17 platillos poco apetecibles de la Edad Media

Las cosas no eran fáciles en la Edad Media, ni siquiera cuando hablamos de gastronomía. En épocas donde la ciencia no existía, las personas se guiaban por la intuición y buscaban aprovechar al máximo cualquier fuente de alimento. Aunque eso implicara consumir alimentos que hoy se considerarían una grosería.

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Como escaseaba el alimento, en la Edad Media tendían a aprovecharlo todo. Al preparar una sopa consumían cada parte del animal. Por ejemplo, la tradicional sopa de pollo incluía las patas, cabeza y la cloaca de la gallina.

Si lo anterior te pareció asqueroso, casi vomitarás al saber que para cocinar patos los rellenaban con sus propias plumas. Una vez en la mesa, los comensales no se preocupaban por separar el plumaje de la carne.

Stargazy pie
Tarta Stargazy.

La tarta Stargazy esta rellena de peces pequeños. La tradicional preparación del platillo dicta que la cabeza de los peces debe sobresalir de la pasta.

La tarta de pájaro negro (blackbird pie) era un platillo poco apetecible con un ingrediente inusual. A veces, la tarta se servía con cuervos vivos que sobresalían de la parte superior.

¿Conoces las lampreas? Se parecen mucho a las anguilas, pero el aspecto de su boca parece sacado de una película de terror. Lo más interesante es que durante buena parte de la Edad Media se consideró un manjar. Algo que muy pocos historiadores cuentan es que el rey Enrique I de Inglaterra murió de una indigestión por comer tantas lampreas.

lamprea ahumada rellena
A la derecha: lampreas ahumadas rellenas.

¿Has visto a los gatos en el arte medieval? Parecen animales molestos que no tienen mucho interés por la vida. Tal vez se deba a que en la Edad Media las personas los cocinaban y comían.

Otro platillo exitoso de aquella época era la sopa de serpiente. En esencia, capturaban un montón de serpientes, les cortaban la cabeza y las hervían en agua.

El relleno de la tarta “Umble” se preparaba con órganos de venado y múltiples especias.

En la Edad Media se popularizó un platillo conocido como “Pollo cantante” (Singing Chicken). Al animal se le metía mercurio y azufre en la garganta y después se llevaba a cocción. Cuando la temperatura alcanzaba determinado nivel, podía escucharse el “sonido de un canto”.

Ambar gris de cachalote
Ámbar gris.

¿Sabías qué los cachalotes producen una secreción intestinal llamada “Ámbar gris”? En la Edad Media, las personas recogían esta sustancia cerosa para mezclarla con productos horneados. Suponemos que el peculiar olor dulce y terroso del Ámbar gris proporcionaba un toque especial a las comidas.

Aunque la cerveza ya gozaba de popularidad en la Edad Media, su sabor no era tan agradable como el actual. En el siglo XVII, la cerveza Cock ale se preparaba con gallo sancochado, frutas y especias.

En la Edad Media la gente no acostumbraba a consumir huevos. Sin embargo, el recipiente les parecía atractivo por lo que vaciaban su contenido para llenarlos con gelatina de almendras. Después les daban color con hierbas y sólo así consumían sus “huevos falsos”.

gelatina de almendras
Gelatina de almendras.

Las colas de castor fueron muy socorridas en los menús medievales. Como no acostumbraban a consumir carne roja los días viernes y los castores pasan la mayor parte de su vida en el agua, lo consideraban pescado.

Como las nutrias marinas y los frailecillos también pasan mucho tiempo en el agua, los consideraban pescados y los consumían como tal.

Si el conejo a la plancha no te parece una preparación aceptable, jamás comerías los fetos hervidos de esta especie. Era un platillo real de la Edad Media que la gente disfrutaba bastante, sobre todo por la cantidad de conejos que había.

cockentrice
Cockentrice.

La Cockentrice es un platillo que aún existe, y aunque a muchos no les resulte asqueroso, tiene todo el potencial para serlo. En esencia, el plato consiste en coser la parte superior de un lechón a la mitad inferior de un pavo y viceversa. Suele hornearse y prepararse con verduras. Es la herencia de una receta que integraba carnes de múltiples animales hasta lograr una comida de consistencia blanda y pastosa.

Otra receta clásica de la Edad Media era el pene de oveja preparado con leche, huevos y azafrán.

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