Gran parte de la población mundial sufre obesidad, un problema catalogado por autoridades sanitarias como una de las mayores epidemias del siglo XXI. Y todos tenemos muy arraigada la idea de que, entre más comemos, más ganamos peso. Sin embargo, esta acepción podría ser errada y los verdaderos culpables serían los tipos de alimentos que ingerimos.
La obesidad: un problema gordo.
Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) en Estados Unidos, uno de los países más afectados por la obesidad, poseen estadísticas detalladas sobre el fenómeno. Preocupantemente, cuatro de cada diez adultos estadounidenses padecen algún tipo de obesidad. Esta condición los hace más propensos a desarrollar algunos tipos de cáncer, diabetes y enfermedades cerebrovasculares.
“Perder peso requiere que los adultos reduzcan la cantidad de calorías que obtienen a través de alimentos y bebidas. Al mismo tiempo que aumentan las calorías quemadas con actividad física”, señala una de las directrices del United States Department of Agriculture (USDA). Se trata de un abordaje tradicional para el control de peso basado en un modelo de equilibro energético. Básicamente, deducen que consumir alimentos con un contenido calórico superior al que gastamos se traduce en ganancia de peso.
Ahora, el antiquísimo modelo es cuestionado por una investigación publicada en The American Journal of Clinical Nutrition. El artículo apunta fallas fundamentales en este modelo de balance energético y propone un nuevo abordaje. Se trata del modelo carbohidrato-insulina, que explicaría mucho mejor la obesidad y adquisición de peso corporal en los humanos. David Ludwig, líder del estudio, señala que la falla principal en el modelo de balance energético es que no explica las razones biológicas por las que ganamos peso.
Modelo carbohidrato-insulina.
El científico dice que no es el exceso de comida lo que podría estar causando la epidemia de obesidad. En el modelo carbohidrato-insulina, los principales responsables de este fenómeno son los patrones dietéticos vigentes caracterizados por el consumo excesivo de alimentos con alto índice glucémico. Especialmente los carbohidratos procesados y de rápida digestión. Esta clase de alimentos promueve una respuesta hormonal que afecta nuestro metabolismo, incrementando el almacenamiento de grasa. Así ganamos peso y nos hacemos obesos.
Al ingerir carbohidratos ultra procesados, inmediatamente nuestro organismo reduce la producción de glucagón y aumenta la secreción de insulina. Dicho proceso es interpretado por las células grasas como una “orden” para almacenar más calorías, reduciendo la cantidad disponible para los músculos y otros tejidos que participan en el metabolismo. Mientras tanto, en el cerebro se activa la respuesta del hambre ante la percepción de que el organismo no está recibiendo energía suficiente para mantenerse.
Por si fuera poco, en el intento por ahorrar “combustible” para el cuerpo el metabolismo se hace más lento. Así, el individuo experimenta hambre, aunque siga ingiriendo grasas. El estudio sugiere que, para comprender la obesidad, se debe tomar en cuenta la clase de alimentos que ingerimos y su influencia sobre nuestras hormonas y metabolismo. Llevando a segundo plano la cantidad ingerida.
Carbohidratos de rápida digestión.
El modelo de balance energético desestima completamente este aspecto al considerar que todas las calorías resultan iguales para el organismo. Un aspecto que, según los autores del estudio, es fundamental en el desarrollo de la obesidad. “Reducir el consumo de carbohidratos de rápida digestión, que abarrotaron el suministro de alimentos durante la era de la dieta pobre en grasas, reduce el impulso subyacente para almacenar grasa corporal. Como resultado, las personas pierden peso con menos hambre y esfuerzo”, señala Ludwig.
Eso sí, los autores reconocen que se necesita mucha más investigación para demostrar de forma contundente ambos modelos. Quizá, en el futuro tengamos nuevas teorías que se ajusten de mejor forma a la evidencia.
Al nacer nuestro primer alimento es la leche materna rica en probióticos y lactobacilos, ahi se forman nuestro sistema inmune preparandonos para la vida terrenal, ojo consuman las cosas sin quimicos añadidos o procesados, eso destruye la flora intestinal, y compren levadura de cerveza, un cordial saludo.
Los carbohidratos son el diablo.
Corrección, los carbohidratos de rápida digestión son el diablo. Es decir el azucar procesado y refinado en todas sus presentaciones.
Los carbohidratos complejos son los mejores para dietas sanas, sobretodo de fuentes naturales como leguminosas y hortalizas.
Es cierto una caloría no es una caloría, importa la fuente; así como hacer ejercicio no promueve la perdida de masa corporal, esta falsedad es difundida por empresas como Coca Cola para que de alguna manera librarse de la culpa total por el aumento de obesidad o enfermedades coronarias.
Basta con ver las dietas de atletas de alto rendimiento, los tipos tienen de 5 a 7 comidas diarias y constantemente están consumiendo alimentos (colación) ya que necesitan reponer energias, pero obviamente son alimentos “sanos” por asi decirlo, en cambio hay personas que debido a su vida laboral unicamente tienen un par de comidas al dia, por la mañana desayunan pan/es con cafe, luego no comen en todo el dia y al final de la jornada van y se atascan de cualquier cochinada que encuentran y están panzones, luego muchos se preguntan porque estan gordos si solo comen una o dos veces al dia, justo como dice el artículo la cantidad no importa, lo que importa es la calidad de lo que comes