4 lecciones simples de supervivencia

La secuencia de nuestra existencia se resume en nacer, vivir, reproducirse y morir. Pero no siempre fue así, antes de que descubriéramos la agricultura que nos posibilitó pasar de nómadas a sedentarios, nuestras andanzas por el mundo implicaban una vida llena de peligros en la que se requería de un talento especial en supervivencia para no morir miserablemente en la naturaleza.

Sobrevivir, más que vivir, es tan importante en nuestra existencia que hemos adquirido instintos básicos de supervivencia a través de un larguísimo proceso evolutivo. Hace poco nos encontramos con un artículo bastante interesante escrito por Abby Norman, del sitio all-that-is-interesting.com, en el que listan algunas lecciones útiles sobre lo que debemos hacer para salir con vida en diversas situaciones. Échale un vistazo.

Cómo sobrevivir si tu automóvil se hunde en el agua

Imagina que conduces a toda velocidad por una carretera que se encuentra al borde de un cuerpo de agua (mar, río, lago) y, como sucede en las películas, pierdes el control volando desde lo alto para impactar tu bólido contra el agua. ¿Qué debes hacer? Lo esencial es hacerte a la idea de que perderás todas tus pertenencias – no intentes tomar tu cartera o celular… lo más importante es salir del vehículo lo más rápido que se pueda. Bajo ninguna circunstancia intentes abrir la puerta para salir, pues además de que es algo sumamente difícil, solo lograrás que el agua entre más rápido.

En lugar de intentar escapar por la puerta puedes salir por la ventana. Una vez que el carro se sumerge, disponemos de entre 30 y 60 segundos para salir, que es más o menos el tiempo que le lleva a un vehículo llenarse de agua. Una vez transcurrido este lapso, a medida que el automóvil se hunde, la presión hará que descienda a mayor velocidad. En caso de que los vidrios sean eléctricos y el sistema haya quedado inservible, no tengas piedad y rómpelos con lo primero que encuentres a la mano.

Cómo sobrevivir si te pierdes en el bosque.

Haces una caminata por el bosque durante un excursión y, de repente, te das cuenta que todos se han ido y no tienes ni idea de dónde estás. Antes de que entres en pánico, deberías hacer lo mismo que los scouts; es decir: parar, pensar, observar y planear. Una buena forma de empezar es localizar una fuente de agua, como un arroyo o río, y si estás en condiciones de hervirla antes de beberla, mucho que mejor. Otra opción es captar agua de lluvia – la ventaja es que no necesita hervirse.

También puedes trabajar en hacer una pequeña fogata – suponiendo que no exista el riesgo de provocar un incendio. Para lograr esto busca ramas y hojas secas de tamaños variados y monta una estructura en forma piramidal, procurando que la madera quede en el centro. ¿No tienes un pedernal o fósforos a la mano? Es hora de sudar. Busca un trozo de madera blanda y haz una pequeña ranura en la base.

Después toma un palo más sólido y frota una de sus extremidades en la ranura que has hecho en la madera – con esto creamos calor mediante fricción. Cuando empiece a incendiarse sopla de forma muy delicada para acelerar el proceso. Una vez que la braza aparezca, trasládala a las ramas y hojas secas y procura mantenerla. Cuando resuelvas el problema de la fogata, recuerda mantenerte alerta para evitar “encuentros” accidentales con depredadores.

Ahora, supongamos que ya ha pasado un tiempo y nadie se apareció para rescatarte. En este caso, la mejor salida es encontrar un río y seguir su curso, pues esta es la mejor oportunidad de llegar a un lugar habitado. Además, si el hambre apremia, evita los frutos blancos o rojos, hongos, cualquier cosa con olor a almendras y que tenga un sabor amargo o a jabón, sabias lechosas y las hojas en grupos de tres o que estén descoloridas.

Cómo sobrevivir a una avalancha.

Quizá imagines que lo único que te resta es “hacerte bolita” y esperar lo peor. Lo primero que debes intentar hacer – y no creas que será fácil – es “nadar” en dirección a la parte superior de la columna de nieve para evitar que te sepulten bajo varios metros de escombros y nieve. Después, cuando el caos termine, tu suministro de aire debería agotarse en unos 15 minutos.

Si lograste alcanzar las capas más superiores, es importante mantener uno de los brazos arriba, sobre la cabeza, pues así será más fácil para el personal de rescate ubicar tu posición. Además, esta acción puede ayudarte a orientarte. Y ya que estamos hablando del tema, otra forma de determinar tu posición para saber en qué posición seguir cavando es escupir – así de simple, lanzar un escupitajo – y ver hacia donde cae la saliva.

Cómo sobrevivir a una hemorragia.

Resulta primordial aprender algunas cosas básicas de los primeros auxilios, pues en caso de un accidente severo, saber qué hacer para mantener a una víctima estable hasta que llegue la ayuda puede hacer toda la diferencia. En esta lección en particular – sobre cómo sobrevivir a una hemorragia –, te orientaremos sobre la forma en que debes actuar si te encuentras a alguien sangrando profusamente.

Lo primero es aplicar presión sobre la herida. Si tienes alguna gasa estéril a la mano, mucho que mejor (de no ser así, un tejido limpio sirve). Mientras aplicas presión intenta elevar la extremidad herida hasta una altura que quede por encima del corazón, de esta forma lograrás que el flujo de sangre que pasa a través de la herida disminuya. Si nada de esto funciona…

La última alternativa en caso de hemorragia es aplicar un torniquete. Si no tienes elección (por ejemplo, supongamos que el accidentado sufrió la amputación de un miembro) busca un trozo de cuerda, cinturón, cinta – nunca lo hagas con un cable o alambre –, en fin, cualquier material que te permita rodear el miembro sin lastimar la piel. Haz un nudo simple a una distancia aproximada de entre 5 y 10 centímetros del corte, posiciona un palo sobre el lazo, haz otro nudo y entonces tuércelo.

Recuerda evitar hacer el torniquete directamente sobre la piel de la víctima (si es posible hazlo sobre la ropa), y no olvides verificar durante cuánto tiempo lo aplicaste. Además, es muy importante que lo dejes visible y que nunca intentes removerlo solo. Cuando la ayuda llegue, informa a los paramédicos sobre lo que hiciste y el horario en el que se aplicó el torniquete.