Las animaciones han pasado a formar parte del imaginario popular desde hace varias décadas y, aunque la mayoría de las veces se les considere infantiles, si se enfocan de la forma correcta pueden revelar mundos perturbadores donde gobierna el terror, la psicodelia y las cosas extrañas. Peor aún, a través de garabatos coloridos se perfora la dura corteza de la conciencia humana para revelar un poco de la locura que se esconde allí.