerte en combate de Kiss, una estadística triste para la lista de muertos de aquella primavera sangrienta. Él fue olvidado por la gente del pueblo hasta junio, cuando los soldados llegaron a Czinkota buscando gasolina almacenada.
La policía de la aldea recordó a Kiss y sus disposiciones de toneles metálicos, y lideró al pelotón de soldados a la casa del muerto. Dentro de la casa, los investigadores encontraron siete barriles …. pero no contenían gasolina. En cambio, cada barril contenía el cuerpo de una mujer desnuda, estrangulada y sumergida en alcohol. Los cajones del escritorio de Kiss estaban llenos de tarjetas y cartas de mujeres que respondieron a sus anuncios en los periódicos, adquiridos por Kiss con el nombre de Hoffmann, quien se describía como «viudo solitario que buscan compañía femenina«.
La policía de Czinkota recordó que existían más barriles, y muchos más que esos. Una investigación en los campos vecinos reveló otros diecisiete, cada uno con un cuerpo en salmuera. Las autoridades de Budapest identificaron a las viudas desaparecidas, y Marie Kiss ocupaba uno de esos toneles; su amante Paul Bikari era el único hombre que se encontró entre las veinticuatro víctimas.
La policía teorizó que Bela Kiss asesinó a su esposa y amante en un impulso de celos, disponiendo de sus cuerpos de forma que, el pensaba, eliminaría cualquier posibilidad de descubrimiento posterior. El crimen aparentemente reveló una mentira oculta, y Kiss utilizó los siguientes dos años para perseguir a mujeres solitarias, defraudando sus economías antes de estrangularlas y sellarlas en el interior de la bóveda provisional. Fue un caso terrible, pero Kiss se enfrentó a una corte de mayor nivel. ¿O no fue así?
Muerte Forjada.
En la primavera de 1919 Kiss fue visto en el puente Margaret en Budapest, el campo de acción de Herr Hoffmannn. La investigación policial demostró que Kiss había intercambiado papeles con otro sujeto muerto en el campo de batalla, suplantando la identidad del hombre muerto para conseguir una buena escapatoria. Este hecho ni siquiera acercó a los detectives a su objetivo, pues Kiss había escapado a la red nuevamente.
La búsqueda inútil continuó. En 1924, un desertor de la Legión Extranjera francesa habló a los oficiales de Sûreté sobre un legionario compañero que entretuvo a las tropas con los cuentos de la pro-eficiencia del garrote (Métodos de ejecución modernos). El nombre del soldado era Hoffmannn, y coincidía con la descripción de Bela Kiss, pero la pista fue otro callejón sin salida. De nuevo la policía húngara informó que el legionario Hoffmann también había desertado, desapareciendo sin dejar rastro. En 1932, un detective de homicidios en Nueva York, Henry Oswald, estaba convencido de que había visto a Bela Kiss subiendo la estación de metro de Times Square. Apodado «Eye Camera» por sus colegas, debido a su excepcional memoria para las caras, Oswald fue firme en su creencia de que Kiss, que ya tenía unos setenta años de edad, vivía en algún lugar de Nueva York. Por desgracia, la multitud de Time Square impidió que Oswald persiguiera a Kiss, y él sólo pudo mirar con impotencia como su supuesta fuente desaparecía.
En 1936, corrió un rumor diciendo que Kiss trabajaba como portero en un edificio de apartamentos en la Sexta Avenida de Nueva York. Una vez más, se las arregló para escapar de la policía, si él estaba allí, allí mismo el rastro se enfrió. Lo que finalmente sucedió a Bela Kiss sigue siendo un misterio, aun sin solución con el paso de más de seis décadas. En Hungría está considerado como desaparecido.
muy buen articulo