¿Has escuchado hablar de la maldición del viajero? Un anciano vagabundo me contó de ella a cambio de una cerveza en el Aeropuerto Central, es algo más o menos así: Entre más lugares conozcas, cuantas más cosas veas y te provoquen interés, menos encontrarás un lugar que lo tenga todo.
De hecho, cada lugar tiene un porcentaje cada vez más pequeño que aquellas cosas que amas, a medida que más lugares y cosas conozcas. Esto te conduce, incluso de forma inconsciente, a seguir buscando, no por un lugar que sea perfecto (todos sabemos que no hay un paraíso terrenal), sino por un lugar que sea “el correcto para ti”. Pero la maldición es que las posibilidades de encontrar “el lugar indicado” se hacen más pequeñas, y no más grandes, cuanto más se experimenta. Así que mientras más sigas buscando, peores serán los resultados que obtendrás. Esta es la parte A de la maldición.