En los sombríos recovecos de la historia criminal británica, destaca la perturbadora figura de Robert Maudsley. Considerado uno de los asesinos en serie más peligrosos que haya pisado suelo inglés. Conocido como “Hannibal, el Caníbal”, Maudsley está en prisión desde 1979 por el homicidio de tres personas. Rompiendo un escalofriante récord mundial al pasar más de 16,500 días en aislamiento solitario.
Robert Maudsley: Hannibal, el Caníbal.
La siniestra y perturbadora carrera de Robert Maudsley en el ámbito de los asesinos seriales inició a los 21 años. Época en que lo condenaron por el asesinato de John Farrell, un delincuente de 30 años que en 1974 terminó en prisión acusado de abuso infantil. Sin embargo, su sed de sangre no terminó con el homicidio de Farrell. Y, entre la seguridad que le brindaban las paredes de aquella prisión, segó la vida de otras tres víctimas. Dos reclusos y un desafortunado paciente en un hospital psiquiátrico.
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Por eso, Robert Maudsley se encuentra recluido desde 1983 en una celda subterránea especialmente diseñada para él en la Prisión de Wakefield. Allí, en un espacio de aproximadamente 20 metros cuadrados, Maudsley enfrenta el oscuro vacío de la soledad durante 23 horas al día. Pues las autoridades penitenciarias solo le conceden una hora al día para ejercitarse.
Su celda, protegida por gruesos cristales a prueba de balas, asemeja a un claustrofóbico féretro de concreto, sin muebles ni comodidades. En lugar de ello, una mesa y una silla rudimentarias, fabricadas de cartón comprimido, así como un lavabo y pila atornillados al suelo, acompañan su existencia diaria. Una pequeña abertura permite que reciba alimentos, un recordatorio constante de su aislamiento del mundo exterior.
El implacable paso del tiempo lo ha mantenido recluido durante más de cuatro décadas, un récord sin igual en la historia penitenciaria. Albert Woodfox, quien previamente ostentaba la marca, pasó 43 años en aislamiento antes de recuperar la libertad en 2016.
El oscuro pasado de Robert Maudsley.
La oscuridad que envuelve a Robert Maudsley no solo reside en los muros de su celda, sino también en el turbio pasado que lo llevó hasta ese lugar. Se crio en un orfanato católico en Merseyside, Inglaterra, junto a sus once hermanos. Sin embargo, cuando cumplió los ocho años de edad sus padres se aparecieron para llevarlo a casa junto con todos sus hermanos. Desde ese momento, el pequeño Maudsley padeció una infancia marcada por el abuso y la violencia por parte de sus propios padres. A los 16 años, huyó de su hogar, sumiéndose en el mundo de las drogas y financiando su adicción prostituyéndose. Uno de sus clientes frecuentes era Farrel, la primera víctima que asesinó en presión.
Su oscuro y siniestro apodo de “Hannibal, el Caníbal” surgió de las macabras acusaciones que lo vinculan con la inserción de una cuchara en el cerebro de una de sus víctimas. Aunque él siempre negó tal atrocidad. En la actualidad, Robert Maudsley yace en el rincón más oscuro y aislado de la prisión, una figura sin rostro, sepultada en la sombra de su propio pasado, encerrado en una cárcel que es a la vez su condena y su tumba.
Su legado de horror perdura, logrando inspirar el nacimiento del infame personaje del Dr. Hannibal Lecter en la pantalla grande, una inquietante representación del mal en su estado más puro. La historia de Maudsley es un recordatorio sombrío de la capacidad humana para sumirse en la oscuridad y la violencia más despiadada, dejando una estela de misterio y horror que perdura en la memoria colectiva.
Los tipos a los que asesino habian abusado de menores, cuentenla como quieran pero Maudsley es un heroe, da un coraje enorme el trato que le han dado siendo que no hizo nada malo