Vivimos engañados: el ser vivo «más grande» habitando las profundidades del océano no es la ballena azul. Con 180 toneladas de peso, sin duda alguna reinaría en la lista de los más pesados. Pero, sus 30 metros de envergadura resulta insignificantes para el siguiente organismo. Durante una exploración en Australia Occidental, un grupo de investigación del Schmidt Ocean Institute localizó un sifonóforo de 45 metros, la misma distancia que hay entre el suelo y el piso número 15 de un rascacielos.
Más allá del extraño nombre, los sifonóforos son un orden de los cnidarios hidrozoos, el mismo donde se encuentran las medusas y anémonas. Se trata de animales marinos que suelen formar colonias flotantes. En esencia, un sifonóforo está conformado por numerosos seres más pequeños. Te lo explicamos: el cuerpo de estos animales está constituido por colonias de zooides, células que se reproducen asexualmente miles y miles de veces hasta formar ese enorme «hilo» luminiscente que se aprecia en las imágenes.
Los cañones de Ningaloo fue el sitio donde se localizó este enorme sifonóforo, y fue parte de una gran expedición a los cañones abisales de Australia, en el Océano Índico, realizada el pasado mes de marzo. Durante 181 horas de investigación se descubrieron nuevas especies, captaron imágenes de la zona y recolectaron muestras de agua para analizar la temperatura y su pH. Esta región ya forma parte de las zonas ambientales protegidas, pero nunca antes la exploraron de forma tan amplia.
Nuevas especies descubiertas.
En la misión, los investigadores contaron con la colaboración de un robot de alto rendimiento llamado ROV SuBastian. Este dispositivo está acoplado a la embarcación Falkor, propiedad del instituto. Aunque el robot tiene capacidad para descender hasta 4.5 km, no tuvo que bajar tanto para localizar al sifonóforo, pues el animal se localizó a unos 600 metros de profundidad.
Falkor es un barco que impulsa las investigaciones sin fines de lucro, por lo que tanto el robot como la nave se encuentran disponibles gratuitamente para la comunidad científica internacional. La principal condición es que, tras usar la embarcación, los científicos se hacen responsables de publicar abiertamente todos los hallazgos.
Además del peculiar sifonóforo, los investigadores registraron la presencia de otras 30 especies en la zona. Entre estas, una gran comunidad de esponjas vítreas. Como su nombre lo sugiere, son animales cuyos cuerpos están formados por sílice y presentan la forma de un vaso, lo que asemeja a un bello adorno en el fondo marino.
Mucho más abajo, el equipo de investigación identificó por primera vez en Australia Occidental la presencia de un Calamar Dana. Puedes apreciar todos estos animales en el siguiente video que divulgó el instituto.
Además de los registros gráficos, los investigadores filtraron alrededor de dos mil litros de agua marina en papeles especiales. La idea es extraer el ADN presente en las muestras y secuenciarlo. Asó conocerán otras especies no detectadas por el ROV que habitan aquí .