¿Qué pasó? un terrible episodio de asesinatos en masa perpetrado por los japoneses contra ciudadanos chinos entre 1937 y 1938. Este se considera el evento más traumático de la segunda guerra sino-japonesa, librada entre el poderoso y expansionista imperio de Japón contra una pobre y débil República de China. La masacre se extendió a lo largo de un mes y medio e inició cuando los japoneses desembarcaron en Nankín, que era una de las cuatro capitales de la antigua República Popular China.
Se llegó a estimar que 260 mil personas perdieron la vida. Un total de veinte mil mujeres fueron ultrajadas y asesinadas, incluidas niñas menores de 10 años de edad. Hasta nuestros días, el evento sigue siendo traumático para los chinos y polémico para los japoneses, que minimizan la dimensión de sus atrocidades y no han llegado a reconocer la mayoría de los crímenes que cometieron.
El contexto de la masacre en Nankín.
China se encontraba sumida en una guerra civil desde 1926, entre nacionalistas y comunistas (liderados por Mao Zedong). Debido a que era un país debilitado, algunas de sus regiones yacían bajo el control de potencias extranjeras. Japón tenía dominio sobre la región de Manchuria y avanzó sobre territorio chino cuando vio que los nacionalistas se alistaban para confrontarlo.
En 1937 los japoneses atacaron la costa de China. Tras cuatro meses de batalla se hicieron con el control de Shanghái, una guerra que resultó en un cuarto de millón de bajas chinas contra 40 mil del lado japonés. Los chinos se replegaron a Nankín, destruyendo campos de arroz y todo aquello que pudiera representar una ventaja para las tropas japonesas.
Japón sitió la capital y el 5 de diciembre entró a la ciudad. El general Tang Shengzhi, comandante de las tropas chinas en Nankín, reclutó a 100 mil soldados en la ciudad para intentar contener el avance nipón. Tras una serie de violentos embates, los japoneses echaron abajo las defensas de la capital en una batalla que se extendió durante ocho días.
El general japonés Asaka Yasuhiko ordenó la ejecución de todos los prisioneros de guerra. Separando militares, civiles, hombres y mujeres. Torturaron, ahorcaron y fusilaron a los soldados. Masacraron a los civiles en las calles. Algunos se refugiaron en los templos, pero fueron perseguidos y asesinados allí mismo.
Los japoneses llevaron a los ciudadanos hasta un cráter en una cantera. Los pusieron en fila a todos y abrieron fuego. Muchos cayeron aún con vida, y los soldados buscaban sobrevivientes para rematarlos. Hoy, en ese lugar existe un memorial en homenaje a las víctimas de la masacre.
El horror no hizo más que agravarse bajo el mando del general Iwane Matsui. La decapitación se convirtió en un deporte. Hacían competencias para ver quién hacía más rápido y más preciso el corte. Llevaban una cuenta de aquellos que asesinaban a más bebés y arrancaban más fetos de los vientres de sus madres. Colgaban sus cabezas para no perder la cuenta y daban los cadáveres a los perros callejeros, más hambrientos que nunca en aquellos tiempos. Para complementar estas atrocidades, practicaban la vivisección, es decir, la disección de las personas aún con vida.
Pero lo peor estaba reservado para las mujeres. Arrastraban a madres, solteras y adolescentes para meterlas en camiones y llevarlas a trabajar como esclavas sexuales. Muchas de ellas, que los japoneses acostumbraban a llamar “mujeres de consolación”, fueron exportadas como esclavas a más de dos mil burdeles militares que Japón había esparcido por el continente asiático.
En el transcurso de dos meses quedaban muy pocas personas en pie. Los japoneses todavía golpeaban, ahogaban, quemaban y fusilaban a los ciudadanos. Enterraron a un sinnúmero de niños vivos. Observadores internacionales hablaban de pilas de cabezas y cuerpos esparcidos en las calles. Entre las miles de mujeres ultrajadas, muchas sufrieron violaciones grupales, fueron mutiladas, asesinadas y dejadas a la vista para aterrorizar a los que seguían con vida.
El gobierno chino continúo en retirada hasta la batalla final, en 1938. Japón dividió a China en estados títeres y mantuvo su política expansionista. Intentaron invadir a los rusos, pero sin ningún éxito, tomaron Hong Kong y Shanghái y atacaron la base de Pearl Harbor arrastrando a su país – y a los Estados Unidos – a la Segunda Guerra Mundial.
Una última curiosidad: la violencia de los japoneses fue tanta y tan desmedida que incluso los nazis les solicitaron que le bajaran dos rayitas a sus desmanes.
Fuentes:
The Making of “The Rape of Nanking” – Takashi Yoshida. Dictionary of Genocide – Paul R. Bartrop y Samuel Totten. Wikipedia.
Y pensar que ahora Japón forma parte de AUKUS porque le tienen miedo a los chinos.
Estas pero si bien ¡Doriga!
Este relato me hizo llorar. Dónde estaba la rosa de Guadalupe en esos momentos? 🙁
El emperador no decretó personalmente eso: en realidad, el emperador era victima de su propia fascinación por el modelo parlamentario inglés, y sólo hasta el fin de la guerra se dio cuenta que debió haber sido más enérgico y que debió haberse involucrado más en el gobierno, pues su inactividad le dio poder a las sociedades ultra reaccionarias japonesas, como el Kōdōha y la sociedad de la doble hoja. Esto no lo exime de la responsabilidad (era el emperador), pero si da una nueva dimension a su ineptitud.
La deshumanizacion de los chinos en la mente de los japones empezó cuando un general de la facción Kōdōha asumió el mando del ministerio de educación. El tipo se llamó Sadao Araki.
Los nazis no hicieron nada. De hecho John Rabe (el nazi que no lo fue) fue marginado por intentar hablar con Hitler y pedirle su intervención: su casa fue inspeccionada y la pasó muy mal.
Si les interesa el tema tienen que leer tanto «La violación de Nankin» de Iris Chang como «Japan´s War» de Edwin Hoyt.
Yo personalmente, les pido a todos ustedes que incluyan a John Rabe, Minnie Vautrin, George Ashmore Fitch y muchos más en sus altares de muertos. Eran unas reatas.-
interesante, de echo todo eso les dio el pretexto para hacer pruebas y experimentos en chinos, busquen la historia del escuadron 731, y veran la atrocidad de lo que hacian, y de echo los nazis se quedaron cortos frente a los japoneses, en youtube esta la pelicula del escuadron 731, como «detalle» los cadáveres y miembros amputados y despedazamientos fueron echos en cadaveres reales en la pelicula, el director no se andaba con m-a-m-a-da-s tarantino es un pobre i-m-b-e-c-i-l- frente al director de la peli del escuadron 731
Excelente entrada Hery. Para complementar, hay un documental excelente en Netflix llamado precisamente Nanking, que recomiendo ampliamente.
Las narraciones de los sobrevivientes acerca del sadismo de los japoneses es verdaderamente aterrador.
es cierto el karma les vino encima, pero se han dado cuenta que desde aquellas épocas los observadores han sido de nada a invisible su ayuda…y eso que en esa década no existia la ONU :S…
no ma-m-a-r no existe el karma, simplemente estados unidos quiso probar bombas nucleares, y el ataque a Pearl Harbor les dio el pretexto, de echo hubo alerta de que Pearl Harbor hiba a ser atacado pero eu se hizo w-e-y porque eso le daria el pretexto de probar sus bombas, si el karma existiera cuantos lideres y gobernantes mueren de viejos paresen momias y mueren en medio de la tranquilidad e impunidad sin que el karma los alcanze
Completamente de acuerdo con este we de arriba. El Karma no existe.
Lo que se castiga en este mundo no es la maldad, sino la estupidez.
De hecho fue peor el Sadismo de los Nipones frente al de los Alemanes Nazis… El emperador habia decretado que los chinos no eran Humanos….
Pienso yo que para que los nazis, quienes tienen fama de sadicos pidieran eso….
Les recomiendo «Las flores de la Guerra», es una producción china basada en una novela sobre una de las historias de esta masacre. Trailer: https://www.youtube.com/watch?v=uggDoshgcPI
Los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki no fueron más que una cucharada de su propio chocolate.
Totalmente de acuerdo