Las momias de Qilakitsoq están conformadas por ocho cadáveres preservados de esquimales que murieron en Groenlandia hace más de 500 años. Los cuerpos preservados figuran entre los objetos más interesantes de la arqueología. Y “momia” es un término vinculado tradicionalmente con las grandes estructuras fúnebres de Egipto, pues los antiguos egipcios recurrieron ampliamente a la técnica de la momificación para preservar “eternamente” a sus muertos.
Sin embargo, otras culturas alrededor del mundo también practicaron la momificación. Aunque con técnicas distintas a las desarrolladas en el Antiguo Egipto, los arqueólogos han descubierto cuerpos en estados de conservación semejante. De hecho, existen casos donde los restos ni siquiera fueron tratados intencionalmente: las condiciones del medio donde perecieron resultaron clave para su preservación.
En 1972, un par de cazadores descubrió accidentalmente las momias de Qilakitsoq. ¿No has escuchado sobre ellas? A continuación, te presentamos cinco datos relevantes sobre este hallazgo.
Mera casualidad.
Los ocho cuerpos preservados que pasarían a la historia como las momias de Qilakitsoq, al igual que otros hallazgos arqueológicos, se conocen gracias a la casualidad. Pese al maravilloso hallazgo, los hermanos cazadores que las descubrieron mientras realizaban actividades rutinarias optaron por el anonimato.
Aquella fría tarde de 1972, los cazadores salieron a rastrear presas en la región de Groenlandia donde habitaban. En medio de aquel territorio inexplorado, se toparon con un asentamiento que parecía abandonado. Posteriormente, el fortuito encuentro se convertiría en uno de los hallazgos más importantes de la zona.
Análisis preliminar.
Tras examinar las estructuras, que confirmaban se trataba de un asentamiento humano, los cazadores descubrieron algo mucho más macabro: ocho momias congeladas sepultadas en el mismo sitio. Al percatarse que la escena era muy antigua, los hermanos notificaron a las autoridades de la isla.
Para entender la naturaleza del hallazgo, enviaron un grupo de arqueólogos que realizó un análisis preliminar. La conclusión era que el asentamiento pertenecía al poblado inuit de Qilakitsoq, una villa situada al oeste de la isla que los habitantes abandonaron en el pasado.
La explicación a las momias de Qilakitsoq.
Obviamente, lo más intrigante fueron los cuerpos bien preservados encontrados en el asentamiento. Las investigaciones posteriores confirmaron que estos cadáveres no pasaron por ninguna clase de momificación artificial. Su excelente estado de preservación es obra de la naturaleza.
Específicamente, creen que el excepcional frío en Groenlandia conservó prácticamente todo el cuerpo de estas personas. Pese a que transcurrieron más de cinco siglos desde la época en que los depositaron en las tumbas, el congelamiento mantuvo los cuerpos casi intactos.
Datos de interés sobre las momias de Qilakitsoq.
Tras conocer el origen de la momificación, los interesados empezaron a preguntarse en qué época murieron. Los análisis realizados tanto al lugar como a las momias, sugieren que estas personas fallecieron alrededor del año 1475.
El grupo estaba conformado por seis mujeres, un niño y un bebé recién nacido. Además, en la sepultura se localizaron múltiples objetos provenientes del mismo periodo, como las vestimentas hechas con piel de reno. Otro dato peculiar sobre las momias de Qilakitsoq es que presentan varios tatuajes en el rostro.
Un detalle macabro.
En la investigación, los científicos se toparon con una posibilidad aterradora, por decir lo menos. Cuando examinaron uno de los cuerpos, descubrieron diversas señales que sugieren se enterró vivo. Por muy inquietante que fuera la situación, los arqueólogos descubrieron que formaba parte de una tradición común entre estos pueblos.
Resulta que, si una madre moría los hijos también eran enterrados, pues consideraban que no lograrían sobrevivir sin una proveedora. La intención de sepultar vivos a los niños era que acompañaran a sus madres a la tierra de los muertos.