El sábado pasado, un equipo de investigación italiano dio a conocer los moldes de dos cuerpos masculinos localizados en 2017, durante las excavaciones en una antigua aldea al noreste de Pompeya. Se cree que son víctimas de la erupción del monte Vesubio, que devastó la ciudad italiana en el 79 d.C. Además de las osamentas humanas, en el lugar estaban los cuerpos de tres caballos.
El hallazgo de los cuerpos en Pompeya.
Algo llamativo sobre el hallazgo es que las víctimas perecieron en una zona de la aldea frecuentada por los nobles. Se encontraban en un reciento cerca del criptopórtico, un corredor cubierto semisubterráneo típico de la arquitectura en la Antigua Roma. El análisis de la escena reveló que intentaban escapar cuando el primer piso de la construcción se derrumbó.
Los investigadores creen que el flujo piroclástico, una avalancha de material super caliente que resulta de las erupciones volcánicas, inundó el recinto y los sepultó para siempre.
La primera víctima, que tiene la cabeza inclinada y los dientes visibles, era un varón joven de aproximadamente 22 años. Las inusuales compresiones en su columna y su estatura de 1.56 metros sugieren que trabajaba cargando mucho peso y realizaba trabajo manual intenso. Probablemente era un esclavo. Sospecha que parece confirmarse por la túnica de tejido pesado que portaba al momento de su muerte.
El otro individuo murió con los brazos doblados sobre su pecho y las piernas abiertas. Por el tamaño del tronco sugieren que se trataba de un hombre entre los 30 y 40 años de edad de 1.62 metros de estatura. Y como usaba vestimenta más suntuosa que su compañero, probablemente era miembro de la nobleza.
La erupción en Pompeya.
Los registros históricos ofrecen detalles escalofriantes sobre la temible erupción del monte Vesubio. Trece horas antes de la erupción (probablemente el 24 de octubre), sobre Pompeya cayó una intensa lluvia de piedra pómez.
Después, el infierno se desató con múltiples flujos piroclásticos que alcanzaron la ciudad la mañana del día 25. La fuerza de este fenómeno natural arrasó con árboles, construcciones, monumentos y sepulto, allí mismo, a los habitantes de la región.