Hace muchos años, las campanas de Ponte de Lima, una antigua villa portuguesa, comenzaron a repicar tristes y calmadas por la muerte de un famoso escribano. Por las reacciones de la población que sucesivamente iba recibiendo la noticia, quedaba claro que la muerte de ese hombre no era motivo para lamentarse, pues el escribano no era precisamente un modelo de virtud y honestidad, habiendo herido a muchas familias de la comunidad. Se sabía que el muerto falsificaba documentos y aceptaba sobornos, los cuales guardaba en un baúl que escondía en el sótano de su casa.
Se daba por hecho que su alma no tendría salvación y se dudaba que siquiera tuviera el derecho a un entierro cristiano. Pero, antes de morir, el escribano quiso comprar la consideración y el disgusto de sus vecinos, fingiéndose arrepentido de sus condenables actos, comulgando y recibiendo la extremaunción de las manos ingenuas de un sacerdote. Sin embargo, la falsedad de esta actitud no convenció ni conmovió a nadie más.
El dueño de la funeraria no quiso proporcionar el ataúd, y el sepulturero se negó a cavar la tumba. Solamente los frailes Franciscanos del Convento de San Antonio tuvieron piedad y le dieron un entierro cristiano, velando el cuerpo entre cirios en el suelo de una de las capillas de la iglesia y, finalmente, cubriéndolo con el peso de una losa funeraria. Tras una sencilla ceremonia, los bondadosos frailes retornaron a la humildad de sus celdas, para orar y dormir.
Sin embargo, en la medianoche de aquella fecha, los franciscanos fueron interrumpidos por tres golpes en la puerta del convento. Del otro lado de la puerta, una voz les solicitaba que se reunieran en la capilla, pues quería hablar con ellos. Cuando abrieron la puerta, una figura imponente y de mirada penetrante se adentró en el recinto. Asustados, los frailes pudieron notar que, a pesar de estar muy bien vestido, este sujeto tenía unos pies muy extraños, como los de una cabra. El extraño visitante se dirigió a la capilla donde había sido enterrado el escribano y se detuvo frente a la tumba. Con una fuerza sobrenatural levantó la pesada losa que ocultaba el ataúd y lo arrojó al centro del recinto. Luego tomó el cáliz del altar de la capilla y, sobre el objeto, inclinó la boca helada del escribano. Con un violento golpe en la espalda del difunto, lo obligo a vomitar, intacta y sobre el cáliz, la hostia consagrada que el hipócrita había sacrílegamente engullido antes de morir.
Transformándose en una figura oscura y terrible, el extraño recogió el cuerpo del escribano y se elevó en el aire, saliendo por una de las ventanas de la capilla. La comunidad corrió al cementerio de la iglesia, justo a tiempo para ver como los dos cuerpos se unían en uno solo y volaban por lo cielos con una risa diabólica, dejando atrás de sí un rastro de olor a quemado.
Sí, el desconocido era el Diablo en persona, que asistió personalmente a buscar el alma pecadora del escribano. Con extrema dificultad los frailes llevaron la losa al exterior del convento, dejándola abandonada para la curiosidad y el terror de las personas que, en ella, podía distinguir las poderosas uñas del Diablo.
guau muy buena hery y la que conto hassan muy buena tambien
Historia corta pero espeluznante. me recordo una que mi abuelo y mi mama me contaban, sobre un sujeto que era un borracho y jugador, que maltrataba a su esposa e hijos, un día saliendo de la cantina después de perder todo lo que tenia por jugar a las cartas se retiro y a pesar de que perdió salio alardeando y mentando madres, en el trayecto camino a su casa se topa con un sujeto alto y bien vestido, con traje y una gabardina larga, que le hace platica y lo acompaña a su casa, el borracho le contaba historias falsas donde presumía lo hombre y macho que era, que nunca había perdido una pelea o como tenia de adiestrada a su mujer e hijos, el extraño acompañante solo asentía y celebraba cada historia falsa que le contaba. Para llegar a su casa mas rapido el borracho siempre cruzaba por un pequeño campo santo que estaba ahi desde hace mucho, despues ese cementerio se convirtió con los años en un mercado, pero cuando aun era cementerio y las calles estaban empedradas el borracho seguia contando sus falsa historias hasta que el extraño le propuso un juego de cartas pero en otro lugar, fue hasta entonces que el borracho se dio cuenta de algo, que casi todo el trayecto nunca escucho pasos de su acompañante y de repente comenzaba a escuchar como cascos de caballo o si pezuñas golpearon el empredado de la calle, para ese momento el ya estaba dentro del cementerio y el extraño se detiene de golpe, el borracho voltea y es cuando nota que el extraño no tenia pies si no un par de patas de cabra salian por el pantalon y ya con una voz fuerte y muy macabra les dice, «si no estuvieras parado donde estas, en este momento ya serias mio». el tipo salio corriendo hasta llegar a su casa, al entrar la esposa no lo reconocio, por que tenia el pelo completamente blanco, le conto a su mujer lo ocurrido, cuentan que el sr dejo la bebida y cambio por completo con su mujer e hijos ya los trataba bien, pero a pesar de que cambio y dejo la bebida no paso mucho tiempo para que el señor muriera, cuentan que jamas olvido ese encuentro y lo que vio y que el dia que murio gritaba desesperado que en la puerta de su cuarto estaba el personaje esperandolo a que muriera.
Yo me se una historia que es muy similar, asi que para no repetir solo diré que al señor que se le aparece el personaje bien vestido, después, tomo la prudencia o imprudencia (tómenlo como gusten) de rodearse en su cuarto de perros, para que según él, le avisaran de cuando este ser se manifestara nuevamente, cosa que funciono, mas no le sirvió de nada, ya que aun asi se lo llevo.
No ma….,
Hey y la cheyenne apa’….
ummm que poquitera historia, esperaba un poco mas.
Ese chamuquin entonces fue por el… interesante
Me imaginé todas las escenas…¡¡
el escribano valió cheto !!
Meyoooo!!!