Aylin

La fortuna de un amor que te haga reír

Hace unos días veía una película en la televisión, en un diálogo entre dos de los personajes, uno de ellos preguntaba: “¿amabas a tu madre?”, a lo que el otro respondía: “sí, la amaba. Pero no me gustaba estar a su lado”. En ese momento me pareció algo extraño. Pero después comprendí y me convencí de que es posible amar a alguien y, al mismo tiempo, no gustar de esa persona. Gustar implica placer. Y no siempre el amor es placentero. En ocasiones puede ser sufrido, triste o un amor sobrecargado.

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Nadie te prepara para ser padre de tus padres

Cuando llegamos al mundo somos hijos y esperamos mantenernos en esa condición toda la vida. Siendo amados, mimados y educados. Que nuestros padres derrochen dosis gigantescas de amor a través de todo nuestro camino por la vida. Que cuando la vida duela tengamos un regazo materno sobre el cual regocijarnos. Que cuando la vida se torne angustiante, encontremos en nuestros viejos el consejo sabio. Cuando eso nos llega a faltar, siempre hay un vacío, un sentimiento extraño de que somos la excepción.

pintura padre e hijo sentados mesa
Jim Surkamp

No te sientas culpable por hacer las cosas correctas

Nunca te sientas culpable por haber confiado. Por haber amado. Por haber ayudado. Nunca te culpes por creer en el amor eterno, en la bondad humana o en la amistad verdadera. Nunca te sientas culpable por pagar las cuentas a tiempo, honrar tus compromisos y dedicarte a tu trabajo. Nunca te culpes por decir verdades constructivas y pequeñas mentiras con ningún otro fin que el de no hacerle daño a las personas. Nunca te culpes por algo que no funcionó a pesar de todo el empeño que le pusiste. Nunca te sientas culpable de hacer las cosas como se debe.

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¿En realidad te quieres casar?

En la época en que nos tocó vivir, afortunadamente, el matrimonio dejó de ser una obligación social y una forma de supervivencia para la mujer. Muchos argumentan que el romanticismo caducó. Tal vez no. Tal vez estemos experimentando una de las etapas más románticas en la historia. ¿Por qué? A partir del siglo XIX fue que el amor empezó a tener relevancia en la elección de un novio o novia.

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