El campanario maldito

Campanario maldito(Ciudad de México). Las historias y leyendas que existen sobre los conventos son innumerables. Ahora toca el relato de una que es muy impactante por lo que se verá más adelante y porque nadie sabe en realidad lo que sucedió.

Todo comenzó el día en que el padre del convento recibió visitas. Como ya se había corrido la noticia de que ahí espantaban, la mayoría de las habitaciones estaba deshabitada. Sin embargo, el padre no estaba tan convencido de ello.

Hacía tiempo que alguien le comentó que en el campanario espantaban. Dicho suceso consistía en la aparición de un señor vestido de negro, pero él no lo creyó. Esa noche recibía a personas muy importantes del ámbito religioso y era necesario alojarlos en las mejores habitaciones. Pero cuando llegaron las personas, notó que entre ellas había alguien a quien no esperaba, lo cual, por supuesto, no le importó; al contrario, se sentía muy a gusto con su visita.

Las horas pasaron entre plática y plática, por lo que se acercaba la hora de irse a dormir. Para entonces, el padre ya tenía resuelta la forma en que se quedarían; la habitación que él ocupaba se la dejaría a la persona que llegó sin previo aviso, mientras él se dormiría en el campanario.

Así lo pensó y así lo hizo. Pronto llegó la hora en que se desearon que pasaran buenas noches, y el padre se llevó su ropa de dormir al campanario, las cuales se componían sólo de un par de cobijas. Las horas transcurrieron como de costumbre, lo que lo hacía pensar que todo lo antes dicho eran simplemente supersticiones. No había nada a qué temerle.

Esa noche el viento estaba soplando como de costumbre, sólo que en cuanto dieron las doce, empezó a arreciar el aire. No pasaron más de dos minutos, cuando se dejó oír un grito aterrador. Todos los visitantes se levantaron de golpe pensando que algo le acontecía al padre.

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La llorona (versión colonial)

La leyenda de la llorona es quizá la leyenda más difundida a lo largo y ancho de México, existen tantas versiones como comunidades que afirman haber escuchando alguna vez al fantasma de la llorona, esta es la versión colonial y una de las más antiguas de las que se tenga registro.

La llorona estatua

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El diablo en pañales

El diablo en pañales

El folklore mexicano se enriquece con sus leyendas, y la siguiente transita por las calles aun en nuestros días.

Se dice que cierta vez, ya entrada la noche, andaba por las callejuelas retorcidas y mal formadas de la ciudad un hombre evidentemente ebrio. Y a pesar de que las calles eran alumbradas por los candiles que hacían sombras extrañas, esto parecía no importarle, pues a el los fantasmas no le asustaban cuando tenia a su lado una botella.

Al dar vuelta en una esquina, escucho claramente el llanto de un bebé; eran ruidos ahogados pero claros. Se detuvo tambaleante pero ya no escucho mas que el aullar de los perros en la lejanía.

Unos metros adelante volvió a escuchar el llanto, ahora si era claro; se trataba indudablemente de un bebé. El hombre busco en los rincones y justo debajo del puente que cruzaba, encontró a la criatura apenas cubierta con una manta.

El hombre levanto al bebé sin antes maldecir a la desnaturalizada madre. Aun tambaleándose siguió su camino murmurando pestes contra la infame que dejo a su pequeño en semejante situación. Pero no había llegado ni al siguiente faro cuando empezó a tener la impresión de que el niño pesaba mas.

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Stubbe Peeter

hombre lobo aleman

En un pueblo de Bedburg, Colonia, Alta Alemania; nace y crece Stubbe Peeter quien desde su adolescencia mostró actitudes malignas. Practicaba artes perversas desde la tierna edad de doce años hasta que murió. Todo ese tiempo disfruto en hábitos abominables de magia, nigromancia y hechicería, tuvo relaciones con espíritus infernales y demonios. Sin preocuparse por la salvación, se entrego en cuerpo y alma al diablo para tener una vida llena de placeres carnales. El no pidió al diablo riquezas o poder. Su mente era cruel y sangrienta, el deseaba satisfacer su maldad agrediendo a hombres, mujeres y niños convertido en algún animal. Esto le permitiría vivir sin el temor de ser reconocido.

El demonio pudo reconocer que Stubbe Peeter era un instrumento para destruir y dañar, le obsequio un cinturón que al colocárselo lo cambiaría en un lobo voraz. Una gran bestia y poderosa, sus ojos despedían por la noche chispas igual que las brazas. Tenía un cuerpo robusto, boca grande y amplia que mostraba dientes crueles y filosos. Al quitarse el cinturón, las garras se convertían en manos y recuperaba su forma humana.

Stubbe Peeter estaba feliz. Esta forma satisfacía su capricho y era de una naturaleza cruel y sangrienta. El regalo diabólico no le estorbaba pues era pequeño y se ocultaba con facilidad. Comenzó con sus crímenes, pues todo aquel que le desagradaba recibía sus ataques. Salía de la ciudad el hechicero, se transformaba en lobo y los atacaba, les abría la garganta y destrozaba el cuerpo.

Pronto comenzó a gustarle la sangre humana y sus ataques se volvieron su mayor placer. En muchas ocasiones paseaba por las calles y recibía el saludo de los amigos y familiares de aquellos que asesinaba con tanta crueldad y nadie sospechaba la verdad.

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La calle de La quemada

la calle de la quemada

Muchas de las calles, puentes y callejones de la capital de la Nueva España tomaron sus nombres debido a sucesos ocurridos en las mismas, a los templos o conventos que en ellas se establecieron o por haber vivido y tenido sus casas personajes y caballeros famosos, militares y gente de alcurnia. Este es el caso de la calle de La quemada, que hoy lleva el nombre de Quinta Calle de Jesús María, y según nos cuenta esta dramática leyenda, tomó precisamente ese nombre en virtud a lo que ocurrió a mediados del siglo xvi.

Se cuenta que en aquellos días, cuando regía la Nueva España don Luis de Velasco I, vivían en una amplia casona don Gonzalo Espinosa de Guevara y su hija Beatriz, ambos españoles provenientes de la Villa de Illescas. Poseían una gran fortuna que en muy poco tiempo se acrecentó gracias a los negocios y a la inteligencia del padre.

Las crónicas nos relatan que Beatriz era una mujer muy bella, siendo ésta un vínculo de atracción más que el dinero: veinte años de edad, cuerpo de graciosas formas, ojos glaucos, rostro hermoso y de una blancura de azucena, enmarcado en abundante y sedosa cabellera bruna que le caía por los hombros y formaba una cascada hasta la espalda de fina curvatura.

Se asegura que además de esas cualidades físicas, su alma era toda bondad y dulzura, pues gustaba de amparar a los enfermos, curar a los apestados y socorrer a los humildes por los cuales llegó a despojarse de sus valiosas joyas en plena calle para dejarlas en esas manos temblorosas y cloróticas.

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Leyenda urbana de Los Rugrats

Rugrats

Apareció una publicación en Tumblr sobre el supuesto origen de “RUGRATS“, también conocida como “Aventuras en pañales” en Latinoamerica, aquella famosa serie infantil de Nickelodeon donde Tommy, Angélica, Carlitos y sus amigos vivían aventuras imaginarias cada día. La Historia se ha convertido en polémica en distintas redes sociales.

La supuesta historia real en la que está basado el popular programa Rugrats de Nickelodeon, explica que la protagonista es en realidad Angélica, quien existió y el resto de los personajes fueron solo producto de su imaginación, su mejor amiga Suzy (Tambien personaje de la serie) se convirtió en psicóloga y vendió la historia de Angélica a Nickelodeon para la realización del programa infantil.

Sin más que adelantarles, aquí la tienen para que la lean ustedes mismos, puede ser un poco traumática para quienes fueron fanáticos de la serie o para quienes se creen todo lo que leen:

Historia Real de Los Rugrats:

“Los bebés en “Aventuras en pañales” no existen y son producto de la imaginación de Angélica, porque su madre la ignora y su relación con su padre es poco profunda. En realidad Carlitos murió hace mucho con su madre, por lo que Carlos es un manojo de nervios. Tommy nació muerto, por lo que Hugo pasa en el sótano haciendo juguetes para su hijo que no tuvo la oportunidad de nacer, y los Devilles tuvieron un aborto. Angélica no podía decidir si los niños sin nacer serían hombre o mujer, entonces inventó el mismo personaje en su cabeza, pero con diferentes géneros. Para “Rugrats Crecidos!”, Angélica era una esquizofrénica bipolar, haciéndose adicta a los narcóticos, devolviéndola a su niñez y sus creaciones la obsesionaron de nuevo, pero para interactuar con ellos, los hizo más “viejos”. La madre de Angélica murió de una sobredosis de heroína, Julio en su depresión, se casó con una prostituta que buscaba dinero.

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