En la década de 1960, cuando la economía de Japón empezó a recuperarse tras la Segunda Guerra Mundial, la industria ferroviaria hizo su aparición en el país. A lo largo de estas seis décadas, los trenes han impulsado el desarrollo del país implementando tecnología e innovación de forma continua.
Para 1970, surgió el concepto de “tren nucturno”, un servicio especial de tren que entró en desuso tras la popularización del tren bala, los vuelos locales y la reducción en los costos de viaje en autobús. Prácticamente desaparecieron y la cantidad de pasajeros que optaba por recorrer grandes distancias viajando en tren por la noche cayó de forma drástica.
Los únicos trenes nocturnos que sobreviven en el Japón moderno son el Sunrise Izumo y el Sunrise Seto, operados por la Central Japan Railway Company y West Japan Railway Company. Parten de Tokio como un solo tren de 14 vagones, y al arribar a la estación de Okayama se dividen en dos. El Sunrise Seto lleva los pasajeros a Takamatsu, mientras el Sunrise Izumo se dirige a Izumo.
De regreso, los trenes vuelven a unirse en la misma estación que se dividieron y regresan a Tokio como un solo tren.
Al interior de cada vagón se pueden encontrar cabinas privadas en lugar de los tradicionales asientos. El piso está alfombrado e incluso ofrecen el servicio de regadera (que cada pasajero tiene derecho a usar 6 minutos al comprar una tarjeta). Para los recintos de cinco estrellas, los beneficios son mejores pues incluyen chimenea, cenas con menús preparados por chefs reconocidos y vagones con vista panorámica.
Debe ser genial pasar algunas horas en un vagón así. Cuando se viaja con estos lujos, lo último que se quiere es llegar a destino.