La explosión en Beirut, capital de Líbano, resultó tan poderosa que el movimiento del área circundante fue equivalente a un sismo de 3.3 grados en la escala de Richter. Tal poder de devastación provino de la detonación accidental de 2,700 toneladas de nitrato de amonio. La aduana local confiscó esta sustancia en 2014, y desde entonces la almacenaron en una nave de la zona central del puerto.
Almacenar una sustancia altamente explosiva como esta en un lugar tan densamente poblado es extremadamente peligroso. Por eso, desde la fecha de confiscación las autoridades portuarias enviaron seis cartas al gobierno del país advirtiendo del peligro. Los encargados de dar seguimiento a esta situación simplemente ignoraron la correspondencia. La negligencia terminó con 150 muertos, más de 5000 heridos, 300 mil personas sin hogar y un perjuicio económico a Beirut de US$ 15,000 millones.
Nitrato de amonio.
Aunque el uso más común del nitrato de amonio (NH4NO3) es como fertilizante, en la industria de la minería y construcción civil se emplea como componente para fabricar explosivos de bajo costo. También es muy socorrido por la milicia y organizaciones terroristas para fabricar explosivos caseros.
Aunque el nitrato de amonio es estable a temperatura ambiente, explota con mucha violencia cuando se expone al fuego o la detonación de otro explosivo. Una de las hipótesis en la trágica explosión de Beirut dice que la explosión mayor fue provocada por un incendio en un cargamento de fuegos artificiales almacenado junto al nitrato de amonio.
Pero, esta no ha sido la única explosión protagonizada por la sustancia. En el pasado, particularmente a lo largo del siglo XX, explosiones planeadas y accidentales con nitrato de amonio terminaron con la vida de miles de personas causando perjuicios enormes en diversas partes del mundo. A continuación, te presentamos un resumen con los eventos más trágicos.
Explosión de Faversham en 1916.
La localidad de Faversham, en Inglaterra, fue escenario de una terrible explosión el 2 de abril de 1916. En aquella época, la ciudad era conocida por albergar decenas de fábricas de munición y explosivos. Y con la Primera Guerra Mundial a toda marcha, aquí floreció una de las mayores industrias en la zona.
La región se encargaba de producir pólvora y guncotton, un explosivo hecho a base de algodón, ácido nítrico y ácido sulfúrico. Al reaccionar el ácido nítrico con la celulosa presente en el algodón se forma nitrocelulosa. En uno de los almacenes donde se suscitó la explosión almacenaban 15 toneladas de TNT y otras 150 de nitrato de amonio.
Durante un misterioso incendio, cuyos orígenes jamás se esclarecieron, el depósito terminó quemándose. Al momento de la explosión, una cuadrilla de bomberos auxiliada por empleados de la fábrica buscaba contener el fuego para evitar una tragedia mayor. Todos murieron al instante.
Lo único que quedó en ese lugar fue un cráter de 5 metros de profundidad con un diámetro cercano al de una cancha de fútbol. La onda de choque de esta terrible explosión pudo escucharse hasta Francia, al otro lado del Canal de la Mancha. En un intento por evitar que la información llegara a los alemanes, el gobierno británico censuró toda la información sobre esta explosión en la que murieron 108 personas.
Explosión en Oklahoma City de 1995.
El 19 de abril de 1995, Estados Unidos atestiguó uno de los peores ataques terroristas en su territorio. En número de muertos y daños materiales, la explosión de Oklahoma City se ubica apenas por detrás de los atentados del 11 de septiembre de 2001. A las 9 de la mañana de aquel fatídico día, Timothy McVeigh detonó un camión bomba frente al edificio Murrah, un inmueble ocupado por empleados del gobierno federal en la ciudad.
El camión bomba estaba cargado con 2.2 toneladas de nitrato de amonio, nitrometano y diésel. La explosión mató a 168 personas. Dejó un cráter de 2.5 metros de profundidad y 9 metros de diámetro, también destruyó dos terceras partes del enorme edificio, 86 vehículos y rompió los cristales de 258 viviendas en la zona circundante. Al final, el perjuicio estimado es de US$ 652 millones.
Explosiones de Tianjin en 2015.
El 12 de agosto de 2015, en el incidente más reciente de está lista, un contenedor repleto de nitrocelulosa se incendió y explotó en el puerto de Tianjin, en China. La nitrocelulosa es un explosivo muy poderoso; sin embargo, la hecatombe llegó 30 segundos después cuando el fuego de la primera explosión alcanzó un depósito de 800 toneladas de nitrato de amonio en las cercanías.
El comunicado oficial menciona que 173 personas murieron, 100 de las cuales eran bomberos, y 700 resultaron heridas. Pero, la destrucción no se detuvo allí, pues un total de 304 edificios quedaron inservibles, 7,500 contenedores con carga diversa y más de 12 mil automóviles (la mayoría vehículos nuevos de armadoras japonesas) se convirtieron en un montón de fierros retorcidos. El perjuicio económico total en las explosiones de Tianjín se acerca a los US$ 9,000 millones.
La explosión de Oppau en 1921.
La planta de la BASF en Oppau (parte de la ciudad Ludwigshafen am Rhein), en Alemania, almacenaba 4,500 toneladas de nitrato de amonio en un grupo de silos. Almacenar este material en forma vertical conlleva un gran problema: se compacta bajo su propio peso y manipularlo es complicado. Una de las soluciones más socorridas era emplear pequeñas cargas de dinamita para “soltar” el nitrato de amonio. Hasta el día del accidente, la planta ejecutó más de 20 mil detonaciones seguras en el lugar.
Afortunadamente, la explosión sólo consumió una décima parte de todo el nitrato de amonio almacenado. Sin embargo, esto fue suficiente para crear un cráter de 125 metros de diámetro y destruir 8 de cada 10 construcciones en Oppau. Por si fuera poco, hizo pedazos todas las ventanas en un radio de 30 kilómetros y algunas embarcaciones terminaron hundidas en el río Reno. 561 personas perdieron la vida, más de 2,000 resultaron heridas y 7,500 se quedaron sin hogar.
Explosión en Texas de 1947.
El 16 de abril de 1947, el SS Grandcamp atracaba en uno de los principales puertos de Texas. La embarcación cargaba 2,300 toneladas de nitrato de amonio, y a su lado estaba el SS High Flyer con otras 900 toneladas del mismo material. Tras un pequeño incendio accidental, la temperatura y presión en el caso del SS Grandcamp subió lo suficiente como para detonar el nitrato. Cinco horas después, como resultado directo de la primera explosión, el segundo carguero explotó.
Las ondas de choque mataron a 581 personas, destruyeron más de un millar de edificios, hicieron añicos las ventanas en un radio de 16 kilómetros, derribaron un par de aviones, generaron olas de 4 metros en el litoral a una distancia de 160 kilómetros, incendiaron refinerías, depósitos de gas e instalaciones de Monsanto. La ciudad contaba con 32 bomberos en aquella época y 30 murieron en el evento. Un ancla de dos toneladas que se encontraba en el lugar de la explosión se localizó a más de 3 kilómetros de distancia.