Niños médium: Edgar Cayce

Edgar Cayce, considerado el vidente más exitoso en la historia de los Estados Unidos, nació en 1877, en Hopkinsville, Kentucky. Pasó por una infancia bastante común, muy apegado a su abuelo. Pero, cuando tenía cuatro años, experimentó el trauma de ver al viejo morir ahogado en un lago. Desde entonces, empezó a encontrarse con el espíritu de su abuelo en un granero. El abuelo iba a contarle historias de la Guerra Civil.

Con serias dificultades en la escuela, desarrolló una habilidad inexplicable: descubrió que, si dormía con la mano sobre un libro, lograba “absorber” todo su contenido. A los 13 años, recibió la visita de un ángel, que le dijo: “Tus oraciones fueron escuchadas. Tu deseo será cumplido. Mantén la fe y sé fiel a ti mismo. Ayuda al enfermo y al afligido”.

La primera persona a la que curó fue a sí mismo. A los 15 años, después de lastimarse en la escuela, empezó a presentar un comportamiento extraño. En una especie de transe, le indicó a su padre una mezcla de hierbas supuestamente capaz de sanar su herida en la columna. Al día siguiente, no recordaba nada, pero para sorpresa de sus padres, el remedio casero realmente había surtido efecto.

En la vida adulta, pasó a usar esos transes en el diagnóstico de enfermedades raras – incluso a distancia. El ritual siempre era el mismo: se acomodaba en un sofá y aflojaba su corbata. El padre le decía el nombre y la localización del enfermo y Edgar iniciaba el diagnostico con la frase “sí, podemos ver el cuerpo”. Al despertar, nunca recordaba lo que había hecho.

Realizó miles de consultas durante su vida, siempre con una precisión impecable. Pero no todos creían. Lo llegaron a procesar legalmente por ejercer de forma ilegal la medicina y por charlatanería. Un hospital que había construido con la ayuda de amigos se fue a la quiebra. Al final de su vida, Edgar dedicó sus últimos meses a los diagnósticos, llegando a realizar hasta ocho por día. Murió en 1945.