Palabras del subconsciente de la mujer que perdiste

Amigo, ella tuvo que superar todos los momentos y a mí me tocó escuchar cada uno de los lamentos que tenía para decir. ¿De verdad crees que después de superarlo y lograr aliviar el dolor que le causaste, regresará contigo? Quizá lo olvidaste, pero yo puedo recordártelo.

Cuando te pidió que le llamaras y no lo hiciste. Cuando te pidió que te quedaras y te fuiste. Cuando te imploró que fueras y no acudiste. Cuando te pidió, por los dos, que siguieran adelante y tú simplemente desististe. Me dijo que todo eso de dar y recibir nada a cambio, de tener cosas que decir y nadie quien las escuche, todo eso de formarse expectativas, de creer y al final terminar decepcionándose, cansa.

Y lo admito, imploré para que se cansara de ti. Para mí, que siempre escuché más de lo que se dijo, fue fácil, pero para ella no lo fue. Espero entiendas que ella se cansó de ti, no quiere verte más y finalmente entendió que, por mucho que aún te lleve en algún lugar perdido en su interior, sabe que no merece tan poca cosa. Por eso, es mejor que apures los pasos como los apurabas cuando ella corría detrás de ti. Mejor que sigas con tu vida como cuando dijiste que seguiría y la dejaste a su suerte. Es mejor que no juegues al inocente, al coherente ni que intentes culparla. Si algo te puedo asegurar, es que no hay nada más doloroso que intentar deshacer un amor cuando el otro ya está deshecho. Es un infierno aguantarse las lágrimas mientras ves al otro sonriendo por todo. Pero no hay una mejor sensación que la que se obtiene cuando logras superar todo eso.

Quizá te extraña, pero eso es algo con lo que puede aprender a vivir. Todavía piensa en la forma que la protegías, aun siente tus inseguridades, extraña la sonrisa que solías dibujarle y los sentimientos más sinceros que sentía al verte. Aún siente la falta de esas veces que tenías tiempo para verla, cuando dejabas el trabajo y te enfrentabas al tráfico de las 6 de la tarde solo para pasar un rato junto a ella. Todavía extraña esas veces en que la invitabas a salir y cuando suministrabas los mejores momentos. Extraña las veces en que fue tu primera opción. Las ocasiones en las que se cuestionaban sobre el amor. A veces se pregunta si el error fue suyo o simplemente tenía que suceder. Siente la falta de tu voz, de tu mirada o de tu sonrisa naciendo y provocando la de ella.

Extraña tus rabietas, los modismos que usabas, la memoria que siempre te fallaba y olvidaba donde había dejado las llaves del auto. Ella recuerda cada conversación, cada malentendido nunca resuelto que los distanció. Los abrazos, las tonterías y los celos que escalaron a proporciones mayores al punto que ninguno los pudo entender.

Amigo, ella extraña incluso esas veces en que abría el refrigerador y veía que te habías comido todo el chocolate para el postre pero compraste helado para el viernes, pues eso significaba que habías estado allí y volverías pronto. Extraña recibirte sin tener que esperar tanto, tenerte en los brazos sin tanto sacrificio y sonreír sin tanto esfuerzo. Echa de menos ir a la cama y tener la certeza de que muy temprano la llamarías. Echa de menos sentir que la persona más importante en su vida le daba los buenos días.

Quizá seas el hombre que le bajó el cielo, las estrellas y todas sus constelaciones, pero también le dejaste un gran vacío. Ese vacío esperaba que regresaras, pero finalmente perdió las esperanzas y, si algún día lo hacías, quizá las cosas ya no serían iguales. Las cosas jamás vuelven a ser igual.

A ella jamás le gustó mucho hablar por teléfono, pero se quedaba horas allí por ti. Jamás le gustó decir a dónde iba, pero te llamaba solo para que no te preocuparas. Siempre se reservaba el fin de semana para mí y cuando lo empezó a hacer para ti lo entendí perfectamente y le deseé toda la suerte del mundo, pues siempre fue una chica con mala suerte en temas de amor, pero no sé si lo tuyo fue suerte o coincidencia.

Pese a la intuición, siempre se involucraba con idiotas. Pese a que había aprendido, siempre lloraba por los mismos motivos. Odiaba que la interrumpieran mientas dormía, pero amaba cuando tú lo hacías para hablar un poco de lo mucho que la extrañabas. Ella siempre fue la chica que más sabía sobre ti. Sobre tus altibajos, vicios y ese crujido en la mandíbula cuando te faltaba la paciencia. Siempre estuvo a tu lado, siempre le importó pero jamás te diste cuenta. Te amó demasiado. Luchó para no olvidarte, para que no te convirtieras en otra parte más de su pasado. Se lamentaba por todas esas veces que pelearon sin motivo. Escuchaba música y te recordaba a ti. Recordaba los momentos que pasó a tu lado, sonreía y lloraba. Siempre se despertaba dispuesta a verte o, al menos, hablarte. Solo podía dormir tranquila cuando sabía que estabas bien.

Solía culparse día y noche. Se lamentaba por haberte amado tanto y por terminar perdiéndote. Me contaba las veces en que te comportaste como un idiota e, incluso así, te dio la oportunidad. Me contaba sobre todas esas oportunidades que no aprovechaste. Lloró por esas oportunidades que te dio y por las que no mostraste interés. Se involucró con otras personas para olvidarte. Se convirtió en la decepción de otras personas por tú culpa. ¿Y dónde estabas? Ni siquiera puedo imaginar el tamaño de su amor por ti, pero hoy ella sabe quién terminó perdiendo.

Ahora regresas creyendo que tiene la obligación de recibirte. Amigo, ¿ya olvidaste lo que hiciste? ¿Crees que te responderá como si nada hubiera sucedido? ¿Crees que olvidará las noches en las que no pudo dormir y te agradecerá por ello? Ahora no entiendes de lo que ella se ríe por que no sabes de lo que lloró. Se ríe porque le encontró la gracia a todo eso, porque ahora se siente libre de ti, y se siente muy bien. Y si yo fuera tú ni siquiera procuraría entender por qué anda sonriendo por ahí después de lo que le hiciste, pues su sonrisa ya dejó de ser para ti, ya no te pertenece. La perdiste.

Y si te hace sentir mejor, ella lo siente y lo lamenta mucho. No olvidó – y no pretender hacerlo – la persona increíble que fuiste para ella. Pero se cansó de la persona en que te convertiste. Ustedes ya no funcionarían y punto final. Permanecer en ese ir y venir todo el tiempo desgasta esa pequeña sobra de sentimiento que aún pueda existir.

Está cansada. Cansada de ponerte a ti en primer lugar en su vida y de haberse convertido en una tercera opción en la tuya. Cansada de perder noches de sueño por alguien que duerme plácidamente. Cansada de intentar crear una historia donde no existen motivos para que suceda. Ahora todo está bien. Si quieres irte… vete, esfúmate, desaparece. Llévate todo sobre lo que tienes derecho. Desde el amor hasta la nostalgia. Desde la sonrisa a la lealtad que le prometiste.

El sombrero que le compraste la Navidad pasada, los calcetines que olvidaste. Las canciones que eternizaron en sus recuerdos y las películas que sirvieron de pretexto para encontrase. Los CDs olvidados en tu habitación y los libros abandonados en su cama. Y, por el amor de Dios, no vuelvas, no fuerces las cosas. Ella aún intenta hacer su parte. Así que olvídate de ella mientras intenta olvidarte.