Minería de Bitcoin afecta al medioambiente tanto como la producción de carne

Un nuevo estudio encontró que el daño ambiental causado por la minería de Bitcoin es equiparable al de la industria cárnica o la refinación de petróleo. Diversas investigaciones han documentado el impacto ambiental generado por la minería de criptomonedas, y ahora sabemos con precisión lo perjudicial que resulta la práctica. Y es que los criptomineros argumentan que la actividad es tan esencial y lucrativa como la minería de oro.

Minería de Bitcoin(1)

 

Más allá de justificar la criptominería en general, este tipo de declaraciones tienen como fin disipar las preocupaciones sobre los problemas de la actividad. Particularmente las preocupaciones relacionadas al medio ambiente. Estos individuos parten de la primicia de que, a pesar del impacto negativo de la criptominería en el planeta, el costo ambiental se justifica por la evolución digital y ganancia económica.

¿La minería de Bitcoin justifica su impacto ambiental?

Sin embargo, un grupo de investigadores de la Universidad de Nuevo México concluyó todo lo contrario. Realizaron un estudio sobre el consumo energético de la minería de Bitcoin. Eligieron esta criptomoneda en particular por su larga hegemonía en el sistema “proof-of-work” (PoW). A diferencia de las PoW, las monedas “proof-of-stake” requieren mucha menos inversión energética, pero pocas criptomonedas importantes operan bajo este sistema.

A lo largo del año 2020, los mineros de Bitcoin consumieron 75.4 teravatios-hora (TWh) de electricidad. Es una auténtica locura que la criptominería de ese año superara el consumo energético anual de Austria (69.9 TWh) y Portugal (48.4 TWh). La actividad no solo ejerce una gran presión sobre la red eléctrica, también requiere de una mayor producción de energía.

En países como Estados Unidos, se estima que hasta el 25% de esa demanda extra se cubrió con la quema de combustibles fósiles. “Mientras los defensores ofrecen [Bitcoin] como una representación del ‘oro digital’. Desde una perspectiva medioambiental se parece más a un ‘crudo digital’”, explican los investigadores en el estudio, publicado hace algunos días en la revista Nature Communications.

Desde 2016, en múltiples ocasiones se ha concluido que el valor del Bitcoin ni siquiera justifica el daño al medio ambiente. Por ejemplo, en 2016 las emisiones de dióxido de carbono relacionadas a la producción de energía para la minería de Bitcoin se estimaron en 0.9 toneladas por moneda. Para 2021, esa relación se multiplicó por 126, al requerir la emisión de 113 toneladas de CO2 para generar una sola moneda.

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Rivaliza con la refinación de petróleo y producción de carne.

Un solo Bitcoin estaría asociado a daños medioambientales por un valor superior a US$ 10,000. Además, en mayo de 2020 el valor de un US$ 1 en Bitcoin se asoció con US$ 1.56 de perjuicio climático a nivel global. Estas cifras derrumban completamente el argumento de que la minería de Bitcoin justifica (financieramente) su costo ambiental. En términos de impacto climático, la actividad es tan perjudicial como la refinación de petróleo y la producción de carne de res.

Pese a las alarmantes cifras, los autores del estudio entienden que los “bienes digitales” no desaparecerán de la noche a la mañana. Por eso, en lugar de solicitar el cese inmediato de la minería de Bitcoin, proponen algunas modificaciones a las prácticas actuales de la minería de criptomonedas. Por ejemplo, basar parcialmente el precio de mercado en los daños climáticos estimados.

“La minería de Bitcoin no debería hacerse “bajo el agua”, pues resulta probable que los daños climáticos por unidad resulten mayores que los precios del mercado durante un lapso considerable”, explican. Además, agregan que los perjuicios climáticos por unidad también deberían compararse con un punto de referencia de los daños climáticos por valor de mercado unitario de otros productos básicos, incluidos aquellos que “regulamos y consideramos insostenibles”.

Esta clase de comparaciones no solo contribuirían a que los inversores tomaran decisiones financieras más informadas, también marcarían la pauta a las acciones regulatorias o alternativas de producción. Sin embargo, lo más importante es que el impacto de la minería de Bitcoin al medio ambiente debería reducirse gradualmente, no empeorar. Probablemente, esto sucederá cuando la industria madure y se descubran y/o adopten métodos de minería energéticamente más eficientes.

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