Hoy más que nunca requerimos de la ciencia. Pese a esto, existe una multitud de personas con dificultad para entender el método científico y las conquistas que se han logrado a través este. Es increíble que seamos tan dependientes de la ciencia y que las personas posean tan poco conocimiento o, lo que es peor, que conserven y expongan ideas erradas sobre ella.
Para hacer todo mucho más complicado aún, las ideas erróneas que estas personas conservan sobre la ciencia generalmente se ven “respaldadas” en falacias lógicas, o errores en la lógica deductiva. Y como si todo esto no fuera suficiente, hay individuos que se cuelgan de estos errores para esparcirlos como verdades absolutas. Echa un vistazo a los peores errores lógicos en los que se puede caer cuando se trata de ir contra la ciencia y su acervo.
1- Apelo a la naturaleza y falacia naturalista.
El apelo a la naturaleza y la falacia naturalista han sido responsables por enormes daños al trabajo científico. El apelo a la naturaleza es creer que todo lo natural es “bueno” y “correcto”, y la falacia naturalista es la suposición de que aquello que está constituido naturalmente de cierta forma, debe ser interpretado y aceptado como una norma.
Ambos conceptos han sido aplicados para argumentar que el avance científico y tecnológico significan una perturbación y amenaza al orden natural de las cosas. Es una forma del pensamiento que aclama las maravillas inherentes de las cosas naturales en detrimento de aquellas que no lo son, tachándolas de peligrosas y perjudiciales para la salud.
Esta idea se basa en una interpretación absurda de que los logros tecnológicos y científicos de la humanidad tienen lugar fuera de la naturaleza, y que nuestra injerencia en el mundo solo sirve para corromper el flujo natural de las cosas. Este sentimiento ha sido el combustible que ha alimentado la hoguera de las preocupaciones y prohibiciones en el actuar de la ciencia, como en las investigaciones biológicas básicas, al mismo tiempo que colabora en la concepción de ideas seudocientíficas como el Darwinismo Social.
George E. Moore, un filósofo británico, aseguró que es un error intentar definir el concepto de “bueno” cuando se habla en términos de alguna propiedad natural. David Hume, otro filósofo, economista e historiador escocés, señaló que hay un abismo entre “es” y “debería”. Pero, es incorrecto poner una distancia entre la humanidad y sus actividades con otros aspectos del mundo. Nos encontramos existiendo dentro de él y siguiendo sus leyes, nunca violentándolas. Lo que hacemos y producimos es tan natural como todo lo demás que existe.
2 – Falsa equivalencia.
Ofrecer una visión equilibrada resulta importante, pero esto de ninguna forma se traduce en que todas las perspectivas sobre un tema determinado deban recibir el mismo tipo de consideración. A esto se le conoce como la falacia de la equivalencia: la afirmación de que existe una equivalencia lógica entre un par de argumentos que se oponen, cuando realmente no existe ninguna.
Muchas veces dicha equivocación es cometida por los periodistas que, en un intento por presentar una discusión “equilibrada” entre una visión científica y otra visión negativa de la ciencia (como el popular “debate” sobre el creacionismo y la evolución entre Ken Ham y Bill Nye). Lo más frecuente es que la parte disidente no posea evidencias, o que presente evidencias muy débiles y de dudosa calidad. De hecho, no siempre las dos partes de una discusión están en situación de igualdad en términos de calidad y evidencia.
Como se mencionó en el blog The Skeptical Raptor, “suficiente con echar un vistazo a una presentación en cualquiera de los medios sobre el cambio climático antropogénico. Existe un expositor, generalmente un científico, que hace el intento por presentar información sutil, contra otro expositor fotogénico, posiblemente un científico (aunque de un campo sin relación alguna con el cambio climático) que se vale de falacias lógicas y de información tergiversada para estructurar su argumento. Es aquí que la audiencia cree que la comunidad general de científicos también tienen esa división entre cada una de las partes del ‘debate’. Sin embargo, un debate realmente equilibrado tendría a unos 97 científicos defendiendo el argumento de que el cambio climático ha sido causado por el hombre contra 2 o 3 en otra posición. Un periódico muy respetado, Proceedings of the National Academy of Science, analizó la ciencia tras el cambio climático y concluyó que entre el 97 y 98% de los investigadores en la ciencia climática se adhieren a la tesis de que el ser humano influencia el cambio climático”.
The Skeptical Raptor añade que los disidentes de la ciencia intentan fabricar la falsa equivalencia a partir de diversos métodos, la mayoría de los cuales son falacias por sí mismos, entre ellos la afirmación de que la ciencia es una democracia, el apelo a la autoridad, las conspiraciones y la manufactura e invención de controversias.
3 – Apelo a la fe.
“No me interesan las evidencias, yo confío en que lo que creo es verdad”.
“Discutir sobre la existencia de Dios resulta inútil, pues Dios está más allá de las razones científicas y los argumentos”.
“Me niego a creer en todas esas cosas del calentamiento global. Tengo fe en que Dios no dejará que algo tan malo nos suceda”.
Si has escuchado algo parecido, ya eres un testigo del apelo a la fe, una falacia en que las convicciones religiosas se contraponen ante las razones y evidencias. Pese a que muchas de estas personas creen que actúan de una forma racional, la verdad es que elegir creer en algo no representa una sustitución para la evidencia científica.
Como apunta el filoso estadounidense George M. Felis, apelar a la fe no solo es un error de lógica, sino también una falla moral: “El motivo por el que esto es tan importante no es simplemente que las personas que abrazan la fe conserven creencias mal estructuradas. La razón rige solamente en el sentido mínimo donde existen estructuras dentro de las cuales puede funcionar o entonces deja de ser razón. También existe un aspecto ético en la razón, ya que las creencias de alguien están íntimamente relacionadas con las acciones de esta persona. Algunas de estas creencias resulta en sí mismas normativas – las creencias sobre lo que es bueno y correcto, sobre por qué la vida es valiosa y por qué es de determinada forma. Las creencias factuales también resultan importantes, toda vez que la forma en que comprendemos la realidad nos dirige para desarrollamos y da forma a cada acción nuestra, tanto en lo que respecta a valores como en los objetivos”.
Si alguien se deshace de la razón en la formación de sus creencias, también se deshace de la única forma de acceso a la verdad que posee. Los humanos no tienen capacidad para percibir y discernir inmediatamente aquello que es verdad de la misma forma en que logramos distinguir colores y formas (si tenemos una buena iluminación y visión). Lo más cerca que podemos llegar de la verdad es cuando justificamos nuestras creencias. La fe declara que algunas creencias – las más importantes, aquellas que determinan cómo vemos otras cosas – no requieren de una justificación”.
En resumidas cuentas, puedes creer que vuelas, pero esto no terminará liberándote del yugo de la gravedad.
4 – Observación selectiva.
Muchos críticos de la ciencia, de forma deliberada o inconsciente, eligen y comparten información que tiene como fin atacar determinadas afirmaciones científicas, al mismo tiempo que ignoran la información que integra las bases de tales afirmaciones.
Un ejemplo que muchos deben conocer: “Mi abuelo fumó y comió carne toda la vida, y jamás se enfermó de nada” (ahí ya tenemos otra falacia, la de la estadística basada en números mínimos). O aquellos que listan las circunstancias favorables al mismo tiempo que hacen a un lado las desfavorables (y viceversa), como hacer público a todos los ganadores de un juego de lotería mientras se ignoran a los perdedores, o reclamar que el crimen va en aumento después de ver el noticiario, pero siempre ignorando las estadísticas que apuntan a las tasas decrecientes.
Se trata de la famosa “evidencia anecdótica”: alguien posee una historia que presumiblemente contradice alguna afirmación científica y de un momento a otro aquel caso excepcional tiene más peso que todos los trabajos científicos en el área.
5 – Apelo a las consecuencias.
Esta falacia puede presentarse como una especie de precaución, una advertencia para no inmiscuirse en actividades o emprendimientos que amenazan con provocar daños (o consecuencias no deseables) para el bienestar humano o el ambiente, partiendo de una serie de eventos imprevistos (que se relaciona con otra falacia, la de la pendiente resbaladiza). Sin embargo, en muchos casos los individuos anti ciencia mezclan las discusiones sobre una determinada línea de investigación científica con supuestas consecuencias morales y filosóficas.
Por ejemplo, existe cierto temor en que la creencia en la evolución nos conduzca al genocidio, o que siembre la opinión de que los seres humanos no son más que otro animal (es decir, la negación del excepcionalísimo humano). Otra preocupación común es que el ateísmo o materialismo nos conduzca a una vida inmoral y poco satisfactoria.
Uno de los mejores ejemplos en este sentido viene de la producción cinematográfica The Matrix, cuando se le pregunta a Neo si cree en el destino y responde que no. Pero cuando le preguntan por qué, él responde: “no me gusta la idea de que no poseo el control”. En este ejemplo, Neo no se basa en las evidencias, sino en el lado desagradable de creer en el destino.
Seguramente algunas líneas de investigación científica son más peligrosas que otras. Una investigación reciente que involucra al virus H5N1 de la gripe aviar es un ejemplo de que no vale la pena arriesgarse. Pero no es el método científico o los científicos quienes están equivocados, sino la forma en que nos adaptamos a ese nuevo conocimiento.
6 – Dios de los vacíos.
La ciencia no tiene respuestas para todo, ni finge tenerlas. Desconocemos cómo funciona la conciencia, dónde o cómo se originó el universo, y todavía tenemos ciertos “huecos” en nuestro conocimiento sobre la forma en que determinados rasgos emergieron a través de la selección natural. Pero esto no quiere decir que nunca vayamos a saberlo. Por eso, mientras no se tengan respuestas, es vital reunir evidencias, crear hipótesis y asumir el paradigma naturalista (es decir, que todos los fenómenos pueden explicarse sin apelar a una intervención divina).
Desafortunadamente, existe cierta tendencia entre los que quieren desacreditar a la ciencia por rellenar estos huecos de nuestro conocimiento con explicaciones sobrenaturales y metafísicas. Por ejemplo, los seguidores del creacionismo frecuentemente afirman que la selección natural no puede explicar de forma adecuada la diversidad, complejidad y el aparente proyecto de vida en la Tierra. De la misma forma, los fenómenos neurológicos referentes a las experiencias cercanas a la muerte o las experiencias alucinatorias como una presencia remota, generalmente se explican con una base sobrenatural cuando existen explicaciones más sencillas que son más plausibles.
Charles A. Coulson, un matemático británico, escribió en 1955: “No existe tal ‘Dios de los vacíos’ para asumir aquellos puntos estratégicos donde la ciencia falla, y es la razón por la que los vacíos de este tipo tienen la costumbre de encogerse”, agregando que “o Dios está en toda la naturaleza, sin vacíos, o no está en ella de ninguna forma”.
7 – Retención de la aprobación.
“No es más que una teoría”.
No, en ocasiones es mucho más que una teoría. Es decir, los principios científicos como la selección natural y la relatividad general son teorías, pero llegamos a un punto en que las explicaciones y los modelos se hacen tan instructivos y tan relevantes que comienzan a tratarse como axiomas – una declaración o proposición que se encuentra tan bien elaborada, aceptada, o es tan autoevidente que debemos abandonar la retención de la aprobación, por qué hacer lo contrario simplemente resulta irracional.
Esto no quiere decir que debamos abandonar el escepticismo o dejar de perfeccionar los axiomas, pero es importante reconocer “teorías útiles” cuando las encontramos y dejar de desacreditarlas cuando se vuelven inconvenientes.
8 – Jugando a ser un Dios.
No se le reconoce como una falacia lógica, sino como un error en la forma de pensar – la idea de que la humanidad no debe entrometerse donde tradicionalmente se lleva a cabo la acción divina, ya que al hacerlo estamos siendo arrogantes, irrespetuosos e imprudentes.
La preocupación es que nos estemos metiendo en cosas que van más allá de nuestra comprensión y control, llegando a un desastre sin remedio. El riesgo es el de hacer enojar a Dios. Los intentos por impedir que las personas “jueguen a ser Dios” generalmente van dirigidos a áreas como el control de la natalidad, eutanasia, aborto, ingeniería genética y recolección de células madre embrionarias. En el futuro, probablemente se dirá lo mismo de los procedimientos de extensión radical de la vida y de la geoingeniería.
Pero la respuesta siempre ha sido que, si no jugamos a ser Dios, ¿quién lo hará? Este es el punto principal de la Ilustración europea, y el ascenso del humanismo secular. Empleando la suposición de que Dios no existe (o no interfiere con nuestros asuntos), surgió la opinión popular de que la humanidad tiene por obligación cuidar de ciertos temas con sus propias manos, si la intención es realmente entender el mundo y convertirlo en algo mejor. Y, por el uso de la razón del método científico, la humanidad tiene posibilidades de éxito, muchas más que si simplemente se sienta a esperar la acción de alguna fuerza sobrenatural.
La ciencia ha sacado a la humanidad del oscurantismo y la ignorancia. La ciencia permite logros del ingenio humano y la explicación de los fenómenos del mundo y el universo. Aún así, la principal fortaleza de la ciencia, también es su principal debilidad: el método científico. Si la ciencia no puede explicar o comprobar algo, entonces no cabe en sus dogmas, en su realidad. Hay millones de misterios aún por develar y mientras que la ciencia no logre dar un veredicto final en cuanto a grandes interrogantes, seguirán siendo relegados por los académicos y pensadores a ser mitos, creencias populares o productos de la simple imaginación
Desde la mirada epistemológica es claro que la ciencia siendo un tejido de instituciones e instituyentes continuos presenta las podredumbres, claudicaciones, tautologías y momentos de avance en un «algo» sobre lo que se quiera observar, analizar u operar. El problema es la ciencia como dogma, aspecto común del académico que lucha por un lugar en el sistema de becas o en reconocimiento de su disciplina. La ciencia no deja de ser humana, somos quienes la ejercemos, quienes implementamos los instrumentos de medición que nosotros mismos creamos. Hay que tenerle pa-ciencia, siempre nos dará conocimiento parcial, inacabado; pero si puedo hacernos aspirar a tener una mejor vida.
Los avances cientificos a veces se ven distorsionados debido a la corrupción de las actuales empresas, las cuales solo buscan ganar dinero a costa de la gente y el medio ambiente, como lo ha hecho la iglesia muchos muchos años (y seguirá). Creo que son buenos los avances de la ciencia y tecnología, pero cuando hay un costo humano o ambiental muy grande hay que pensar a quien beneficia; si a la humanidad y el planeta, o solo a un grupillo de villanos de chaqueta y corbata
la fe, es el peor invento de la humanidad, al igual que la iglesia, solo nos retrasan cientificamente….
no, si conocieras el significado de fe otra cosa opinaras
gracias a Dios que soy ateo ( frase super choteada).
La razón de los argumentos cientificos y de fe sin conocimiento afirmativo propio solo te llevan a especular.
al carajo voy a creer en cthulhu
La ciencia al igual que la religión puede usarse para manipular. Hay una tendencia fuerte en creer ciegamente en la ciencia, y dejar la fe a un lado quiza por sentirse inteligente y moderno, pero la ciemcia tiene muchas respuestas más no todas. Pienso que no hay una razón por la cual un hombre pueda ser hombre de ciencia y tener fe, los fanáticos de la ciencia y la religión son los que no se pueden tolerar. El fanatismo es nocivo para la humanidad, no la ciencia ni la fe. Interesante artículo y se respeta las formas de pemsar.
De hecho la fe si es nociva, por que en nombre de ella puedes causar males, cuantos casos no hay de gente que deja morir a sus hijos por creer en curanderos o en sacerdotes con poderes divinos? además nadie que de verdad sea un científico va a ser fanático ni «creerá» por que la ciencia crece de la duda. Si tu eres un científico que llega con un nuevo hallazgo no vas a ser recibido y aceptado con los brazos abiertos, al contrario, varios científicos van a analizar tu hipótesis para corroborar que estas en lo cierto. En la ciencia no se admiten creencias, solo pruebas y conocimientos, y aun cuando algo sea aceptado por la comunidad científica, mas adelante podrá haber algún nuevo descubrimiento que derrumbe al actual, y en ese caso simplemente se actualiza, no se niega ni se ataca como en el caso de la fe.
Un buen ejemplo de observacion selectiva tu comentario
esos naturistas…. pero lo más triste son aquellos que estan de acuerdo con los avances científicos, pero luego usan a MONSANTO como base para críticar dichos avances :s….
Es mas fácil engañar a la gente, que convencerlos de que han sido engañados. Mark Twain
Que post tan pretencioso y mamerto.. al final no sirve para nada.
estaban verdes las uvas?
Igual que tu comentario.
pues no lo leí… me dio flojera … LOL
Me quedo con lo ultimo, el hombre tiene muchas mas posibilidades de exito con la ciencia y la busqueda del conocimiento que esperar a que un ente divino intervenga. Buens post Hery.
Wikipedia tiene una muy buena colección en su anexo Sesgos Cognitivos
es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Sesgos_cognitivos