La llegada de la pandemia puso fin a muchas tradiciones y hábitos que los seres humanos realizábamos sin siquiera cuestionarnos. Científicos y especialistas en salud pública sugirieron medidas sanitarias que cambiaron profundamente nuestro estilo de vida. Y el único fin sigue siendo evitar la propagación del nuevo virus. Desde marzo de 2020, época en que la propagación del SARS-CoV-2 se aceleró en todo el planeta, nuestros hábitos de vida debieron adaptarse para reducir la transmisibilidad del patógeno.
No más contacto físico.
Inicialmente se predijo que perderíamos muchas costumbres, pero no todas las predicciones se confirmaron. Y cada vez que salimos de una ola para regresar a la “normalidad”, nos empeñamos en recuperarlas. Los más evidentes son los abrazos, el apretón de manos o cualquier otro saludo que, debido al contacto físico, los especialistas en salud pública desaconsejaron tajantemente. En cada vuelta a la normalidad, las demostraciones de afecto son una constante en encuentros sociales de amigos y familiares. Para algunos, abandonar estos viejos hábitos jamás fue una opción ni siquiera en los momentos más sombríos de la pandemia.
Otra de las previsiones tenía que ver con soplar las velas del pastel en un cumpleaños. Antes del virus, numerosos especialistas advertían sobre los riesgos inherentes a este hábito. Y es que bañar de saliva un pastel que consumirán los invitados no es buena idea por donde se le vea, aunque la pandemia vino a reforzar el punto. Sin embargo, el hábito se negó a morir y hoy vemos a cumpleañeros soplando velas en un pastel más pequeño. O retirándolas del pastel principal para hacer el gesto en una dirección sin personas.
La era del home office.
También se vaticinó el fin de las oficinas físicas, aunque en este punto todavía no se tiene un veredicto final. Los países, empresas e incluso individuos tuvieron que adaptarse a nuevos paradigmas laborales. Indudablemente, el campeón es el régimen híbrido donde las actividades profesionales se alternan entre la casa y la oficina. No solo es el preferido de los trabajadores, también el de los patrones, que destacan las ventajas del régimen para el trabajador. Principalmente una mayor compatibilidad con otros ámbitos en la vida del empleado.
La pandemia afectó tanto al mundo laboral que algunas empresas incluyeron la vacunación como un requisito para contratar. Evidentemente, esto evolucionó de diferentes formas alrededor del mundo.
Las pruebas en tiendas.
Antes de la pandemia, cuando visitabas una tienda de maquillaje o perfumería, las muestras eran la norma. Los especialistas hicieron énfasis en estas prácticas al inicio del problema, cuando se creía que las superficies eran las principales responsables en la propagación del virus. Actualmente ya podemos encontrar “testers” en tiendas donde se adquieren productos de belleza. Lo que sí se mantiene es la producción de embalajes pequeños, mismos que facilitan la entrega a los clientes de forma individual, resultando en un proceso menos riesgoso y más higiénico.
El éxodo de las metrópolis.
Los especialistas en movilidad consideran que la pandemia pondrá fin a la costumbre de hacinarnos en grandes ciudades. Y es que los confinamientos nos permitieron reconocer las ventajas de vivir los suburbios e incluso en zonas rurales, lejos de los grandes centros urbanos. Aunque, en los Estados Unidos esta predicción no se confirmó.
De hecho, la industria inmobiliaria registró un aumento por la búsqueda de propiedades en ciudades como Memphis, Atlanta y Jacksonville. También en metrópolis que muchos se preparaban para referir como ciudades fantasmas, tal es el caso de San Francisco a Nueva York.
Más cómodo en casa.
Entre las predicciones que se hicieron realidad destaca el lento regreso de los viajes aéreos. Durante las cuarentenas, los especialistas señalaron que la población se mostraría reacia a exponerse a los problemas y confusiones aeroportuarias. Ni siquiera el verano pasado, la época favorita para hacer viajes, el tráfico aéreo internacional se acercó a los niveles de 2019. Esto pese al incremento en los índices de vacunación.
Otra predicción que terminó confirmándose tiene que ver con la flexibilidad en la etiqueta de vestimenta que muchas empresas exigían a sus empleados. Cambiar un traje por ropa casual, o los zapatos por tenis, es algo que ni siquiera el regreso a las oficinas podrá revertir. Los profesionales postpandemia optan por conservar la comodidad que les proporcionó el trabajo desde casa, al menos en lo que respecta a la vestimenta.
¿Y tú, qué hábito o costumbre tuviste que abandonar a causa de la pandemia?