La Killdozer de Marvin Heemeyer

Marvin Heemeyer un residente de Granby, Colorado, era un sujeto frustrado dedicado a la reparación de silenciadores automotrices. A finales de 1990, después de años de protestas, peticiones y reuniones del pueblo, resultó evidente que aquel hombre de 52 años de edad estaba destinado a hacerse justicia por mano propia. Su negocio terminó arruinado por algunos cambios sombríos en el uso de suelo y Heemeyer sostenía que alcalde y el consejo municipal eran corruptos. A pesar de que renunció a su lucha legal y vendió su terreno, tramó un último plan secreto para reestructurar su taller de silenciadores con el fin de servir a un solo propósito malévolo: construir una máquina que le permitiera cobrar venganza sobre aquellos que lo habían agraviado.

La Killdozer de Marvin Heemeyer

Marvin Heemeyer, el “hombre razonable”.

Marvin Heemeyer se enamoró del estado de Colorado cuando la Fuerza Aérea lo desplegó en este lugar. Y cuando el servicio terminó, se trasladó a Grand Lake, donde abrió una pequeña cadena de tiendas de silenciadores que abastecía a las ciudades circundantes. Tras un tiempo comenzó a arrendar algunas de las tiendas a otros operadores, pero se quedó con una: Mountain View Muffler en Granby, para operarla personalmente. Heemeyer se involucró en la política casi inmediatamente después de establecer su residencia en Colorado. Era muy querido entre amigos y vecinos, quienes solían describirlo como una “persona agradable”. Y como alguien que podría “hacer lo imposible para cualquiera”.

Sin embargo, otros estaban más familiarizados con su temperamento volátil. Se trataba de un férreo defensor de la legalización de los juegos de azar, y publicó al menos dos boletines para difundir su punto de vista. Cuando un reportero de un periódico local entrevistó a Heemeyer para una editorial que se oponía a los juegos de azar, señaló que el hombre estaba tan enfurecido por la oposición que la entrevista casi llegó a los puñetazos. En un caso particularmente extremo, Heemeyer amenazó con matar al marido de una cliente cuando se negó a pagar una reparación de un silenciador defectuoso. “Si Marv era tu amigo, era tu mejor amigo“, dijo uno de los colaboradores más cercanos a Heemeyer, “pero si decidía que alguien era su enemigo, entonces era su peor y más peligroso enemigo“.

Problemas con la familia Docheff.

A finales de 1990, la familia Docheff se acercó a Heemeyer para comprar su único taller de silenciadores restante. Buscaban construir una planta mezcladora de concreto en ese terreno. Era de dominio público que Heemeyer adquirió ese pedazo de tierra por US$ 42,000. Docheff informó que acordó la compra de los terrenos por US$ 250,000, pero el acuerdo se vino abajo cuando Heemeyer elevó el precio a US$ 375,000. De hecho, se dice que llegó a pedir hasta un millón de dólares. Cansados de la indecisión de Heemeyer, los Docheffs acudieron al Consejo de Granby City y trataron de cambiar el uso de suelo del área que rodeaba la tierra donde estaba la tienda de silenciadores de Heemeyer.

Desde el principio Heemeyer estuvo involucrado en el proceso de re-zonificación. Asistió a las reuniones de la ciudad para asegurar que sus intereses estuvieran protegidos. Sin embargo, en 2001 la comisión de zonificación y sindicatura de la ciudad aprobaron la solicitud para el cambio en el uso de suelo. Añadiendo como afrenta extra un plan para que la planta de hormigón cortara la única vía al taller de silenciadores. La ciudad también multó a Heemeyer con US$ 2,500 dólares por el deshuesadero en su propiedad, y por no tener su tienda conectada a la línea de alcantarillado.

Marvin Heemeyer el hombre razonable

Acciones legales.

Obstaculizado pero no derrotado, Heemeyer se dispuso a remediar la situación mediante la acción comunitaria y maniobras legales. Apeló la decisión de la comisión de zonificación, y reunió firmas entre la gente del pueblo para levantar una petición contra la planta. También intentó obtener un permiso para instalar una línea de alcantarillado que pasaba bajo la propiedad de la Mountain Concrete Park, pero lo nuevos propietarios lo rechazaron. Incluso llegó a comprar una máquina excavadora para construir una nueva carretera que permitiría el acceso del cliente a la tienda de silenciadores, pero el Ayuntamiento se negó a aprobar su plan. Mucha gente sospechaba que había algunos negocios turbios entre la planta de hormigón y los miembros del consejo de la ciudad, pero no había evidencia real de tales tejemanejes ilegales y nunca se encontró tal cosa.

Al no tener el recurso, Heemeyer envió a la ciudad un cheque de US$ 2,500 para cubrir las multas, con la palabra “cobardes” escrito ominosamente en la línea de concepto. Después vendió la propiedad donde tenía el taller de silenciadores a una compañía de basura, y se le dieron seis meses para desalojar.

La construcción de la Killdozer.

Inmediatamente, Heemeyer se puso a trabajar en su nuevo proyecto. La excavadora Komatsu D335A que estaba destinada a salvar su negocio se trasladó hasta su taller de silenciadores donde Heemeyer empezó con las modificaciones. Primero instaló una armadura artesanal compuesta: cemento intercalado entre gruesas láminas de acero para proteger la cabina, el motor y partes de las orugas. Instaló cámaras de video atrás y adelante para alimentar las imágenes en los monitores en la cabina, así como varias ventanillas alrededor de la cabina que servirían como puntos de disparo. También cargó una buena cantidad de alimentos y agua, así como un depósito de aire para asegurarse de tener aire limpio en todo momento.

Durante año y medio de construcción, Heemeyer documentó su progreso a través de notas y cintas de audio. “A causa de su ira, a causa de su maldad, a causa de su odio, eso no va a funcionar conmigo“, afirmó en sus grabaciones de la cinta. “Voy a sacrificar la vida y el futuro miserables que me dieron para mostrar que lo que hicieron está mal“. Marvin Heemeyer recibió varios visitantes en su tienda mientras trabajaba en su vehículo blindado de la venganza, y ninguno de ellos parecía alarmado por gigantesca maquinaría blindada en su taller. En sus notas, Heemeyer atribuye un poder superior “a una visión nubosa” En una ocasión escribió: “Yo siempre mostré disposición a la racionalidad hasta que tuve que ser irracional. A veces los hombres razonables hacen cosas poco razonables.

La venganza de Marvin Heemeyer.

El 2004 resultó un año difícil para Heemeyer. Su padre falleció en marzo, además rompió su compromiso cuando vio a su prometida con otro hombre. La mañana de aquel viernes 4 de junio resultó gris y lluviosa. Heemeyer envió las cintas de audio a su hermano, se dirigió a la tienda, y subió a la bulldozer con una lista de los objetivos escrita a mano. Usó los controles del cabrestante para bajar la cubierta de hormigón y acero en la parte superior de su vehículo. Se ayudó de una grúa para poder levantar la cubierta acorazada de treinta toneladas hasta que estuvo en su lugar. Con aquel movimiento, Heemeyer quedó sellado en una caja de concreto y acero de la que nunca podría escapar.

Poco después de las 3:00 p.m., la Killdozer atravesó el costado de su cobertizo y se estrelló contra la planta de hormigón Mountain Park. Momentos después, los teléfonos en el centro de respuesta de 911 comenzaron a sonar incesantemente. Un hombre llamado Cody Docheff que atestiguaba la destrucción en curso, trató de usar un montacargas para interceptar la imponente excavadora acorazada. Pero, se retiró cuando le dispararon desde las troneras de este “monstruo”. En cuestión de minutos dos edificios y multiples vehículos quedaron reducidos a escombros y el Killdozer retumbó hacia la carretera a la ciudad. La excavadora, que se movía muy lentamente, arrastraba un desfile de vehículos de emergencia cuando se acercaba a los límites de la ciudad. Una SUV policial quedó aplastada cuando pasó demasiado cerca.

Glen Trainor, un ayudante del sheriff, consiguió escalar a la cima de la excavadora en movimiento. Utilizó 37 rondas de su pistola de servicio para tratar de matar al hombre adentro. “Creía que la cosa me iba a devorar“, dijo. Luego señaló: “sabía que era la única forma en que podíamos detener esta cosa“.

Al ataque de Marvin Heemeyer y su Kildozer.

Cuando Heemeyer y su Killdozer llegaron a la ciudad, la policía de Granby lo esperaba. Sin embargo, ante el gigante acorazado los representantes de la ley quedaron impotentes. Cuando se hizo evidente que la armadura era impenetrable a las balas de la policía trataron con explosivos, pero no surtieron efecto alguno. Los hombres cuidaban sus flancos y trataban de desalojar a las personas en el camino de esta mole. También utilizaban al reverso el sistema 911 para llamar a los residentes y advertirles del peligro que acechaba. Los helicópteros del noticiero filmaron toda la violencia que se desarrollaba desde los aires.

El vehículo sobrecargado resultaba difícil de controlar y se desvió ampliamente a través de las calles. Pero, Heemeyer aún se mostró capaz de buscar y golpear a objetivos específicos. La excavadora demolió sin esfuerzo coches y edificios, incluyendo la casa de un ex alcalde, la oficina de un periódico que había tomado partido contra él en una edición. Atacó los negocios de un ex concejal de la ciudad y el ayuntamiento. A pesar de la destrucción de la propiedad, ningún civil había muerto o resultado herido. La policía de Granby solicitó una excavadora industrial para enfrentar equipos pesados ​​contra equipos pesados, pero la Killdozer simplemente hizo a un lado al adversario más ligero.

El fin de Heemeyer.

Tras una hora de caos y destrucción, el bulldozer derribó trece estructuras y estaba en camino a su próximo objetivo: Gamble’s Hardware. Sin embargo, el daño de las armas pequeñas y el peso extra de la armadura estaban cobrando factura al pesado vehículo. Al radiador se le había soltado un escape, y el Killdozer estaba perdiendo potencia. Después que la máquina se estrellara en la pared de una ferretería, el piso bajo de la bestia cedió. Y el extremo delantero de la excavadora cayó en un sótano poco profundo. El motor luchó, pero su mismo peso mantuvo al monstruo en su lugar.

Con los equipos SWAT rodeando al Killdozer herido, uno de los agentes escuchó un solo disparo, amortiguado desde dentro de la cabina. El vehículo no se volvió a mover, poniendo fin a un frenesí de destrucción de 2 horas y 7 minutos. Una destrucción que causó daños por US$7 millones. Emplearon explosivos para tratar de abrir aquel tanque artesanal, pero al final tomó doce horas, un soplete de oxiacetileno y una grúa para levantar la armadura superior. Dentro, encontraron a Heemeyer sin vida. Se había pegado un tiro con una pistola .357. Resultó el único deceso en aquella ola de destrucción.

Legado de Marvin Heemeyer.

Actualmente, una serie de grupos que idolatran a Heemeyer y su lucha contra un sistema corrupto. Celebran su ingenio, ambición y su esfuerzo valiente para evitar víctimas. Pero es poco probable que Heemeyer se merezca el crédito por la falta de lesiones graves o muertes. Muchos de los edificios que arrasó momentos antes estaban ocupados. También hubo pruebas de disparos del tanque en varios puntos de la ciudad. Incluyendo un intento de detonar un alijo de tanques de propano. Y otro intento de empujar una pared sobre un par de policías

Legado de Marvin Heemeyer

Una vez que abrieron la cabina del Killdozer y sacaron a Heemeyer, la policía inventarió sus numerosas armas. También encontró en su lista de objetivos, además de edificios y negocios, nombres de personas. Con el fin de evitar que se acumularan admiradores del Killdozer, la excavadora terminó desmantelada y sus partes terminaron esparcidas entre muchos desguaces separados.

La historia de Marvin Heemeyer es un episodio de locura desmedida, presuntamente alimentada por los intereses financieros y la corrupción del gobierno.

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