Cuando Mary Toft dio a luz un montón de conejos, automáticamente se convirtió en uno de los casos más enigmáticos de la medicina. En 1726, la prensa enfocó toda su atención en la localidad de Surrey, Inglaterra, cuando la joven de 25 años convenció a todos de que paria conejos. Y el rumor llegó a oídos del propio rey Jorge I.
Mary Toft: la mujer que parió conejos.
Mary Toft era una madre veterana que en esa época ya criaba a tres niños. Pero, según los relatos de la campesina, ese cuarto embarazo era distinto a los otros. Toda vez que experimentaba dolores que no le permitían mantenerse de pie por mucho tiempo, la mujer no podía realizar labores domésticas y mucho menos trabajar en el campo.
Cuando llegó el día del alumbramiento, Mary trajo al mundo algo que dejó boquiabierto a todo mundo. En lugar de un bebé, la mujer parió trozos de animales que asemejaban conejos. Así, su extraño caso se volvió una especie de leyenda en Surrey. Cuando la noticia llegó a oídos del médico John Howard, inmediatamente se propuso llegar al fondo del asunto.
Los médicos dan fe.
Al acudir a la casa de los Toft, el galeno constató con sus propios ojos que aquella mujer daba a luz trozos de animales y notificó de inmediato a la comunidad londinense de medicina. Jorge I, rey de Gran Bretaña, tuvo conocimiento del extraño caso y encargó a uno de sus médicos personales ir hasta Surrey. Nathaniel St. Andre se presentó en la casa de Mary Toft y corroboró la historia, lo que atrajo todavía más atención sobre la mujer.
Cuando el rey solicitó que la campesina se trasladara a Londres para someterse a una serie de análisis, la mujer aceptó. En la capital inglesa, el cirujano real Cyriacus Ahlers concluyó que los trozos de esos animales provenían de las trompas de Falopio de Mary Toft. En este momento, propuso una cirugía invasiva para confirmar sus sospechas.
Pero, para ese entonces ya empezaban a surgir indicios de que algo no andaba bien. Al analizar los restos de los animales, Ahlers encontró rastros de heno, maíz y paja. Es decir, alguien con toda la intención puso las partes del animal en el canal vaginal de Mary después de alimentarlo.
En medio del escándalo, Toft mencionó que su parto sobrenatural probablemente era el resultado de un conejo que la asustó mientras cuidaba su cosecha. En esa época, las personas creían que los sentimientos y pensamientos de las madres influían en la apariencia de los hijos mientras se desarrollaban en el útero. Entonces, la mayoría aceptó la justificación de la campesina.
El engaño de Mary Toft.
Pero, cuando el equipo médico del rey se mostró insistente a practicarle la cirugía, la señora Toft no tuvo otro remedio que confesar la verdad. Entonces, supieron que, en complicidad con su esposo, adquirían conejos a los que empujaban por partes a través del canal vaginal para fingir el nacimiento de los animales.
Una vez que se reveló la verdad, los especialistas se mostraron aliviados. Mientras tanto, los periódicos y teatros se burlaron de los médicos ingenuos que se creyeron el engaño de Mary Toft. Howard resultó el más afectado. Sobre todo, porque cuando Mary reveló la verdad, el médico ya había publicado un artículo de 40 páginas titulado “Una breve narración sobre el extraordinario parto de conejos”.
Tras ser acusada de fraude, la campesina pasó algún tiempo en prisión. Jamás se conocieron los motivos que llevaron a Mary Toft a inventar esta gran mentira, pues no sacó provecho alguno del engaño. Mary Toft murió a los 62 años de causas naturales, aunque su historia seguirá viva durante mucho tiempo más en Surrey.
Al menos en aquel tiempo la gente no leia tanto.