Alergia al agua: el extraño padecimiento de una adolescente

¿Imaginas lo complicado que sería vivir con alergia al agua? Sadie Tessmer, una joven estadounidense de 14 años, sufre esta extraña condición desde hace varios meses. A mediados de 2022, la adolescente se dispuso a bañarse como de costumbre. Sin embargo, mientras estaba en la bañera su piel empezó a irritarse hasta el extremo de provocarle un desmayo.

Tras acudir al hospital, los médicos le diagnosticaron “urticaria acuagénica”. Ten en cuenta que el agua no solo es imprescindible para nuestra supervivencia, también constituye la mayor parte de nuestro organismo y abunda en nuestro planeta. Necesitamos agua para procesos tan esenciales como la preparación de los alimentos, hasta actividades más avanzadas como la generación de energía. ¿Entonces, qué sucede con una persona que es alérgica al agua?

Urticaria acuagénica: la extraña alergia al agua.

Siendo científicamente más precisos, el padecimiento que desarrolló Sadie Tessmer es una forma extremadamente inusual de urticaria crónica inducible. Basta con que el agua al toque la piel para que el paciente desarrolle lesiones caracterizadas por un escozor e irritación intensos. En casos de reacciones graves, la “alergia al agua” puede provocar la muerte.

Al principio, cuando empezó a manifestar los síntomas, su madre echó la culpa a los baños calientes que solía tomar la joven. Eventualmente, la señora Amber Sallee decidió consultar a un dermatólogo y solo entonces supo que su hija padecía una rara alergia al agua. La urticaria acuagénica es una condición tan rara, que se cree existen apenas unos 75 casos en todo el mundo.

En una entrevista para el periódico británico The Independent, la joven dijo: “es como si alguien prendiera fuego a mi cuerpo”. Su inusual condición la obliga a llevar siempre dos autoinyectores de epinefrina (EpiPen). De los que Tessmer puede echar mano en situaciones de emergencia para evitar un choque anafiláctico, un estado en que la reacción alérgica se sale de control y puede perjudicar la respiración.

“Es aterrador. Todo el tiempo evito mojarme el rostro o cuello por miedo a sufrir un coque anafiláctico”, confesó la joven. También recordó sus problemas a la hora de lavarse las manos o tomar un baño. En ocasiones, el escozor y dolor en la piel se vuelve tan intenso que empieza a llorar. Sin embargo, este llanto empeora todavía más la situación pues es alérgica a sus propias lágrimas.

Para prevenir la aparición de nuevas lesiones, Sadie Tessmer debe ingerir antihistamínicos. Y para evitar la sudoración, la joven se abstiene de realizar actividad física intensa. Por lo mismo, su madre decidió que estudiara desde casa, pues sería imposible que participara en actividades físicamente demandantes como las clases de educación física.

Pronóstico a futuro.

Hasta el año pasado, la joven no presentaba problema alguno al entrar en contacto con el agua. De hecho, disfrutaba de la natación y le encantaba realizar actividades en la playa. Sin embargo, a finales de 2021 se percató de que su cuerpo lucía “requemado” cada vez que salía del baño. Incluso así, pasarían meses para que le diagnosticaran urticaria acuagénica.

Al principio, la joven intentó convencerse de que el diagnostico era incorrecto. Temía que la extraña enfermedad le impidiera realizar sus actividades cotidianas. Se estresaba cada vez que sus amigos la invitaban a la playa, y esta situación la deprimió durante varios meses. Eventualmente, su alergia al agua la convirtió en una persona sumamente aislada que rara vez sale de casa.

Además, la condición frustró su sueño de hacer una carrera militar tras culminar la preparatoria. La alergia al agua de Sadie Tessmer solo se manifiesta en la piel, por lo que puede consumir el vital líquido sin mayor problema. Eso sí, debe utilizar pajillas para evitar que el agua toque sus labios. Guarda la esperanza de que, en el futuro, la medicina encuentre un medicamento que le permita llevar una vida normal.