Los Santos Malandros son unos personajes a los que puedes rezar para resolver situaciones poco honrosas. Ya sea que quieras salir de prisión, superar una adicción o salir bien librado de un crimen. En Caracas, la capital de Venezuela, algunos veneran como santos a estos ladrones de la vida real que murieron entre la década del 60 y 70.
Caracas: tierra de nadie.
Curiosamente, no sólo los delincuentes adoran a estos criminales. Existen ciudadanos ejemplares, totalmente respetuosos de la ley, que piden favores a Ismael y su banda de matones. La capital del país se ha ganado a pulso la fama de ciudad violenta. De hecho, se le considera uno de los centros urbanos más mortíferos del mundo.
En 2011, el índice de homicidios en Caracas superó incluso al registrado en Bagdad. Tres años después, la ciudad de alcanzó la increíble cifra de 24 mil asesinatos en un año. Durante todo el 2013, se asesinaron más de 65 personas al día.
El Caracazo.
Esta ola de violencia inició en 1989, año en que el presidente Carlos Andrés Pérez implementó una serie de políticas para resolver los problemas económicos de Caracas. Molestos por el curso de acción, los residentes salieron a las calles en una protesta masiva repleta de disturbios que se extendieron por tres días. El evento pasó a la historia como el Caracazo.
A partir de ese momento la ciudad entró en decadencia. Funcionarios gubernamentales y analistas sociales no encuentran a quien culpar por el aumento en los índices de criminalidad. Algunos echan la culpa a la desigualdad y otros a la inmensa corrupción. Pero también están quienes ven en la gigantesca circulación de armas ilegales en las calles al principal responsable. Independientemente de la causa, todas esas muertes han generado un impacto cultural serio en los caraqueños.
Los Santos Malandros de María Lionza.
Y este fenómeno social es extraño, por decir lo menos. Por ejemplo, tenemos el culto a María Lionza: una religión que integra aspectos del catolicismo, espiritualidad africana y costumbres nativas. Tampoco me malinterpreten, pues el culto a María Lionza es antiquísimo y tiene una estructura teológica muy sólida. María Lionza se considera una deidad que comanda a un ejército de santos menores, y a menudo se representa con la figura de una mujer desnuda montada sobre un tapir.
Los santos bajo el mando de María Lionza son todos aquellos seres humanos muertos capaces de comunicarse a través de médiums. En el folclor venezolano, se cree que estas entidades ayudan a los vivos que los ofrendan con oraciones y obsequios. Al interior de ese ejército de santos existen subdivisiones: la corte de los médicos, la corte de los revolucionarios, la corte de los indios, etc.
Ismael Sánchez, el jefe de los Santos Malandros.
Estos santos guardan cierto parecido a los santos de la doctrina católica. Sin embargo, en el Vaticano jamás aprobarían a los últimos reclutas de María Lionza. Tras los eventos del Caracazo, las personas empezaron a reconocer a los Santos Malandros. En esencia, hablamos de un tribunal de criminales perecidos entre la década de 1960 y 1970. Según la leyenda, al más puro estilo de Robin Hood, estos personajes robaban a los ricos para dar a los pobres. Y el rey de la corte de los malandros es un criminal de poca monta llamado Ismael Sánchez.
Sus fieles aseguran que Ismael fue el Robin Hood de Venezuela. Asaltaba camiones y robaba establecimientos para entregar el botín a la gente de su barrio. Eventualmente, su desafiante comportamiento le pasó factura y un «policía malo» lo mató por la espalda. Actualmente, el santuario de Ismael Sánchez se localiza en el Cementerio General del Sur, uno de los panteones más extraños del mundo. Todos los Santos Malandros están sepultados en ese lugar, y en cada una de sus tumbas hay estatuas en miniatura que figuran como iconos de su «santidad».
Robin Hood de Venezuela.
La estatua de Ismael Sánchez tiene aproximadamente un metro de altura. Se observa a un hombre con una gorra de béisbol de lado, un par de tenis Nike y gafas de sol. En su boca hay un cigarrillo y en la cintura una pistola fajada entre pantalones holgados. Se cree que Ismael puede intervenir por aquellas personas que desean salir de prisión o están por someterse a una cirugía cardíaca.
Además, puede ayudarte a salir de las adicciones y a cobrar venganza contra tus enemigos. Además de rezarle, los devotos de Ismael Sánchez acuden a su tumba para venerarlo con flores, drogas y velas. Es una tradición llevar cigarrillos, encenderlos y acercar las colillas a la boca de la estatua para que Ismael pueda dar una calada.
Otros santos de la corte malandra son Elizabeth e Isabelita. También están criminales con apodos poco profesionales como el Ratón, el Calvo e incluso Petróleo. En una terrible ironía de la vida, tanto criminales como personas de bien rezan a los Santos Malandros. Y mientras algunos piden protección para los delincuentes, otros lo hacen para los policías.
Soy malandro
Yo pensé que los que veneraban a Malverde estaban locos, pero estos venezolanos no tienen comparación.