¿Ya manifestaste como te gustaría que se disponga de tu cuerpo una vez que pases a mejor vida? En los últimos años, destinos diferentes al cementerio o crematorio vienen ganando fuerza. En 2021, los habitantes en el estado de Washington, Estados Unidos, podrán gozar del descanso eterno de una forma poco habitual: el compostaje humano. La idea implica acelerar el proceso de descomposición de los cadáveres para transformarlos en abono.
Se prevé que la primera instalación funeraria de compostaje humano abra sus puertas en la primavera de 2021. Esto después que una iniciativa de ley legalizara el proceso en el estado a comienzos 2019. La ley autoriza una «reducción natural orgánica«, es decir, una transformación de los restos humanos en tierra como forma aceptable de disponer de los muertos.
El proceso se desarrolló en una investigación de la Universidad Estatal de Washington en colaboración con la empresa Recompose. Esta será la primera organización en ofrecer comercialmente la reducción natural orgánica. El objetivo es transformar los restos humanos (incluso huesos y dientes) en abono para el suelo.
Reciclando muertos.
Recompose se fundó en 2017, y con la participación de Lynne Carpenter-Bogg desarrollaron el peculiar abordaje. Básicamente, la técnica consiste en acelerar la descomposición natural del cuerpo humano. En primer lugar, el cadáver se coloca en un contenedor con paja, astillas de madera y alfalfa para que las bacterias hagan su trabajo mucho más rápido bajo condiciones ideales de humedad y oxigenación. A temperaturas que oscilan entre los 49 y 71°C, el cadáver termina convertido en nutrientes para el suelo en apenas un mes.
La empresa argumenta que este “reciclaje” genera un menor impacto ambiental que la cremación o los tradicionales entierros, en gran parte por su capacidad para extraer el carbono atmosférico en el suelo. “Se reduce el desperdicio, evita la contaminación de mantos acuíferos con fluidos de embalsamamiento y se inhibe la emisión de dióxido de carbono producto de la cremación o fabricación de ataúdes, lápidas y tumbas», señalan en Recompose.
Pese a los beneficios antes mencionados, la gran polémica del compostaje humano es que puede favorecer la diseminación de enfermedades al conservarlas en el abono originado por la descomposición de un cadáver. Por eso, la empresa advierte que el método no está disponible para todos, y los candidatos tendrán que pasar por un proceso de verificación en el que profesionales de la salud certificarán la muerte.